La coalición gobernante
ya muestra signos de la impudicia.
de los que abordan la política
de modo rústico, primitivo, ideologizado;
una seguridad absoluta, incontrastada
acompañada de una pobreza conceptual,
entre agresiva e indefinida, que pronto
se manifestará más agresiva que ambigua.
Columnistas
Diario El Mercurio, Miércoles 23 de abril de 2014
El momento que vivimos
"Cada vez que el ministro Eyzaguirre habla, no es posible dilucidar si quiere calidad o igualdad... si le interesa la educación o solo la conquista de un nuevo espacio para el Estado..."
Ya pasaron los instantes del inicial desconcierto y aún no se manifiestan los síntomas de la crispación. Por eso, estas semanas de abril y mayo serán de creciente concentración: uno de esos momentos en que es muy importante observar, ponderar y juzgar.
La coalición gobernante ya muestra signos de impudicia. Eso sucede habitualmente entre los que abordan la política de modo rústico, primitivo, ideologizado, y especialmente en momentos en que experimentan una seguridad absoluta, incontrastada.
Unos pocos ejemplos de la agresividad gobiernista.
"Creo que basta de que la Iglesia Católica esté actuando como actúa en ciertos debates donde debería dejar que el Estado tenga su debate", ha afirmado el senador socialista Juan Pablo Letelier.
Hay que entender bien a Letelier, en toda su extensión: no es cuestión solo de que él quiera que la jerarquía católica quede silenciada; su mordaza se extiende obviamente a todos los católicos en el debate intelectual, a sus ONG, a las universidades católicas, a sus organizaciones escolares, a sus radios y medios impresos, a los católicos en el arte y en el deporte, porque, para estas mentalidades estatistas, silenciado el capitán, capturados los marineros.
Schilling, diputado socialista, aporta lo suyo: "Vemos a los ricos arrinconados en sus castillos, tratando de resistir estas hordas que quieren tomar por asalto al futuro y piden justicia". La suya es una retórica insustancial, porque no hay hordas que estén asaltando el futuro, sino demagogos como él, que reinventan la lucha de clases a favor de su clientela electoral.
A lo anterior se suma un socialista más, Solari, presidente del directorio de TVN, quien afirma que "tiene que haber algo en TV abierta que apoye los procesos de transformación social". Como todavía queda alguna capacidad de reacción ante tamaño sesgo, Solari tuvo que salir a aclarar que "el pluralismo no puede estar solo asociado a una visión de que sea equilibrada la lógica discursiva de los que hoy día gobiernan y los que están en oposición". Por supuesto, de entrada, nadie entiende nada en esa frase, pero en segunda lectura significa esto: el canal dejará de ser público para ser gobiernista.
Y, en paralelo con la agresividad, la indefinición.
Parece incompatible, pero es propio de la mentalidad estatista: junto con lo que se defiende a brazo partido y precisamente porque no ha sido razonado sino simplemente vomitado, se expresan posiciones ambiguas o contradictorias.
Cada vez que el ministro Eyzaguirre habla, no es posible dilucidar si quiere calidad o igualdad, si busca mejores condiciones para los que quieren surgir o quiere eliminar a un porcentaje de los sostenedores, si le interesa la educación o solo la conquista de un nuevo espacio para el Estado.
Cuando la alcaldesa Tohá afirma que en la construcción de un condominio social "las familias hicieron un aporte extra, pues los fondos de los subsidios no dan para construir en Santiago", ¿está validando el copago o apoya una iniciativa que simplemente le reporta votos?
Y si la ministra de la Vivienda, la antigua mapucista Paulina Saball, afirma que en Valparaíso "se harán todos los esfuerzos posibles para que el proceso de reconstrucción sea en el lugar que las personas habitan", ¿no está contribuyendo a la tan denostada segregación?
En las palabras, la coalición gobernante es o agresiva o indefinida. Y en ambos casos manifiesta su pobreza conceptual.
Están pendientes también sus silencios, más peligrosos aún: una reforma constitucional destinada a la perpetuación en el poder y que está siendo preparada en nocturnidad y con alevosía. Cuando salga a la luz, sin duda será más agresiva que ambigua.
La coalición gobernante ya muestra signos de impudicia. Eso sucede habitualmente entre los que abordan la política de modo rústico, primitivo, ideologizado, y especialmente en momentos en que experimentan una seguridad absoluta, incontrastada.
Unos pocos ejemplos de la agresividad gobiernista.
"Creo que basta de que la Iglesia Católica esté actuando como actúa en ciertos debates donde debería dejar que el Estado tenga su debate", ha afirmado el senador socialista Juan Pablo Letelier.
Hay que entender bien a Letelier, en toda su extensión: no es cuestión solo de que él quiera que la jerarquía católica quede silenciada; su mordaza se extiende obviamente a todos los católicos en el debate intelectual, a sus ONG, a las universidades católicas, a sus organizaciones escolares, a sus radios y medios impresos, a los católicos en el arte y en el deporte, porque, para estas mentalidades estatistas, silenciado el capitán, capturados los marineros.
Schilling, diputado socialista, aporta lo suyo: "Vemos a los ricos arrinconados en sus castillos, tratando de resistir estas hordas que quieren tomar por asalto al futuro y piden justicia". La suya es una retórica insustancial, porque no hay hordas que estén asaltando el futuro, sino demagogos como él, que reinventan la lucha de clases a favor de su clientela electoral.
A lo anterior se suma un socialista más, Solari, presidente del directorio de TVN, quien afirma que "tiene que haber algo en TV abierta que apoye los procesos de transformación social". Como todavía queda alguna capacidad de reacción ante tamaño sesgo, Solari tuvo que salir a aclarar que "el pluralismo no puede estar solo asociado a una visión de que sea equilibrada la lógica discursiva de los que hoy día gobiernan y los que están en oposición". Por supuesto, de entrada, nadie entiende nada en esa frase, pero en segunda lectura significa esto: el canal dejará de ser público para ser gobiernista.
Y, en paralelo con la agresividad, la indefinición.
Parece incompatible, pero es propio de la mentalidad estatista: junto con lo que se defiende a brazo partido y precisamente porque no ha sido razonado sino simplemente vomitado, se expresan posiciones ambiguas o contradictorias.
Cada vez que el ministro Eyzaguirre habla, no es posible dilucidar si quiere calidad o igualdad, si busca mejores condiciones para los que quieren surgir o quiere eliminar a un porcentaje de los sostenedores, si le interesa la educación o solo la conquista de un nuevo espacio para el Estado.
Cuando la alcaldesa Tohá afirma que en la construcción de un condominio social "las familias hicieron un aporte extra, pues los fondos de los subsidios no dan para construir en Santiago", ¿está validando el copago o apoya una iniciativa que simplemente le reporta votos?
Y si la ministra de la Vivienda, la antigua mapucista Paulina Saball, afirma que en Valparaíso "se harán todos los esfuerzos posibles para que el proceso de reconstrucción sea en el lugar que las personas habitan", ¿no está contribuyendo a la tan denostada segregación?
En las palabras, la coalición gobernante es o agresiva o indefinida. Y en ambos casos manifiesta su pobreza conceptual.
Están pendientes también sus silencios, más peligrosos aún: una reforma constitucional destinada a la perpetuación en el poder y que está siendo preparada en nocturnidad y con alevosía. Cuando salga a la luz, sin duda será más agresiva que ambigua.
(1) La columna de Rojas es buena; al menos denuncia un hecho sustancial y claro: el deseo de algunos socialistas e izquierdistas de hacerse pasar por los representantes del “pueblo” o pueulo, como si sus puntos de vista parciales y altamente subjetivos fueran verdades incontrarrestables, tras las cuales se mueve una masa multitudinaria y absoluta.
ResponderEliminarEs el problema de los fanáticos en política y otras artes; pretenden imponer como absoluto su punto de vista relativo. Pretenden que los demás, so pena de ser tratados como burgueses, fascsitas, amigos del dinero de los ricos, ocultadores de curas pedófilos, violadores de DD HH, o lo peor que se le pueda a alguien ocurrir, deben adherir a sus ideítas pequeñas y torpes o, tal vez más grandes pero, definitivamente parciales.
Me impresionan los que rasgan vestiduras por los DD HH y se hacen los giles con las evidentes y patentes violaciones a los DD HH que hoy ocurren en otros países de Latinoamérica gobernados por los zurditos.
Me impresionan las diatribas contra los ricos y los amantes del dinero cuando en materia de administrar fondos públicos tiene un historial y un prontuario que a cualquier tío decente lo haría callar.
Me impresiona que hablen de fascismo cuando en los hechos prácticos son completamente prepotentes e incapaces de aceptar los disensos. ¿O las retroexcavadoras en política no era la maquina predilecta de los fascistas?
Me impresiona que solo hablen de curas pedófilos pero callen cuando los curas aquí o en otras latitudes dan la vida por la libertad o por amor al prójimo.
Me impresiona que hablen de mejorar la educación y no se hacen cargo de que lo mejor de la historia de la educación en Chile es su pluralidad y la opción de cada cual de elegir lo que se acomode a sus ideas o valores.
Gonzalo Barros Almarza
http://www.elmercurio.com/blogs/2014/04/23/21298/El-momento-que-vivimos.aspx
(2) Me impresiona más todavía que crean que somos estúpidos y pretendan vendernos la pomada que el único lugar donde se es plural y se aceptan todas las ideas es en las universidades o recintos educacionales estatales. ¡Dónde la viste! ¿Qué hicieron los masones capturando para su ideología la Universidad de Chile por casi un siglo? ¿Qué hacen escuelas completas y facultades de diferentes universidades estatales cooptadas por marxistas, en las cuales no se permite ninguna otra línea de pensamiento? ¿Ese es el “pluralismo” que nos quieren imponer con la retroexcavadora?
ResponderEliminar¡Por favor, como tan torpes y tan limitados! Si los rochamos a la legua; de pluraristas no tienen nada, no les interesa la libertad más que para imponer su agenda y sus ideítas. ¡No nos vengan con cuentos, si ya los conocemos de memoria!
Ya veremos; hubo un tiempo en que la libertad, los espacios de pluralidad, se defemdieron en Chile en la calle, toma a toma, mitín tras mitín. Tal vez vuelva esa hora, tal vez no; depende de cuanto doña señora se quiera parecer a señora K. Pero, de lo que estoy seguro, es de que millones de chilenos, la mayoría, ayer como hoy, sabrá defender la libertad que los progres infatuados nos intentan secuestrar.
Gonzalo Barros Almarza
http://www.elmercurio.com/blogs/2014/04/23/21298/El-momento-que-vivimos.aspx
(3) Al igual que ayer confunden su sociología marxista del pueblo (“pueulo”), los pobrecitos pobres y los malvados ricachones, con la verdadera realidad social y política de Chile. Esta comienza a expresarse cuando aparece el fracaso económico tras medidas populistas y demagógicas que ahogan la inversión, el empleo y el crecimiento económico. Los atrasapueblos, como en Venezuela, parten con una sensación de bienestar gastándose todo lo que han logrado saquear; cuando se les acaba el botín comienzan los problemas.
ResponderEliminarVeremos qué pasa, veremos si logran destruirlo todo o se quedan en el intento… Los envidiosos y resentidos están enfermos y son muy peligrosos…
Gonzalo Barros Almarza
http://www.elmercurio.com/blogs/2014/04/23/21298/El-momento-que-vivimos.aspx
Siguen siendo tan ávidos de lo ajeno y resentidos como siempre.
ResponderEliminarEl problema es el mismo de ayer, solo son unos fracasados y tengo certeza que más
pronto que tarde estaremos aquí enojados los unos y justificándose los otros. Los unos debido a que una vez más nuestra nación se arruinó y los otros alegando que la culpa no fue de ellos, si no de Pinochet, el binominal, el imperialismo capitalista y por último, del sofá.
Jaime Alfredo Cecares Álvarez
http://www.elmercurio.com/blogs/2014/04/23/21298/El-momento-que-vivimos.aspx