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Argumentos falaces

ROLF LÜDERS, DIARIO LA TERCERA, VIERNES 9 DE MAYO DE 2014HTTP://VOCES.LATERCERA.COM/2014/05/09/ROLF-LUDERS/ARGUMENTOS-FALACES/congresocavalloSUBIR



El debate en torno a la reforma tributaria sigue siendo álgido y la opinión pública -de acuerdo a entrevistas televisivas- está absolutamente confundida. La materia tributaria es extraordinariamente compleja, no hay una gran cantidad de evidencia empírica y,desafortunadamente, a menudo los participantes en el debate público usan argumentos falaces que de tanto repetirse se convierten en verdades.
Es común escuchar a algunos señalando que la reforma tributaria no tendría impacto sobre el crecimiento económico, el empleo y los salarios, mientras que otros -en ocasiones con estimaciones en mano- sostienen lo contrario. Por ejemplo, Felipe Larraín afirmó en la Cámara de Diputados, basado en estimaciones realizadas a partir de varias investigaciones previas, que el aumento del impuesto corporativo del 20 al 35% y la eliminación del Fondo de Utilidad Tributaria (FUT) afectarían el crecimiento en un año entre un 0,6 y un 0,9% del PIB.  Otras estimaciones que he visto caen en similar rango.
Para probar lo contrario -que la significativa alza tributaria propuesta no afectará la tasa de crecimiento económico- es común escuchar que (1) en  1990, a raíz de un recordado acuerdo entre el ministro de Hacienda de la época, Alejandro Foxley, y el entonces senador Sebastián Piñera, se aprobó un alza de impuestos para recaudar alrededor de un 2% del PIB y que (2) este aumento impactó positivamente la trayectoria de crecimiento del país.
Es cierto que se incrementaron los impuestos y que luego aumentó la tasa de crecimiento económico. Sin embargo, tal como se hace, la asociación de ambos hechos es falaz. Lo que sucedió, entonces, es que ese acuerdo entre Foxley y Piñera vino a ratificar la prometida política de los consensos, que redujo drásticamente la incertidumbre asociada al cambio de régimen político. Habría cambios, pero sin una modificación en las bases del sistema. La evidencia al respecto es muy robusta (ver Jadresic y Zahler, 2000) y el efecto sobre el crecimiento de la ola de inversiones que siguió a esa señal compensó ampliamente el impacto negativo del aumento tributario.
Similar argumentación falaz usan algunos para negar el impacto negativo de la actual reforma propuesta.  Estos mismos, presionados por la evidencia empírica al contrario, argumentan que hay otras políticas que se estarían implementando -notablemente en el área energética, pero también en otros sectores- que aumentarían en el corto plazo la productividad y más que compensarían el efecto del aumento tributario. Esto puede ser verdadero, pero no por eso el efecto de la reforma tributaria deja de ser negativo.
Lo sensato es reconocer los efectos de la reforma, dejar de usar argumentos falaces y reconocer que la actual situación es muy distinta de aquella de 1990, en que simultáneamente con la aprobación de la reforma tributaria, se ratificó una señal de continuidad del sistema económico. En las actuales circunstancias -en que se están cuestionando algunas bases del sistema, y el vendaval de las demás reformas anunciadas, pero todavía indefinidas, produce gran incertidumbre- no se darán, por ningún motivo, los efectos económicos compensatorios positivos observados hace dos décadas.

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