El siguiente artículo me hizo recordar la época del colegio de los 'stands' que construíamos para el Pep Rally. Hace cuarenta y cincuenta años atrás, nos faltaba a algunos el oficio, y tal vez algo de imaginación y audacia para haber hecho cosas parecidas a las que hace 'Don Lucho', este artista chileno que se presenta a continuación. Aunque, a decir verdad, algunos de los mejores stands no habrían desmerecido: como el castillo de San Jorge, con puente levadizo, la Torre Eiffel, un helicóptero, la marraqueta gigante con los nombres de los otros colegios (como íbamos a ganar, nos los íbamos a 'comer' a todos), etc. De los que me tocó participar, recuerdo los de primero y segundo año de humanides, 'El Laberinto' y 'EL Refugio', quedaron a medio hacer, no se logró rematarlos por falta de tiempo y experiencia, como lo habíamos proyectado. El Refugio, por ejemplo, hecho con cartones conseguidos en la Papelera por intermedio de Fernando Léniz que los consiguió a su vez de a través de su padre (antes no había tanto como ahora, embalaje disponible en las calles como basura - cartón en este caso); terminamos levantando un 'Refugio' demasiado grande... y se nos acabó la materia prima después de concluir las paredes, por lo que nos quedamos, a la manera de Vicente Huidobro, con un techo agujereado de estrellas. Viendo la obra de Luis Valdés, pienso que podríamos haber hecho en cartón, varias cosas más o menos creativas, el NSU de la Tuca, con las "antenas" para no cunetearse impactando la garita de Pedrito, el portero; o, una avioneta estrellada contra el edificio de humanidades, en el patio del segundo piso que separaba la 'Pajarera' que estaba suspendida sobre el 'patio de las columnas' del edificio principal, etc. Luis Valdés - El Simulador ('Don Lucho') por Catalina Mena Revista Paula Enero 2011http://www.elsafari.cl/2010/06/14/made-in-chile-don-lucho/ http://www.paula.cl/galerias/visuales/index.php?id=266 ________________________________________ En el invierno recién pasado Luis Valdés recibió un correo de un amigo avisándole que un trabajo suyo estaba publicado en la web. Así descubrió que más de mil sitios de todo el mundo reproducían la casa de cartón que había presentado un año antes en su examen de escultura y dibujo de tercer año de arte en la Universidad de Chile. La obra figuraba, incluso, en el sitio de Ripley, como una de las "cosas más extraordinarias del mundo". Don Lucho ya era una marca. Del tamaño de una vivienda básica, la escultura, titulada 'Economía de recursos' está enteramente fabricada de cartones recogidos de la calle pintados de blanco. Don Lucho se dio maña para reproducir con lujo de detalles, la cocina, el dormitorio y el baño, sin olvidar la zapatilla botada, el cepillo de dientes y la loza desparramada en el lavaplatos. Para destacar cada elemento, delineó los bordes con tinta china, generando un extraño efecto de dibujo tridimensional. La radicalidad de la propuesta y la energía de la imagen no pasaron inadvertidos. El profesor le puso un 6 y tanto, pero los amantes del arte, desde Australia hasta China le pusieron un 7. Esta casa fue la clave para desarrollar una obra que ahora se infiltra en el espacio público, generando múltiples experiencias y relaciones con el observador. Nacido en Santa Cruz, Don Lucho siempre se sintió distinto a la gente que lo rodeaba, familias tradicionales ligadas al cultivo agrícola. A él, como ejemplar de una generación que creció con internet y tv cable, le apasionaban las imágenes y la cultura urbana, y sentía la necesidad de expresar la diferencia. "Siempre me interesó expresarme en el ámbito de la ciudad", cuenta. "Cuando estaba en segundo medio hacía dibujos autoadhesivos y los pegaba en las calles de Santa Cruz. También hice sténcil, que tenían mensajes políticos chistosos y también, con unos amigos, salíamos en las noches a pintar. Después caché que lo que hacía era street art, que era una moda en el mundo y me sentí parte de algo". Al salir del colegio, Don Lucho ingresó a la escuela de Arte de la Chile y allí reafirmó su rebeldía contra los formatos convencionales y su deseo de interpelar de un modo directo y provocativo a cualquier observador, sin necesidad de clasificar la obra dentro del sistema de arte. La calle se consolidó como campo operativo, más aún en una ciudad como Santiago, donde las imágenes se multiplican y las rarezas saltan a cada rato. 