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Un heredero de Foucault


El éxito de Byung-Chul Han se funda en su capacidad para conectar la tradición filosófica occidental con emociones por todos reconocibles.

por Alvaro Matus - 10/07/2014 - 04:00

HACE UNOS días se cumplieron 30 años de la muerte de Michel Foucault y, como es costumbre con las fechas redondas, se efectuaron homenajes, coloquios y también se editaron libros que se suman a la permanente publicación de su obra.
Otra forma de rendirle tributo, me parece, es leer a aquellos pensadores que recogen sus ideas para discutirlas, reordenarlas y establecer nuevas relaciones. Uno de los más notables es el filósofo Byung-Chul Han. Nacido en Corea, trabajó como obrero metalúrgico hasta que se fue a Alemania en los 80. Su intención era aprender literatura, aunque al poco andar optó por la filosofía. A través de ensayos breves, de no más de 90 páginas, analiza los efectos que el consumo, la competencia exacerbada y las redes sociales tienen sobre las relaciones humanas. En otras palabras, sobre el amor, el deseo y los afectos.
Para Byung-Chul Han, la sociedad disciplinaria que estableciera Foucault ha dado paso a una sociedad del rendimiento, donde en vez de obediencia se demanda iniciativa, responsabilidad y rentabilidad (la disciplina se da por descontada). El costo sería el agotamiento generalizado y la pérdida del goce, por no hablar de los altos índices de depresión.
En La sociedad de la transparencia, Byung-Chul Han disecciona la noción de que lo que está expuesto totalmente a la luz es mejor que lo que se mantiene oculto o secreto. Lo vimos en los casos de WikiLeaks, y también es lo que anima la exposición obscena -y la mayor de las veces tediosa- que la gente hace en Twitter y Facebook. Lo importante hoy no es ser, sino aparecer.
La lógica de la transparencia, en el fondo, trabaja a favor del control. De ahí que Byung-Chul Han reformule la tesis del panóptico utilizada por Foucault para describir el sistema de vigilancia en las cárceles, afirmando que hoy vivimos un “panóptico digital”. El antiguo modelo le permitía al guardia ver lo que ocurría en todas las celdas. Los prisioneros, en cambio, no sabían en qué momento estaban siendo observados.
La idea de verlo todo permanentemente, sin ser visto por los demás, cristaliza en internet. Toda la información y publicidad que nos llega por la red se basa en nuestro comportamiento anterior: la ruta de sitios por los que navegamos, nuestras preferencias seleccionadas, las compras que efectuamos, las bases de datos de las que formamos parte. En el panóptico digital, sin embargo, el navegante cree que se mueve con total libertad; incluso contribuye a su desarrollo, exhibiéndose cada día más.
El éxito de Byung-Chul Han se funda en su extraordinaria capacidad para conectar la tradición filosófica occidental con emociones por todos reconocibles. Su crítica de los discursos dominantes se entrelaza con reflexiones sobre la amistad, la belleza o el erotismo. Sus textos, concentrados y filosos, cumplen con la aspiración que el propio Foucault tenía de sus libros: que fueran pequeñas cajas de herramientas, donde las frases funcionaran como una llave inglesa que ayudara a desacreditar los sistemas de poder.

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