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la viñeta de Humor de Hervi

En la viñeta de Humor de Hervi
en a edición del día de hoy (30/11/2011)
del diario La Tercera, aparece un niño
sentado en su escritorio con un dedo
en el teclado y contemplando la siguiente
leyenda en la pantalla de su computador:

'Luis, no creo poder llevarte una consola de juegos.
Los enanos y los renos están indignados 
y en paro indefinido.  
Espero llegar a un acuerdo con ellos.

Saludos

El viejito.'

Impulso al cumplimiento ambiental


Para aplicar dicho enfoque nos encontramos desarrollando herramientas legales como la autodenuncia y los planes de reparación.

por Jaime Lira - Diario La Tercera  30/11/2011 - 04:00
PARA LA comunidad regulada y la ciudadanía, uno de los cambios de la nueva institucionalidad ambiental que llama la atención es la creación de la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA) y el incremento de las sanciones que aumentan en 240 veces respecto de las multas que se aplican actualmente, llegando a un máximo que supera los $ 4.500 millones, permitiendo la clausura temporal o definitiva de la empresa infractora y la consecuente revocación de la resolución de calificación ambiental. 

Sin embargo, se tiene la convicción de que la sanción no es un fin en sí mismo, sino que un medio para impulsar a los titulares a cumplir, y así proteger la salud de las personas y del medioambiente. Sin perjuicio del cambio en los montos asociados a las sanciones ambientales establecidas en la Ley 20.417, hay ocasiones en que ni la multa más alta puede reparar el daño causado. Ante ello, uno de los focos de la Superintendencia es orientar la conducta de la comunidad regulada hacia el cumplimiento. Por ello, estamos trabajando en establecer una cultura de cumplimiento a través del incentivo, y ejercicio disuasivo y consistente de su potestad sancionatoria, previniendo los incumplimientos que afecten nuestro medio ambiente. Para aplicar dicho enfoque nos encontramos desarrollando herramientas legales como la autodenuncia, los programas de cumplimiento y los planes de reparación. Estos mecanismos pueden ser utilizados por los regulados que están dispuestos a enmendar sus infracciones, así como a corregir los efectos negativos derivados de éstas, optando a un beneficio bajo ciertas condiciones. 

Así, la "autodenuncia" permite al infractor denunciarse y hacerse cargo de los efectos negativos de su incumplimiento, a cambio de que la sanción sea dejada sin efecto o se le rebaje. Por su parte, el  "programa de cumplimiento" busca una salida alternativa al procedimiento sancionatorio en base a los compromisos del infractor en acciones y plazos, para volver a un estado de cumplimiento efectivo de la normativa y los compromisos ambientales pertinentes. Por último, el "plan de reparación" permite al infractor subsanar el daño ambiental causado en la instancia administrativa, y su ejecución satisfactoria extingue la acción de reparación por daño ambiental ante los tribunales ambientales. De esta forma, los sujetos regulados que quieran hacer las cosas bien y cumplir con sus compromisos ambientales podrán hacerlo.

En el caso de que la Superintendencia aplique una sanción, será utilizada como herramienta disuasiva para promover el cumplimiento. La idea  es influir en el comportamiento del infractor y en el de "otros" para mejorar el nivel de cumplimiento a través de fuertes sanciones, donde los costos de la multa superen los beneficios de la misma. Cumpliendo con principios y estándares para asegurar que la decisión sea fundada, la respuesta de la SMA ante las infracciones será disuasiva, proporcional, transparente y en el marco de un procedimiento racional y justo. 

Para lograr estos objetivos se está desarrollando un manual de procedimiento sancionatorio y una metodología de determinación de sanciones, en particular, para el cálculo de sanciones pecuniarias.