'Comencé a valorar situaciones urbanas más impactantes', cuenta. 'Hay escenas que tienen un valor y un dinamismo distinto, porque están en el límite de lo usual y lo inusual. Un día vi a un caballero que iba con seis rumbas de cartones, como de cinco metros de altura y, sobre esa torre, estaban echados dos perros negros chicos. El cartonero los echó arriba para que lo pasaran bien. Eso me hizo pensar en cómo yo podía producir ese tipo de anécdotas en mi trabajo'. Esta escena concentraba todos los ingredientes: la calle no sólo podía entregar imágenes e historias, sino también materialidad para la obra. Como residente de las Torres San Borja -en Portugal con Marín- Don Lucho aprovechaba el trayecto hasta su departamento para recolectar cartones. Se volvió un cartonero experto, que conocía las picadas de una recolección segura, como la esquina de Vicuña Mackenna con Santa Isabel, donde hay una panadería que siempre desecha rumas del preciado material. Así se fue armando el imaginario de esta obra rotundamente callejera: en su lenguaje, en su estrategia, en su estética. Don Lucho dio un salto cuántico cuando, a mediados de 2010, intaló durante un mes un auto chocado en la esquina de Angamos con General Jofré. Entonces vio realizada su idea de producir situaciones que disparaban películas mentales. El auto, también de cartón y a escala real, estaba casi entero en la vereda, como si el accidente lo hubiera arrojado fuera de la calzada. Una imagen si el accidente lo hubiera arrojado fuera de la calzada. Una imagen loca, en el borde de lo real, que se infiltraba tragicómicamente en el cotidiano de la ciudad. Car-toon crash -título de la pieza- fue hecha junto con su colaborador incondicional Martín La Roche. Trabajaron cinco días sin parar, hasta dar con esta escena de alto impacto, a pesar de su precariedad. "Es como un chiste rápido, pero activa preguntas que pueden ser inconscientes ¿Cómo fue ese choque falso? ¿Me llamó la atención que fuera un choque o que fuera de cartón? ¿Por qué lo miré? Se genera un momento de perplejidad. Esa especie de colapso es lo que busco', relata. La imagen del auto luego fue convertida por La Roche en una animación digital que mostraba la secuencia del choque, exhibida en la galería Animal. Los falsos accidentes resultaban perfectos para conseguir el efecto de perturbación y montar una pregunta crítica acerca de los mecanismos con que interpretamos el mundo. Después, la misma dupla realizó 'Aterrizaje forzoso', una avioneta de cartón que instalaron como si se hubiese estrellado contra el Museo de Arte Contemporáneo de Quinta Normal. Feria de arte contemporáneo, reciente trabajo en solitario de Don Lucho, lleva a un rango más sutil su exploración sobre el engaño de las apariencias. Fabricó cientos de frutas y verduras de cartón pintado, muy lejos de una solución realista. Montó su puesto en una feria libre y ofreció sus acelgas y plátanos junto a los feriantes. La performance consistió en simular formas: desde la disposición de los precios, el orden de los productos y la actuación de los feriantes. 'Es una camuflaje. Obviamente es falso, pero la gente pasa rápido y se confunde'. Muchos pasaron de largo sin advertir el truco. Otros alucinaron y le terminaron comprando al por mayor.
CLASE DEL 70 SGC
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RECORDANDO EL PEP RALLY
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