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¿Sólo arrogante fraseología?‏


Diario El Mercurio, Jueves 17 de abril de 2014

La soberbia política

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Al instalarse el nuevo gobierno, personeros y políticos utilizaron un tonito de sobrevaloración de sí mismos sorprendente. Antes, el programa venía denotando fraseología de por sí arrogante: "entrega los cimientos para un nuevo ciclo".

Quien inicia un proceso, incluso creyéndolo de buena fe muy novedoso, no debe autocalificarlo. Las etapas históricas se definen retrospectivamente. Es impropio declararlo antes de hacer nada. Pero se expandió el contagio: "Esta agenda laboral va a marcar un antes y un después" (Javiera Blanco). "A partir de ahora, debería hablarse de un antes y un después en relación a la educación", y, sobre las universidades estatales, habrá "un proceso refundacional" (Eyzaguirre). "Queremos derribar los pilares que rigen la educación" (Rossi). Ante reprobaciones por fallidas designaciones, "no nos hacemos ninguna crítica" (Elizalde). "Tenemos la experiencia y vamos a gobernar desde el primer día para recuperar el tiempo perdido" (Arenas). ¿Empezar de cero? "Yo diría que es la avalancha ciudadana" (Navarro).

El programa es un texto venerable para estos círculos, casi un dogma. Otra prueba de soberbia. La historia demuestra que ningún gobierno ha cumplido todo lo prometido, ni tampoco tal cual pensaba realizarlo.

¿A qué atribuir tanta soberbia? ¿Será juventud, inexperiencia, comienzo ansioso o derechamente fundado en posiciones ideológicas? Mas el conglomerado gobernante no parece contaminado de igual modo. Hay prudencia entre quienes tienen trayectoria y cultura política. Ponen frenos a las actitudes impetuosas. ¿Predominará ese criterio? El ministro Peñailillo llamó a tener "cuidado con crear debates artificiales", y un segundo político advirtió contra "provocar fisuras", agregando que por eso él andaba "con parches curitas" (Andrade).

De ser ciertas algunas declaraciones de militantes multipartidarios sobre temas clave, no parece que generen un debate "artificial" y su apariencia es más que la de meras fisuras. Imposible citar la discusión sobre estatización educacional o sistema mixto entre la dupla Quintana-Girardi y la de Escalona-Walker, pero es de fondo: difícil parcharla con "curitas". Incluso aquellos calificaron de "conservadora" la posición de Escalona, señalando Quintana que se siente en las "antípodas" ideológicas del militante socialista y, para qué decir, del senador Walker.

¿Y respecto de la asamblea constituyente como mecanismo para aprobar la nueva Constitución? Ya sabemos: es apoyada por el PPD, MAS y PC -Andrade mudo, atento a la Presidenta-, y rechazada por la DC. Walker y su gente argumentan que la "carta de navegación" fue establecida por la propia Mandataria: proceso democrático, participativo e institucional. Más graves, sin embargo, resultan las divergencias sobre la convivencia política. "Los tiempos de negociar o la política de los consensos se acabaron"; para eso "hay una mayoría clara que se manifestó a favor de los cambios" (Rossi, Girardi, Teillier). Dos figuras de la política chilena salieron al paso: "una sociedad democrática no puede existir sin consensos" (Insulza); "La política de los acuerdos nunca deja de tener vigencia" (Zaldívar).

Es claro, hay sectores que son presa de soberbia política -antidemocrática por esencia- y el bloque aloja contradicciones fundamentales. "Es grave que algunos propicien un giro a la izquierda, es doblemente grave si va asociado a un modelo refundacional" (Walker). Sin política de consensos, ¿qué queda? ¿Lo recuerda el lector?, "avanzar sin transar" o, como dijo un joven diputado, aludiendo a dichos de Quintana: "Soy partidario de avanzar incansablemente para terminar con el Estado neoliberal" (Boric). Que los moderados concertacionistas recuerden lo vivido en Chile por soberbias políticas.

2 comentarios:

  1. Comentario de lector Gonzalo Barros Almarza en blog asociado a la columna de Álvaro Góngora
    La soberbia política
    Diario El Mercurio, jueves 17 de abril de 2014
    http://www.elmercurio.com/blogs/2014/04/17/21130/La-soberbia-politica.aspx


    (1) En política la gente suele tener muy mala memoria y no está de más recordar los programas y posturas de las pasadas presidenciales.