El temor de las elites


¿Si Bolivia inscribió a cinco millones de electores en 72 días, por qué en Chile cuesta tanto modernizar un padrón?

por Claudio Fuentes - Diario La Tercera  30/11/2011 - 04:00

PARECE  existir consenso en la necesidad de reformar el sistema político y particularmente en torno a los objetivos globales que debiesen guiar su transformación. En efecto, hoy muy pocos dudarían que nuestro sistema político requiere mayores cuotas de representatividad, participación, transparencia y competencia.  Sin embargo, el problema es que los actores políticos, sociales (y académicos) sostenemos visiones muy distintas sobre la forma en que deben traducirse estos objetivos. 
Para algunos se fomentaría la participación con la voluntariedad del voto; para otros se trata de un crimen para la democracia. Para unos se requiere un aggiornamento del binominal, mientras otros demandan una reforma de proporciones.  A ello se suman los intereses particulares que motivan la acción de los actores. Es sabido que las reformas más difíciles de implementar son aquellas donde se ven afectados los intereses de quienes detentan el poder. Un ejemplo es el actual debate sobre inscripción automática y concurrencia a votar en forma voluntaria.  La voluntariedad se consagró constitucionalmente en el 2009. Un gran segmento de la elite parlamentaria desoyó incluso sus propias convicciones, aprobando una reforma que es popular frente a la opinión pública, pero nefasta en términos de la desigualdad que provocará.  El compromiso fue introducir además un mecanismo de inscripción automática de modo de implementarlo en las elecciones municipales de octubre de 2012. Pero ahí comenzó la comedia de atrasos. 

Primero se demoró el envío del proyecto por parte del Ejecutivo (diciembre de 2010), luego el Senado tardó su aprobación en casi un año y el Ejecutivo no utilizó las "urgencias" para acelerar el paso.  El Servicio Electoral dijo que se necesitaban 330 días para su implementación. Es decir, el proyecto debía ser aprobado hoy 30 de noviembre como fecha tope. Resulta que recién hace dos semanas pasó a la Cámara, por lo que algunos parlamentarios propusieron una discusión conjunta en las comisiones de Interior y Hacienda. Aquello fue rechazado. Recién ayer el Ejecutivo decidió colocar "urgencia inmediata" a la propuesta para despachar pronto el asunto. 

¿Por qué este letargo en un tema que no debiese motivar gran discusión? ¿Si Bolivia inscribió a cinco millones de electores en 72 días, por qué en Chile cuesta tanto modernizar un padrón? ¿Por qué no impulsar una inscripción masiva si estamos de acuerdo que ayudaría a la democracia? La explicación parece simple: una mezcla de conflicto ideológico con la voluntariedad del voto y cálculo de corto plazo de un segmento de la elite que teme perder poder. 

Entonces, lo que se requiere evitar es que sean estos intereses de corto plazo los que monopolicen las decisiones en la definición de las reglas del juego. La única opción sería establecer un acuerdo para la reforma del sistema político a partir de un proceso amplio, inclusivo y público. Tan negativo como la reforma a cuentagotas, es la incapacidad de los partidos de propiciar iniciativas que incorporen a la ciudadanía. Para tiempos de cambio se requiere más y no menos democracia.

Derecha: barajando el naipe



por Gonzalo Rojas
Diario El Mercurio, Miércoles 30 de Noviembre de 2011   
http://blogs.elmercurio.com/columnasycartas/2011/11/30/derecha-barajando-el-naipe.asp


Gonzalo-Rojas2.jpg
Durante más de un siglo, entre 1857 y 1965, existieron los conservadores y los liberales; en los últimos 45 años, hubo nacionales y renovados por un lado, y guzmanianos por el otro. Así, a dos bandas anchas ha emitido sus mensajes la derecha, aunque siempre ha habido otras frecuencias más angostas transmitiendo por los márgenes. Por eso, eligiendo, la gente se acercaba a la UDI por dos o tres razones bien concretas, o simpatizaba con RN, por otras tres o cuatro bien distintas.
Pero hoy, la UDI tiene bien poco que ver con la del 83, y en RN el acordeón de sus diversidades se extiende ya hasta el límite de la ruptura. Cambios propios de la dinámica política, podría afirmarse. Bien, pero justamente en esa lógica no tiene nada de extraño pedir que los movimientos diferenciadores se prolonguen hasta que puedan terminar por aclararse las dudas.
¿Más directo? Que de una vez por todas se produzca la claridad en ambos partidos, se recompongan las fuerzas que los integran en nuevas agrupaciones y que así, para los próximos 20 a 30 años, los chilenos que desde 1970 han votado sucesivamente Alessandri, 11 de septiembre, Pinochet, Büchi, Alessandri o José Piñera, Lavín y Sebastián Piñera, puedan encontrar opciones coherentes, claras, definitorias.

