Una entrevista de hace algún tiempo (un año o poco más)
antes de que cambiara de residencia de Brasil a Bélgica
para hacerse cargo de Europa, África, Medio Oriente y Rusia
de International Paper, la mayor empresa del mundo en su rubro.
Máximo Pacheco Matte: "A los empresarios chilenos les falta atreverse en Brasil"
El ejecutivo de International Paper habla del fuerte desarrollo de la
economía brasileña y de la incursión de CMPC en ese mercado. En el terreno político descarga duras críticas a la candidatura de MEO.
Se apresta a cumplir su sexto cumpleaños como máximo ejecutivo de
International Paper (IP) en Brasil. Aterrizó en Campinhas en octubre
de 2003. Desde entonces, la base productiva de IP se ha multiplicado
más de dos veces y media. "Cuando llegué fabricábamos 400.000
toneladas de papel para imprimir y escribir y ahora estamos
produciendo 1.000.000 de toneladas", cuenta con un no disimulado
orgullo.
Hace un par de años, Máximo Pachecho se trasladó a Sao Paulo, desde
donde comanda a la empresa que produce una de cada tres hojas de papel
que se consumen en América Latina. "La demanda por papel está
creciendo muy fuerte en Brasil. Al lado de cada computador - en Brasil
hay 45 millones, que es casi el 50% de casi todos los que existen en
América Latina- hay una impresora que necesita papel. Si a eso le
sumamos la demanda de cuadernos y libros, el futuro para esta
industria es más que promisorio", dice Pacheco.
Y no cabe duda de que se ha convertido en hincha de ese país. "La
gente piensa que Brasil es fútbol, samba, música y no sabe que en el
ambiente empresarial existe un Brasil de excelencia. Para mí ha sido
un gran descubrimiento ver muy buenas prácticas empresariales, en
términos de eficiencia operacional, de gestión, de funcionamiento del
mercado de capitales. La gente trabaja acá mucho y bien. Y eso ha sido
muy estimulante en lo profesional", dice.
Desde otra perspectiva, añade que "lo mejor de este país son los
brasileños y las brasileñas", porque son un pueblo que de verdad acoge
bien al que llega". Y no es extraño que así sea, porque como él mismo
explica, es una nación que se ha formado por fuertes corrientes
migratorias. "En Sao Paulo hay 2 millones de japoneses, la mayor
colonia fuera de Japón. Hay 5 millones de libaneses, y hubo grandes
migraciones holandesas, alemanas e italianas. En el siglo pasado, el
45% de la población de Sao Paulo hablaba italiano. Esto da origen a un
país donde se respeta mucho la diversidad porque es producto de la
integración de culturas muy distintas. Pero a diferencia de Estados
Unidos, acá no hay afro-americanos, ni chino-americanos, ni
germano-brasileños. Acá todos son brasileños".
Otra de las características que destaca es que siendo un país con una
enorme desigualdad, y una distribución del ingreso tan dispar como la
chilena, tiene una enorme movilidad social. Algo que, señala, se
percibe al ver la capacidad de emprendimiento de los brasileños. "Tal
vez porque hay muchas oportunidades, el tamaño de la economía, los
procesos migratorios o la imaginación, pero acá hay una base
emprendedora muy amplia y profunda". Y aunque no lo dice
explícitamente, queda flotando en el aire la comparación con Chile.
Diversidad y movilidad social, ¿los echa de menos en Chile?
No me gusta mucho comparar. Pero efectivamente, Chile posee una
cultura muy conservadora. Hay todavía grandes desafíos para crear una
base de emprendimiento mayor. A lo mejor tiene que ver con la
estructura de mayor concentración de ciertos sectores económicos y que
dificulta la entrada de nuevos actores. Por otro lado, nuestra
relación con el riesgo es distinta a la de los brasileños. Parte del
éxito de sus emprendedores está ahí.
¿Pero se observa algún cambio en los chilenos que están llegando a
invertir en Brasil?
Lo que verdaderamente hacemos los chilenos en Brasil es turismo. Y los
brasileños lo que hacen en Chile es esquiar. La relación económica es
muy insuficiente, excepto por el comercio, pero está muy concentrada
en cobre. En el caso de Brasil, el comercio está focalizado en
automóviles, vehículos de transporte y algún tipo de equipamiento.
