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La gran conversación


La reunión del Dalái Lama con el biólogo chileno Humberto Maturana en India, extendida en dos sesiones, fue mucho más que un encuentro protocolar. Fue una reunión de trabajo y, sobre todo, una conversación. 

El piloto dice que nos preparemos para el aterrizaje en pocos segundos. Nueva Delhi nos espera y por las ventanas del avión no se ve nada. Es invierno en India y los altísimos niveles de contaminación, más algo de neblina durante todo el día, hacen que apenas veamos la pista de aterrizaje en la zona del aeropuerto.

Es un viaje relámpago. El motivo: observar, escuchar y reflexionar en torno a una “sesión de pensamiento” acerca del pasado, presente y futuro de la humanidad -en el más amplio de los sentidos- junto a su santidad el Dalái Lama y el Premio Nacional de Ciencias chileno Humberto Maturana.

El equipo se compuso por Maturana  junto a su socia, amiga y compañera de investigación, Ximena Dávila; también estuvo presente Mauricio Fredes, fundador de la primera escuela budista instalada en Chile, la Escuela Francisco Varela de la comuna de La Reina; Sebastián Gaggero, joven aprendiz de Maturana, también miembro de la Escuela Matríztica; el director creativo de Digital Bond, Ernesto Jara, y quien escribe, en representación del Festival Internacional de Innovación Social, FIIS, donde Maturana habló ante más de tres mil personas en el Movistar Arena antes de un concierto de Fito Páez.

Si bien la gestión de esta reunión -digo “reunión”, porque siempre fue algo mucho más allá de una audiencia “para la foto” en donde usualmente apenas se intercambia un par de palabras: aquí fue un encuentro de viejos conocidos- se inició hace unos tres meses atrás cuando desde Matríztica se pusieron en contacto con las oficinas de la embajada tibetana en Estados Unidos, para cumplir el deseo que tanto Maturana como el Dalái Lama se habían manifestado en cartas y encuentros informales en cumbres anteriores.

Hoy el Dalái Lama, según sus propias palabras, dejó de ser un líder religioso y se convirtió en líder político, preocupado de mantener y unir a la cultura tibetana, ya que tras la intervención militar china a las tierras que ocupaban desde sus ancestros, tuvieron que emigrar a distintos lugares del mundo. Él mismo, por ejemplo, vive actualmente en Dharamsala, India.

Es en este contexto, donde busca comprender y abrirse a entender mejor las distintas visiones de todo el mundo, que decide juntarse con el biólogo chileno.

El lugar elegido para la reunión fue el Tibetan Youth Hostel, de Nueva Delhi, un edificio viejo, pero construido con especial cuidado al estilo tibetano, con un patio central para los rituales sagrados y creado para albergar a cientos de jóvenes tibetanos que están en Nueva Delhi comenzando a estudiar.

“Yo aprendí de Maturana el desapego”, es una de las frases que, según sus asesores, siempre repite el Dalái Lama. La dice en escritos y conferencias alrededor del mundo y ahora, pues, están frente a frente.

-¿A ti te gusta el protocolo?-, dice el Dalái Lama.

-La verdad es que no sé, me da igual-, responde Maturana.

-A mí me carga el protocolo; por favor, pongámonos cómodos-, pide el Dalai antes de sentarse a conversar.

El encuentro, en principio, iba a durar una hora, pero se extendió por casi dos. Todo el tiempo el espíritu fue la conversación. Era una constante explicación de cada una de las dos visiones.

Cuando todo parecía terminar, pasó lo inesperado. El Dalái Lama dijo:

-¿Hasta cuándo se quedan en la ciudad? Tengo algunas dudas, ¿nos podríamos juntar mañana a conversar por favor?

-Sí, por supuesto, ¿a qué hora es la que más los acomoda?-, respondió Maturana.

-A las diez vendrán unos rusos y en la tarde no puedo; si llegan a las ocho y media, podemos conversar hasta las 10.

Y así fue. Llegamos temprano, y este encuentro sí que fue de trabajo. Maturana se esforzó en mostrarle al Dalái Lama parte de sus experimentos, con pizarra en mano, en donde los conceptos y pasos fundamentales a tratar fueron la “biología”, “ciencia” y el “entendimiento”.

Uno de los momentos más notables fue cuando el Dalai Lama comenzó a exponer su mirada sobre la trascendencia del espíritu y la terrenalidad del cuerpo. Fue ahí cuando Maturana lo interrumpió: “Pero si el espíritu y el cuerpo son lo mismo”, dijo. El Dalái Lama quedó en silencio, con la mirada fija, unos 20 segundos, pensando.

Ya tienen una fecha de encuentro para el 2014.  La conversación continuará.

1 comentario:

  1. Espero que no sea broma de inocentes :) .. ¿Cuando y donde sigue esta interesante conversación??

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