Porque en los últimos años a esos electores les pasa que votan por lo que en realidad no era, que marcan donde no querían… porque poco sabían. Y después se desilusionan, obviamente.
En la UDI, hace años que cambió el panorama. Ya no hay unidad granítica, como quería Jaime Guzmán. Ya no hay unidad en la concepción de la persona. Ya no hay unidad de estilo. Ya no hay unidad de propósitos. En una directiva regional, poco tiempo atrás, dos de sus miembros —abortistas los perlitas— insistían en que nada les impedía impulsar desde la UDI la “expansión de las libertades”.
Y en RN, estructura partidista caracterizada siempre como suelta y liviana, parece haber llegado un momento tal de fastidio de los unos con los otros y con los otros-otros, que ya no queda casi nada de amistad cívica entre los dos-tres grupos.
Entonces, por fuera de los dos partidos, surgen las iniciativas más diversas. Unos proponen un Foro Republicano, en círculos concéntricos, para influir así en Chile. Otros prefieren la Horizontal, para desplazarse por dentro de los mismos partidos. Los hay, en fin, quienes se organizan para votar nulo en la próxima elección de concejales, hastiados ya de tanta indiferencia hacia sus legítimas peticiones.
Y a ellos se suma esa masa de chilenos independientes —entre apáticos y enojones, entre abstencionistas y criticones—, quienes desde su molesta indiferencia plantean, al menos tácitamente: ¿Y no sería bueno un gran cambio en la derecha?
Dígase claro: dos nuevos partidos. Uno, de inspiración cristiana, humanizador, promotor de la vida, la familia, el trabajo y las libertades responsables. Otro, de inspiración racionalista, desarrollista, promotor de la autonomía, la competencia, el emprendimiento y las libertades ilimitadas.
Pero los frenos que impiden sincerar de una vez por todas a la derecha chilena son, eso sí, bien fuertes.
Hay historias de discordias personales; hay posiciones aseguradas en el Congreso que no se está dispuesto a arriesgar; hay un gobierno al que apoyar (dicen); y no hay 50 millones de dólares, que eso cuesta preparar durante dos años una elección parlamentaria con alguna posibilidad de éxito y mantener después, por otros dos, el nuevo partido en todo Chile.
O sea que si sucediera lo deseable, que los ideales primaran y se reconfiguraran una derecha liberal y una conservadora, en todo caso habría que preguntarse: ¿y de dónde salió la plata

Una división estéril


La pugna en Renovación Nacional tiende a oscurecer los desafíos urgentes de la derecha chilena.

por Daniel Mansuy - Profesor de Filosofía Política
Diario La Tercera  30/11/2011 - 04:00



Si la hipótesis es correcta, se trata de un desatino cuando menos extraño. Puede ser cierto que el liderazgo de Larraín no destaca por lo dialogante, o que su lengua lo traiciona, pero al mismo tiempo es torpe olvidar un dato de la causa: Larraín controla el partido. Puede parecer de perogrullo, pero la política se hace al interior de los partidos más que tomando aperitivo. Así las cosas, la disidencia tiene sólo dos caminos: o conversa con Larraín en las condiciones que el timonel imponga, o desata una guerra civil de consecuencias inciertas.

Ahora bien, es obvio que un partido sólo existe mientras sus miembros quieran vivir bajo el mismo techo, y todos los bandos deberían explicitar su posición en este punto. Esto debe hacerse sin olvidar que la naturaleza de Renovación Nacional es cobijar en su seno a sensibilidades distintas, y que lo raro sería que estuvieran todos de acuerdo. Allí reside toda su fortaleza, y también toda su debilidad. Si el partido tiene algún destino, éste pasa por lograr la convergencia de todos. Eso supone hacer política, por más anacrónico que parezca en tiempos de indignación: conversar, persuadir, acordar y elaborar compromisos comunes. Aunque tentadora para algunos, la escisión es una mala idea, pues supone dispersar fuerzas que son limitadas, y supone además que la antipatía personal hacia Carlos Larraín (que él mismo debería tomar más en serio) basta para justificar un divorcio.