Pero hay poca inversión extranjera. En 2009 van a llegar a Brasil
45.000 millones de dólares de todo el mundo, principalmente de China,
Europa y Estados Unidos. Nosotros, estando a tres horas y media en
avión, somos parte de una misma región, pero tenemos temor de invertir
en Brasil. A la empresa y a los empresarios chilenos le falta
atreverse en Brasil.
Pero se han atrevido en otros países de la región, como Perú. ¿Por qué
cree que no llegan a Brasil?
Porque el chileno es conservador, le tiene miedo al tamaño, y a la
complejidad de la estructura tributaria y legal brasileña. Eso es un
grave error. Chile necesita continuar creando riqueza y cada vez que
una empresa chilena es exitosa, aunque sea en otro país, al final es
un éxito chileno.
¿La compra que hizo CMPC de la gigantesca Papelera Aracruz marca un
punto de inflexión en los negocios que ha hecho Chile con Brasil?
Efectivamente, este movimiento de una empresa tan importante como CMPC
marca un punto de inflexión que espero sea seguido por otras empresas
chilenas para identificar las oportunidades que existen en Brasil.
Podemos y debemos seguir avanzando en el desafío de construir empresas
chilenas regionales que así consigan crecer de manera rentable y crear
riqueza para los chilenos.
Y en ese sentido, ¿cuánto se le puede atribuir a Lula el haber
transformado a Brasil en un país más interesante?
Este país tuvo una historia de hiperinflaciones tremendas. En los
últimos 15 años se ha dado una dura batalla para controlar la
inflación. Como eso se ha logrado, ya se tiene la primera condición
para crecer. Con ello se consigue crear un ambiente favorable a la
inversión y al consumo. Por otra parte, el gobierno de Lula ha sido
una sorpresa para todos. Ha sido muy exitoso en el diseño de políticas
sociales que han permitido darle recursos a sectores que necesitan
mejorar su calidad de vida. Lula lo ha hecho muy bien, y de ahí su
popularidad.
¿Cómo ha financiado su programa social?
Con crecimiento económico, con pagos más bajos de la deuda pública
producto de menores tasas de interés en el mundo y con impuestos, sin
que eso signifique inflación.
¿Cómo sufrió Brasil la crisis global?
Cuando el 15 de septiembre del año pasado quebró Lehman Brothers, se
cerraron los mercados de crédito, y eso impactó. Después, cuando se
veía todos los días cómo los bancos norteamericanos quebraban, cómo
caía el mercado accionario, cómo subía el desempleo, la gente se
asustó. A fines del año pasado vivimos una contracción fuerte que en
algunos casos fue sobrerreacción. Los consumidores y las empresas
brasileñas empezaron a ponerse más cautelosos. El sector donde se
sintió más fue el automotriz, especialmente el primer trimestre de
2009, pero después de tres meses de fuerte caída ya se recuperó.
"Va a ganar Frei"
Al analizar la coyuntura política, Pacheco no se sorprende con el alto
apoyo a la Presidenta Michelle Bachelet. "Fui un gran partidario de su
candidatura, antes de que las encuestas CEP marcaran esa popularidad,
y cuando la popularidad no la acompañaba mucho", recuerda. Y menciona
tres atributos que la han llevado a esos niveles de apoyo. "Primero,
consistencia. Ella ha apoyado la política económica que ha liderado el
ministro de Hacienda, Andrés Velasco, más allá de las críticas que en
su momento recibió", dice. "Segundo, ella se comunica muy bien. La
gente puede entender que hay problemas, pero lo que no puede entender
es que no se los expliquen, y ella ha tenido una actitud súper
positiva explicando las dificultades y compartiendo las
incertidumbres. Y tercero, su cercanía", concluye. Con satisfacción,
afirma que todos aquellos que dijeron que no estaba preparada para el
cargo se equivocaron profundamente.
Pero esa popularidad no se traspasa al candidato de la Concertación.
¿Por qué Frei no entusiasma?
Bachelet tiene ciertos atributos que no son traspasables. Además, esta
idea de gobernar Chile a través de una coalición de centro izquierda
ha sido una gran idea. Chile es un país de centroizquierda,
sociológicamente, culturalmente, socialmente, antropológicamente. Esto
no siempre ha sido así. Siempre se pensó que Chile era un país de tres
tercios, hasta que vino la Concertación y diseñó esta forma de
gobernar. Si uno consulta la opinión de los chilenos sobre lo que ha
sido la obra de estos 20 años, la gran mayoría ve cómo su vida ha
cambiado para mejor. Por eso, hay un gran apoyo a la Presidenta y a la
Concertación.
¿Cómo entender entonces que no lidere en las encuestas?
Tenemos por un lado un candidato de derecha que no ha logrado
construir una mayoría. Ese candidato continúa siendo percibido como de
derecha o de extrema derecha, y no ha conseguido acercarse al centro.
Lo único que ha pasado es que se levantó una candidatura que no cree
en la Concertación y que piensa que no da para más, que se ha estado
permanentemente autoflagelando, y esa candidatura ha erosionado algo
el apoyo que en las encuestas ha tenido el candidato de la
Concertación. Pero sigo convencido que, primero, nadie va a ganar en
primera vuelta. Segundo, que la segunda vuelta va a ser entre Frei y
Piñera. Y tercero, que va a ganar Frei.
¿Pero la candidatura de MEO no muestra el agotamiento de la Concertación?
Para nada. No existe nada más importante como país joven que somos que
perseverar. La Concertación ha dado enormes frutos al país, le ha dado
una conducción política estable, paz social, logros económicos y
sociales y ha construido un país que es admirado internacionalmente.
Yo vivo hace casi seis años fuera de Chile y la admiración que provoca
el éxito de Chile es inmensa. Un éxito que ha estado liderado por 20
años por la Concertación.
¿Y no cree que las caras de la Concertación están medio desgastadas,
que faltan líderes jóvenes?
La Concertación tiene muchos líderes, mucha gente preparada. Pero sí
creo que uno de los grandes desafíos, tal vez el mayor que tiene la
Concertación, es abrirle paso a esas nuevas figuras y que necesitan
asumir nuevas responsabilidades.
¿Es bien patético que de los 138 cupos de diputados que se están
jugando, hay 119 que se están repitiendo el plato?
Ese asunto de nuestra capacidad de renovación no es solo un tema de la
política y de los partidos. Pienso que como país tenemos este mismo
problema en muchas esferas. A mí me encantaría ver caras nuevas en las
empresas, en nuestros líderes sociales y sindicales. El país tiene esa
tarea pendiente. Cuando me vine a Brasil tenía una grave preocupación.
Que si volvía a Chile después de algunos años, no iba a conocer a
quienes dirigían las empresas. Y vuelvo a Chile y conozco a todas las
personas. Son los mismos.
¿Cómo interpreta el fenómeno de MEO en términos de captar el voto de jóvenes?
Es un grupo que lleva muchos años flagelándose con la Concertación. Lo
interpreto como un proyecto personal y familiar, pero no puedo negar
que refleja una cierta insatisfacción con la dificultad que ha tenido
la Concertación para abrirle espacio a las nuevas generaciones.
¿A quién le hace más daño MEO, a Frei o a Piñera?
El fenómeno MEO le hace daño a la política. MEO ha logrado degradar la
política por la forma como se expresa de los partidos políticos y de
los dirigentes políticos.
En la eventualidad de que Piñera gane, ¿cree que haría un buen gobierno?
El mayor problema en un gobierno de Piñera es que deje de gobernar una
coalición de mayoría: una coalición de centroizquierda. El tema no es
la persona, sino el diseño. Es bueno para Chile, para su
gobernabilidad, que la coalición de mayoría gobierne, y esa coalición
en Chile se llama Concertación.
¿Está convencido que gana Frei?
No, no estoy convencido, en el sentido que todo el mundo sabe que en
democracia hay que esperar que se cuenten los votos. Creo que va a ser
una elección muy competitiva. Pero Chile es un país de centroizquierda
y el que representa a la centroizquierda en Chile es Frei.
¿Le decepcionó que Ricardo Lagos no se la jugara más por ser el candidato?
Me dio pena. Lagos fue un tremendo presidente y habría sido un
tremendo líder de la Concertación. Pero al final, él tomó una decisión
diferente que es respetable. Hoy soy un entusiasta partidario de Frei.
Hay tres cosas que admiro en él. Primero, su perseverancia. Segundo,
su compromiso, con la Concertación. Y tercero, su capacidad de tomar
riesgo porque esta elección no es una sandía calada. Es una disputa
electoral, peleada, y él tomó ese riesgo.
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