Para viajar de verdad
basta caminar por el borde del camino,
aunque parece que la cosa no va por ahí…
La ciudad de estas calles
poco limpias es Roma,
la eterna que hace dos mil años
fundó un imperio
con crímenes de palacio.
Bajo el sol,
los muros de Roma
ven evaporarse
el ocre melancólico
que los cubre.
Agrisarse
los mármoles clásicos
y enrojecerse el pellejo
de los turistas rubios
que deambulan
con una botella
de agua mineral en la mano.
Pasa un tranvía
hacia el centro
y busco en el mapa el lugar
donde fue asesinado Julio César,
cerca del teatro de Pompeyo:
aquel día -los idus de marzo-
el senado no sesionaba
en su recinto habitual.
Todo esto,
que no es nada,
ocurre bajo
la indiferencia
de una ciudad
que se sabe
«emblemática»
en todos los sentidos,
incluso el de la
decadencia sin desesperación.
(…)
Una amiga romana
me contaba ayer
que los jóvenes huyen
de esta ciudad apenas pueden.
Ella, en cambio,
es una sobreviviente
-en sus ojos brilla aún la desilusión-
de aquellas revueltas estudiantiles de 1968:
un mundo mejor querían,
una sociedad más libre y justa,
en Roma y en toda la tierra,
incluidos Santiago y el París
de los adoquines imposibles.
Pareció que se podía;
pero esos mismos adjetivos
-libre y justa- eran y son elásticos:
un chicle indigerible,
masticado eternamente.
No es éste el único país, me decía,
que inventó la corrupción de los gobiernos
-para miseria de sus ciudadanos-,
pero tiene una experiencia infinita.
«Rasgo cultural», explicó.
Una corrupción patrimonial:
así se dice ahora,
para poner las cosas en valor.
«Para viajar de verdad»,
insiste mi compañero de mesa,
«debes quedarte quieto.
No salir de tu habitación.
Dejar que los años de tu cuerpo
vayan creando un paisaje
dentro de tu cabeza».
«Y usted», pregunto yo,
«¿por que está aquí?».
«Hace cuarenta años
esto no lo sabía», se ríe:
«Y ya no necesito volver a mi país».
Aspira su cigarro y se ve increíblemente viejo.
El humo del hashish lo cubre como una máscara.
Extracto de una columna reciente de Vicente Montañés
Diario Las Últimas Noticias, sábado 5 de julio de 2014
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