Diario El Mercurio, domingo 22 de diciembre de 2013
Pbro. Patricio Astorquiza Fabry
astorquizaf@gmail.com
El Evangelio de San Mateo
nos narra hoy el maravilloso episodio
del Ángel que informa a San José
sobre el Niño que espera su esposa María.
Le comunica que es obra del Espíritu Santo.
Le indica que le ponga por nombre Jesús.
Le dice que puede llevar a la Virgen a su casa,
y ser el custodio de estos designios de Dios.
San José, que es un hombre ejemplar,
lleva a cabo las indicaciones
de este extraordinario mensaje.
La elección de este pasaje de la Escritura
nos ayuda a prepararnos para la inminencia
de la fiesta de la Natividad del Señor.
Toda la escena tiene por centro a Jesús,
ya antes de haber nacido.
San José y la Virgen son el contexto vivo
de un programa divino que supera
a todos los sueños de la humanidad.
Se nos recuerda la profecía
del "Emmanuel", Dios con nosotros.
La descripción de San Mateo
que leemos hoy empalma perfectamente
con la narración paralela de San Lucas
sobre la Anunciación a María,
y el nacimiento en Belén.
¿Sería el mismo Arcángel Gabriel
quien se apareció a los dos?
A la Virgen
se le transmite
el mensaje despierta,
y a San José, dormido.
Pero en ambos casos
se espera su libre consentimiento.
Nosotros,
que hemos contemplado
tantas veces la respuesta
de la Virgen con palabras,
contemplamos hoy la respuesta
de San José con hechos.
Ambos se muestran incondicionales.
Crean así el marco perfecto
para la venida del Señor,
y nos invitan a imitarlos.
No temamos los planes divinos
para nuestra vida personal y familiar.
Incluso en los momentos
en que nos parecen
más arduos o inexplicables,
hay una razón superior por descubrir.
Es lo que sucedió a San José
cuando pensaba dejar en libertad
a la Virgen María
con el inexplicable secreto
de ese Hijo que se gestaba en sus entrañas.
Él, con toda su buena voluntad,
no podía entender lo que estaba ocurriendo.
Pero todo era mejor de lo que se podía esperar.
Podemos fijarnos también
en la decisión divina
de incluir a sus ángeles
en la encarnación de su Hijo.
Además de los ángeles
que se aparecen a la Virgen y San José,
estarán los coros angélicos
que se aparecen a los pastores en Belén.
Más adelante explicará San Pablo
que la venida de Jesús a la Tierra
tiene consecuencias benéficas
sobre toda la creación, material y espiritual.
Así nos unimos en esta próxima Navidad
no solo a los hombres de buena voluntad en este mundo,
sino a esa otra Navidad que se celebra eternamente
en lo más alto de los Cielos.
Y por último, cabe notar que en el Evangelio de hoy
se menciona dos veces al Espíritu Santo.
A este Paráclito divino
le encomendamos toda la humanidad,
y le pedimos que sean estas
para todo el mundo unas santas navidades.
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