En cualquier caso, la división tiende a oscurecer los desafíos urgentes de la derecha chilena, que son harto más importantes que determinar el número exacto de enemigos de Carlos Larraín. Tampoco basta con usar calificativos ("queremos una derecha moderna-liberal-progresista") que tienen más de marketing que de política. Hay una lección del momento presente que la derecha no puede perder de vista: el ejercicio del poder no se improvisa. Por tomar el ejemplo más inmediato, en educación estamos siendo testigos, sin darnos mucha cuenta, de una farra de aquellas. Pese a los loables esfuerzos del ministro Bulnes, el gobierno ha sido incapaz de jerarquizar sus prioridades o de mostrar algo así como un programa en la materia. Sólo tenemos un grupo de medidas, parecido a una lista de supermercado, que ha sido impuesto por la calle. Nadie sabe ni nadie ha pensado qué va a salir de todo esto. Empero, si acaso la derecha no se interesa sólo por el poder, sino también por la finalidad del poder, urge emprender un trabajo de articulación intelectual que le permita elaborar un proyecto coherente, trabajo que sólo Renovación Nacional puede realizar, porque en ella conviven distintas tradiciones. Sólo así la derecha podrá, quizás, aspirar a gobernar algún día con más ideas que frases hechas, con más timón que encuestas y con más convicciones que billetera.

Congreso del Futuro


http://investigacion.unab.cl/congreso-del-futuro/

El Bicentenario del Congreso Nacional de Chile 

es la oportunidad para hacer una pausa 
y reflexionar sobre el futuro. 

Para ello, el Poder Legislativo ha organizado 
una conferencia internacional de alto nivel 
con lo mejor de las ciencias y el humanismo de avanzada.

Hemos convocado a Premios Nobel en ciencias, 
astrofísicos, filósofos, matemáticos e ingenieros, 
entre otras especialidades. 

La ciencia y la tecnología 
serán el motor del desarrollo 
en los próximos años, 
al igual que lo fue 
la sociedad del petróleo 
en el siglo XX.

La invitación es a preguntarse 
cómo influirán en nuestra sociedad 
la biotecnología, la nanotecnología, la astrofísica; 
qué ética conducirá nuestras decisiones, 
qué hechos relevantes irán quedando 
para la interpretación de los historiadores 
y qué preguntas se hará la filosofía.

Información general

Ciencia, Tecnología, Humanidades y Ciudadanía
30 noviembre, 1, 2 y 3 de Diciembre, 2011
Edificio Congreso Nacional en Santiago de Chile

Programa

Miércoles 30 de noviembre
20:00 horas
Salón Plenario Congreso Nacional en Santiago.
Homenaje a Francisco Varela 
(en conjunto 
con el Instituto de Sistemas Complejos, de Valparaíso).

*Con invitación

Jueves 1 de diciembre
9:00 a 13:30 horas
Macrotema I: Prolongando los límites de la vida

Vida antigua y Vida fuera de la Tierra. 
Michel Brunet, Paul Davies. 
Moderador: María Teresa Ruiz.

Tecnologías que potenciarán la civilización. 
Avner Friedman – Carlo Rubbia. 
Moderador: Servet Martínez.

15:00 a 19:00 horas
Macrotema II: 
¿Sobrevivirá el planeta Tierra?

Equilibrios en medio de catástrofes 
(CO2, calentamiento global). 
Rajendra Pachauri, Yuan Tseh Lee. 
Moderador: Juan Asenjo.

Los desafíos de la Energía para nuestra civilización. 
Catherine Cesarsky, José Cordeiro. 
Moderador: Álvaro Fischer.

Viernes 2 de diciembre
9:00 a 12:00 horas
Macrotema III: ¿Coevolución entre humanos y máquinas?

¿Hacia una co-evolución entre máquinas y seres humanos? 
(Neurociencias e inteligencia artificial). Shimon Ullman. 
Moderador: Adrián Palacios.

La Sociedad Digital, de frente a nuevos modelos de interacción. 
César Hidalgo, Yuji Inoue. 
Moderador: Mauricio Sarrazín.

12:00 a 19:00 horas
Macrotema IV: ¿Con qué ideas se abordará 
el gobierno 
de las ciencias, tecnología y la convivencia humana?

