Incertidumbre y crecimiento
Contra todos los pronósticos, el Imacec de junio indicó una variación de la actividad económica de sólo 0,8% en 12 meses. Diferentes analistas privados habían pronosticado una variación de entre un 1,5 y un 2,5%. Estos pronósticos ya eran bajos comparado con un potencial de crecimiento de la economía que todavía supera el 4%.
La noticia remeció al mercado, a pesar de que una golondrina no hace verano. También ha tenido consecuencias en algunos círculos políticos de la Nueva Mayoría, que parecen haberse percatado ahora que el crecimiento económico en Chile no está asegurado. Por ejemplo, Ignacio Walker declaró que “cuando hablamos de equidad no podemos olvidar que sin crecimiento no hay equidad, y que no se puede repartir ni distribuir lo que no se produce. Por lo tanto, yo espero que como gobierno establezcamos una clara agenda pro crecimiento una vez concluida la reforma tributaria”. O al senador se le ha olvidado que el gobierno ya tiene tal agenda, cosa poco probable, o está sugiriendo que la existente no logrará su objetivo.
La noticia remeció al mercado, a pesar de que una golondrina no hace verano. También ha tenido consecuencias en algunos círculos políticos de la Nueva Mayoría, que parecen haberse percatado ahora que el crecimiento económico en Chile no está asegurado. Por ejemplo, Ignacio Walker declaró que “cuando hablamos de equidad no podemos olvidar que sin crecimiento no hay equidad, y que no se puede repartir ni distribuir lo que no se produce. Por lo tanto, yo espero que como gobierno establezcamos una clara agenda pro crecimiento una vez concluida la reforma tributaria”. O al senador se le ha olvidado que el gobierno ya tiene tal agenda, cosa poco probable, o está sugiriendo que la existente no logrará su objetivo.
Para juzgar lo último, es importante no errar el diagnóstico. La disminución de la tasa de crecimiento económico se originó a raíz de una violenta caída de la inversión a partir de fines del año pasado, cuyos efectos se han ido diseminando a lo largo de toda la economía.
La menor inversión se puede haber producido por múltiples factores, pero la única forma de explicar una caída mucho mayor en Chile que en otros países productores de materias primas, habiendo descartado errores de conducción macroeconómica, es por la incertidumbre generada por el amplio programa de reformas -a menudo refundacionales y apenas esbozadas- del gobierno.
Ya lo advertía Felipe Larraín, ministro de Hacienda del gobierno anterior, al ser consultado si mantenía su opinión sobre un probable frenazo en la inversión por algunas ideas en el programa de Bachelet. Su respuesta fue: “Por supuesto. Hice este planteamiento en junio (se refiere a 2013) y todos los antecedentes posteriores han corroborado esa tesis. Los economistas que han estudiado la inversión saben que existe vasta literatura teórica y empírica sobre los efectos perniciosos que causa la incertidumbre sobre la inversión”.
Para recuperar pronto los niveles de inversión en Chile no basta con implementar una agenda que pretenda aumentar la productividad. Este tipo de programas toman tiempo en implementarse y tienen generalmente sólo efectos a mediano y largo plazo. Además, la experiencia sugiere que la política monetaria, y sobre todo la política fiscal, en una economía como la nuestra, y en momentos de gran incertidumbre, tienen efectos muy limitados. Hay que atacar el origen del problema, que es la incertidumbre. Me aventuro a sugerir que se puede tener un cambio virtuoso, que requiere venir acompañado de baja incertidumbre, si se opta -implícita o explícitamente- por los procedimientos adecuados. Uno de estos procedimientos podría ser la política de los acuerdos, pero debe haber otros.
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