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W de Welles




El mayor prestidigitador del mundo del cine está de cumpleaños. En el centenario del nacimiento de Orson Welles -que se celebra este 6 de mayo-, y cuando por todos lados se rememora la proeza del joven genio enCiudadano Kane, es necesario también recordar al viejo Orson. Ese hombre robusto e imponente, que al final de su carrera seguía siendo mucho más joven que los jóvenes directores de hoy. Y para comprobar eso tenemos a F for Fake (1973), una película inclasificable, fresca, mezcla de documental y ficción con apuntes sobre el oficio del cine, y la oda de un hombre enamorado a una de sus últimas musas: Oja Kodar. 

“Un mago es sólo un actor”, dice Orson al inicio, vestido como un mago, de capa y sombrero negro, cuando invita a los espectadores a sumergirse en este juego de 88 minutos, en que durante la primera hora promete decir la verdad, pese a que el tema de la película es justamente lo contrario, las mentiras y el fraude, encarnados por Elmyr de Hory, uno de los mejores falsificadores de arte del siglo XX, un personaje maravillosamente increíble, un tipo capaz de pintar un Modigliani, un Matisse o un Picasso en un par de horas, y que vive recluido en una villa en Ibiza, orgulloso de su inusual talento. Su contrapunto es el escritor Clifford Irving, biógrafo de Elmyr y que se hizo conocido como autor de una falsa autobiografía de Howard Hughes a inicios de los 70.

A partir de la historia de estos dos mentirosos, Welles lanza una serie de preguntas sobre qué es lo que hace que una obra sea una obra de arte -las falsificaciones de Elmyr son hermosas, pero ¿es arte?-, sobre los límites entre verdad y ficción, sobre el rol del autor -la catedral de Chartres no tiene la “firma” de nadie, pero igualmente es arte- y sobre el rol de los cineastas, a los que llama “mentirosos profesionales”. Welles también salta a su propia biografía y hasta se ríe de sí mismo: “No fui a prisión, fui a Hollywood”, dice, a propósito de su participación en el programa de radio basado en La guerra de los mundos.

Más que un documental, F for Fake es una película de Welles, lo cual es un género en sí mismo. Y, en este caso, eso significa un montaje hiperkinético -le tomó un año terminarlo- que no deja respiro, fascinante y agotador a la vez, en que Welles ocupa material de archivo, entrevistas a Elmyr e Irving, un imaginario encuentro entre Picasso y Oja Kodar, junto con una secuencia icónica donde Oja es el objeto del deseo de todos, de los hombres en la calle, del propio Welles y de nosotros como espectadores. Como si se tratara de un manifiesto, aquí la sala de montaje es un laboratorio para experimentar y ampliar las fronteras del cine. Cuarenta años después, la modernidad del cine de Welles sigue intacta. Al igual que la jovialidad del viejo Orson.
“F for Fake”, de Orson Welles. Miércoles 6 de mayo, a las 21.30 h, como parte del ciclo “Mi nombre es Orson Welles”, hasta el 17 de mayo en el Centro de Extensión UC.

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