Paradigmas de la gobernabilidad global del futuro: 
¿qué, quién y cómo? René Passet, Humberto Giannini 
– Moderador: José Luis Cea

Sociedad del conocimiento, ¿Un gobierno de la tecnociencia? 
Ivar Ekeland, Jerome Glenn, 
Moderador: Eric Goles + Participación 
de Presidentes de la Cámara de Diputados, 
Patricio Melero, y del Senado, Guido Girardi.

Sábado 3 de diciembre
9:00 a 11:30 horas
Sesión de Clausura

Estudio: matriz eléctrica óptima para el año 2030 contempla un 31% de ERNC

Análisis del Centro de Economía Sustentable y Cambio Climático de la Universidad de Chile


por Miguel Concha
Diario El Mercurio, Economía y Negocios,
Martes 29 de Noviembre de 2011
http://diario.elmercurio.com/2011/11/29/economia_y_negocios/_portada/noticias/AEB36FB7-144A-4CB9-A871-B862AFB1E84A.htm?id={AEB36FB7-144A-4CB9-A871-B862AFB1E84A}
Texto evaluó cinco modelos de matrices, donde el más beneficioso en términos económicos, medioambientales y sociales fue el de Energías Renovables No Convencionales.  

Elizabeth Subercaseaux...la de filuda lengua y ojo de lince...‏




"Jamás seré una diva de la literatura"
 por María Cristina Jurado.
Diario El Mercurio, Revista Ya, martes 29 de noviembre de 2011
http://diario.elmercurio.com/2011/11/29/ya/_portada/noticias/0D7D8B56-6074-43E1-9C55-FDA4FE88C1C1.htm?id={0D7D8B56-6074-43E1-9C55-FDA4FE88C1C1}

No le pasan gato por liebre a esta escritora y periodista, quien, desde Pennsylvania, observa y retrata incisivamente a Chile. Que Piñera es de clase alta aunque lo disimule, que los ricos deben pagar, de sus paseos en taxi por La Pincoya, y de sus tatarabuelos, los célebres Schumann, de todo habla aquí. Mientras su último best seller "Compro Lago Caburga" se dispara a las estrellas.

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Elizabeth Subercaseaux, 66, de filuda lengua y ojo de lince, casada con el profesor de literatura estadounidense John Hassett, se ha dado muchos lujos en la vida.

Uno de ellos se llama José.

Hace años, José vivía en la población José María Caro y manejaba un taxi arrendado. Hoy habita en un mejor barrio y es dueño de dos autos. José ha surgido. Pero José, hombre aperrado y que mantiene sus raíces populares, tiene una debilidad: Elizabeth. Y cuando esta escritora best seller y crítica periodista -quien va en su vigésimo quinto libro y ha sido traducida a más de diez idiomas- viaja desde Pennsylvania, donde vive con su marido en medio de un bosque de ardillas, José deja todo botado. El taxista se ha convertido en un engranaje clave de su literatura.

-Muchos me preguntan cómo hago para escribir en un lenguaje chileno tan fresco, tan lleno de modismos actuales, si vivo en Estados Unidos desde hace 22 años. Yo contesto que de dos maneras: con la oreja pegada a las radio Duna y Zero, cada amanecer, y, cuando vengo a Chile, arriba del auto de José.

En el taxi de su amigo poblador y siguiendo un ordenado calendario, Elizabeth Subercaseaux pasa días internándose en poblaciones y suburbios populares de Santiago. Desde Independencia hasta Puente Alto. Mantiene el rito desde hace 22 años. Mete su nariz en centros de madres y parroquias, en reuniones de alcaldías, en juntas vecinales y centros deportivos: observa. Registra. Se empapa de jergas, sentires, olores; palpa atmósferas. Oye argumentos y tristezas; carencias y expectativas.

Con el tiempo, tanta palabra y tanto gesto cae en sus libros.

-Me di cuenta de que, desde Providencia, para qué decir más arriba, es cada vez más difícil tomar contacto con el mundo real. José es mi intermediario: ahí me meto, calladita, en el Chile pobre, el del Transantiago, el de Fonasa y el del techo con cartones. Esos viajes me aterrizan y me nutren. La última vez, en una población terrible detrás de la Papelera, al final de Vicuña Mackenna, quedé muy impresionada. Y esto es Santiago, porque en el norte, por ejemplo, es peor.

