Parte con esquíes, sigue con alas artificiales y termina con paracaídas.
"La humanidad siempre imaginó esto", dice.
por Héctor Opazo M.
Diario El Mercurio, jueves 21 de agosto de 2014
Se llama Ramón Rojas, tiene 35 años y es de San Vicente de Tagua Tagua.
Es, hoy, el principal exponente del Base Jump , una prueba que consiste,
básicamente, en arrojarse desde una cumbre para volar con alas artificiales
-como un "hombre pájaro"- y descender en paracaídas a un punto seguro.
-¿Es una locura?
"No tanto. Para mí, era una forma de combatir el vértigo que me afecta.
Además, siempre he esquiado y así puedo juntar dos de las pasiones
que más me gustan. Es una experiencia única", responde Rojas,
que acaba de conseguir una especie de récord mundial,
tras lanzarse casi desde la cumbre del cerro El Plomo,
esquiar por su ladera y continuar en vuelo libre hasta el río Olivares.
-¿Por qué lo hace?
"¿Por qué no? Los riesgos están controlados.
Si no me hubiera sentido seguro,
si las condiciones no fueran las óptimas,
no me lanzo. La seguridad está primero".
-¿Qué se siente arriba?
"Son apenas unos segundos,
pero es como si pasaran en cámara lenta.
Tus sentidos se exacerban,
sientes lo que siempre soñó la humanidad,
desde el mito griego de Ícaro.
Disfrutas cada momento.
No hay miedo, si tuviera miedo, no lo haría".
La voz le cambia cuando habla de sus amigos.
"Se hacen listas de gente que no vuelve.
Tengo muchos amigos entre ellos...
Aunque no pienso en eso ahora,
quiero elegir el momento para retirarme.
No quiero ser una estadística más", reflexiona.
"He saltado en Suiza, Noruega,
Italia, Brasil, China, Malasia...
ya sé cuándo hay más riesgo, y cuándo, menos".
"Por ahora lo disfruto, por eso lo hago.
Cuando deje de sentir eso, cuando sienta miedo,
cuando sea obligación, no saltaré".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS