Hoy les presentamos esta columna escrita por la Presidenta Ejecutiva de PROhumana, Soledad Teixidó, en la cual reflexiona acerca del Crecimiento Verde a partir de su participación en el II Global Green Growth Forum (3GF) que se realizó hace algunos días en Dinamarca. Los invitamos a leerla.
El lugar ideal, para cuestionar y replantearse nuestros modos de vida, el desarrollo humano y el futuro de los negocios sustentables o de lo que hoy marca tendencia a nivel global, conocido como “green growth”, fue el II Global Green Growth Forum (3GF) el cuál acogió a un grupo de 200 escogidos para debatir y reflexionar sobre estas temáticas globales.
Copenhague fue el estético lugar escogido; un pequeño palacio del 1800 en el centro de esta ciudad acogió por un par de días a líderes de primera línea. Entre los pasillos se podía observar a la Primera Ministra de Dinamarca, Helle Thorming Schmidt, a unos pasos de ésta a Peter Brabeck-Letmathe, ex-Ceo de Nestlé y actual Chairman del Board of Directors, y junto a ellos a Luis Alberto Moreno, Presidente del BID, sumándose a éstos un gran número de ministros y representantes de gobiernos y CEO de empresas globales. En resumen, el poder político y del mundo de los negocios -siendo más precisa principalmente de la Unión Europea- reflexionó e intercambió visiones sobre Crecimiento Verde bajo el alero del Global Green Growth Institute.
Pero qué se buscaba o qué convocó este segundo encuentro, en palabras de la primera ministra danesa “espero que utilicen este espacio y oportunidad para darle un impulso a la transición verde, por un futuro más verde y sustentable”, estableciendo así que este encuentro se focalizaría en crecimiento y eficiencia de recursos dentro de este concepto que empieza a gestarse en el mundo desarrollado, enfatizando además que ya no se puede comprender el crecimiento de los países dentro del marco del tradicional GDP, sino que debemos avanzar hacia un crecimiento que considere el impacto y eficiencia en relación al capital natural y social.
Transición verde, crecimiento verde y así un sinnúmero de no sólo nuevos conceptos, sino de políticas públicas, alianzas público-privadas, modelos de negocios verdes, energías renovables, iniciativas en relación al acceso al agua, alimentos y un sinfin de temas que están en la agenda global y que hoy por hoy ya no son sólo una preocupación, sino que se ven como estrategias políticas y de negocios que deben articulares de manera urgente, y sobre todo, eficiente.
¿Por qué esta urgencia? Según la mayoría, porque ya no nos queda tiempo ni para el cambio climático. Ejemplo de esto es que Groenlandia redujo drásticamente su tamaño esté último verano y su proyección de estar tan blanca como la hemos conocido ya casi no es viable. Para el 2030 requeriremos una cantidad de alimentos para la población global que al parecer si no cambiamos los actuales modelos productivos, sobre todo siendo más eficiente energéticamente, de seguro no logrará satisfacer la necesidad humana de sobrevivencia.
Como buen espacio de debate, lleno de diferentes visiones e intereses, tanto políticos como económicos, se fue construyendo una melodía que aún está lejos de poder ser un “éxito de taquilla”, es decir, a pesar de la urgencia de crear esta nueva armonía llamada “Green Growth”, al término del encuentro quedó establecida la premura de un nuevo modelo de negocios verdes que debe estar articulado, apoyado y ojalá regulado por los gobiernos.
No cabe duda de que queda un largo camino por recorrer para establecer las variables de este crecimiento, el cómo se medirá y sobre todo qué tan eficiente será.
Por último, algunas consideraciones tuvo el rol de los consumidores y en ocasiones los mercados de capitales se los mencionó como un actor esencial en este nuevo modo de negocios y de articulación político-privado, agregándose además que se debe ser más inclusivo, considerando las visiones de distintos países a través de sus gobiernos y empresas tanto globales como locales. Es por esto que el próximo año los pasillos del lugar que acoja al tercer encuentro tendrán más presencia de otros países y líderes empresariales, ya que éste no es un modo y preocupación sólo de la UE.
No puedo negar que pasearme por esos pasillos, recorrer salones escuchando y comprendiendo este nuevo escenario que empieza a amasarse, en especial en la UE, fue un placer. Sin embargo, me preocuparon varias cosas; me concentro en dos: El mundo desarrollado tanto político como de los negocios al menos está focalizado en la sustentabilidad ambiental, y en su urgente implantación, mientras en Chile se sigue debatiendo si la RSE es o no es, o es sólo marketing, sin tomar conciencia de que el modelo de negocios cambió radicalmente y ya no tiene vuelta atrás, por lo cual se necesita un renovado debate en nuestro país. El segundo aspecto es que, a pesar de que se insistió en esta nueva forma de definir crecimiento en este encuentro, el debate y las prácticas compartidas se focalizaron preferentemente en eficiencia energética, dejando de considerar ampliamente el capital natural y el impacto social y económico.
No me cabe duda de que queda mucho que definir y articular en este joven modelo de negocios, pero hoy más que nunca puedo confirmar que la forma de hacerlos ha comenzado su evolución radical, o como decía uno de los panelista del encuentro, estamos presenciando la revolución del capitalismo.