    ¿Quién fue la candidata más atacada por los infantiles revolucionarios de izquierda? ¿Cuál fue la candidata que ningunearon los dirigentes de la CONFECH?

    ¿A quién se dirigía los principales dardos venenosos y fanáticos de Claude? ¿A quién atacaba por “inconsecuente” y poco creíble MEO? ¿De quién se burlaba la señora Miranda?

    Está claro que para los infantiles revolucionarios Bachelet es una especie de quinta columna, un freno a sus afanes de querer terminar con la actual institucionalidad e imponer un modelo revolucionario. Está claro también que los únicos de izquierda dura que prefirieron estar con Bachelet fueron los comunistas. ¿Motivos? Habría que preguntarle a ellos; es obvio que pertenecer eternamente a una ínfima minoría, sin acceder a ninguna cuota de poder de la institucionalidad estatal, es poco atractivo y algo depresivo.

    ¿O alguien cree que la izquierda dura dentro de la nueva mayoría cuenta con fuerza suficiente para imponer la agenda que le plazca? El que crea algo así que lea la carta de ayer de Carlos Peña sobre las reformas en educación y lo que pesan los líderes de la Confech en estas. O las apreciaciones de Bachelet acerca de no hacer un nuevo Transantiago con la reforma educacional.

    (2) Es que la nueva mayoría está dividida, ideológicamente dividida; antes podían jugar a que estaban más unidos por que le echaban la culpa a los equilibrios en el parlamento (con la derecha más representada) como el obstáculo para los cambios. Ahora, con la centro derecha en el 40% de los votos y la nueva mayoría dividida en dos bloques, el ala dura de la nueva mayoría (los autoflagelantes) pueden hacer de bravucones, hacer gala de manejar retroexcavadoras pero, están obligados a entenderse con los moderados o más sensatos. Si no, sencillamente, no tienen votos para hacer lo que buscan hacer.

    En política los votos de todos valen y confundir la nueva mayoría con los panfletos de Claude, MEO, o los infantiles revolucionarios de la CONFECH es equivocarse demasiado. En el stage back Bachelet, Peña y Lillo y los más sensatos la tienen clarísimo ¿Cómo olvidarse de los “tratos” que los infantiles revolucionarios le daban a Bachelet en los debates presidenciales?

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  2. (3) En política hay gente que se confunde y suma o resta mal; creen que han llegado a La Moneda los encapuchados y los que se iban de molotvs en las protestas del 2011. Son ingenuos, no se dan cuenta que le han servido para “resucitar” a la centro izquierda que, con el disfraz de “nueva mayoría” sigue vivita y coleando. ¿O alguien cree que Walker y los auto complacientes no van a participar de la reforma educacional, tributaria o constitucional? No solo van a participar; si no participan no hay ninguna reforma, porque no hay votos para cosas que no sean sensatas y consensuadas.

    ¿Aterrizarán algún día los infantiles revolucionarios o siguen soñando con que el viejito pascuero les regale una retro excavadora?

    En política también vivimos de espejismos.

    Nadie hasta ahora ha dado una explicación sensata de cual es el motivo para la tremenda abstención de las últimas elecciones.

    Sabemos que cambió el padrón y que con el voto obligatorio e inscripción voluntaria, los votantes eran cada vez más una minoría.

    Pero, ahora que cambió el padrón, ¿cambió algo la cosa?

    Sigue más menos igual; la base de votos de Bachelet es prácticamente idéntica a los votos que tuvo el 2009. Quien perdió una cantidad significativa de votos fue la centro derecha; es decir, votaron menos ciudadanos y quienes se restaron fueron votantes de centro derecha.

    ¿Qué irá a pasar en las próximas elecciones? ¿Cambiarán los resultados y la fuerza gobernante recibirá el “castigo” propio del desgaste de gobernar?

    ¿Qué pasará con los ciudadanos quemeimportistas más adelante (el partido político más grande de Chile, la verdadera nueva mayoría)? ¿Seguirán ausentes de cualquier elección? ¿Engrosarán su lista de “adeptos” y cada vez habrá mayor abstención?

    No lo sabemos pero, enredados en los juegos de que somos supuestas mayorías no vemos (y en eso somos ciegos) como las grandes mayorías, hace ya bastante tiempo, le dan vuelta la espalda a la política y los políticos sean del signo que sean.

    Ya veremos…

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