El otro Chile -dice ella-, "ése que hoy no ve a los pobres", le da menos trabajo. Ella viene de ahí, de una clase alta que, en los años 40 y 50, "era mucho más austera y menos ridícula que los ricos de hoy: nadie tenía mansiones de vidrio o avionetas. Mi abuelo, que era dueño de un fundo de rulo de cuatro mil hectáreas en Cauquenes y que después fue expropiado, se pasó la vida mirando al cielo, esperando la lluvia. Mi papá nunca tuvo ni uno y se murió a los 42, los cinco hermanos Subercaseaux Sommerhoff nos criamos con mucha sobriedad".

Sirve el té ahumado en su departamento santiaguino flanqueado de verde: por las piezas contiguas, como una sombra que marca presencia, circula Coco, su marido académico, quien ya enseñaba y traducía sus libros en Estados Unidos antes de casarse con ella. Se conocieron en Cartagena, hace más de 20 años, en casa del escritor Poli Délano. Este segundo matrimonio ha sido, dice ella, de las mejores cosas que le han pasado en la vida. Sólo superado por el nacimiento de sus tres hijos y siete nietos, quienes viven en Chile.

Barrio alto con humor

La diferencia -y la distancia, que le duele- entre las clases sociales en Chile ha sido el gran tema literario de esta escritora desde hace años. Sin querer, el clasismo, que le preocupa hondamente y "una de las principales lacras en este país", le ha sido rentable. Un problema nacional que sintió con más evidencia desde que se fue a vivir a Estados Unidos, "un país meritocrático en esencia, donde reina la movilidad social y la otredad es admirada". "Si aquí un niño nace en La Pintana, tiene 90 por ciento de posibilidades de morir en La Pintana. En Estados Unidos, desde La Pintana se puede llegar a la Casa Blanca. Basta con ver a Obama y a Bill Clinton. Ellos, en verdad, venían de abajo, no como Piñera, quien se dice de clase media, pero realmente pertenece a la clase alta y es millonario".

Pero Elizabeth ha sido astuta. Un tema espinudo, que se podría haber deslizado hacia el panfleto político o el tratado de sociología, ella lo matizó con sentido del humor e irreverencia. Y frescura: gran parte de su éxito de ventas y lectoría, lo explican el lenguaje chispeante y la psicología de sus personajes. Subercaseaux escribe de lo que sabe.

Su serie de novelas sobre el barrio alto, encabezada por los best seller "Vendo casa en el Barrio Alto" (2009) y "Compro Lago Caburga" (2011), ambas de Catalonia, la han situado en la cumbre de todos los rankings y se suman a otros 23 libros de distintos géneros, que abarcan desde la novela negra y el thriller psicológico hasta la entrevista periodística.

Su serie Barrio Alto, explica, tocará cinco grandes temas nacionales, bosquejados por ella antes de sentarse a escribir.

-Yo quería retratar la historia social de Chile contemporáneo desde distintos ámbitos. Una serie de novelas que atravesaran el clasismo, sin caer en lo latero, con humor. Partí en 2009 con un retrato del fenómeno en sí. Esta segunda novela de 2011 muestra la irrupción de la nueva derecha en el poder democrático. Las siguientes son sobre salud y educación, y, por último, una sobre la que, para mí, es la principal expresión del clasismo chileno sin disimulo: el Transantiago. ¿Alguna vez has visto a un ministro andando en micro?

-Usted quería que su tercera novela fuera sobre educación...

-Sí, pero afloró el movimiento estudiantil y lo postergué para que no me tildaran de oportunista. El problema en la educación seguirá en 2012 y sólo se puede arreglar subiendo los impuestos de los ricos. Es vergonzoso cómo en Chile se evaden impuestos: tú vas a un supermercado y te preguntan: "¿Boleta o factura?". Piñera tiene en sus manos una oportunidad histórica que han tenido pocos presidentes. Puede hacer una transición maravillosa: que el país pase de una sociedad clasista a una meritocrática. Lo puede hacer, pero tiene que ponerse firme.

-Ahora ataca el tema de la salud.

-Fíjate que es al revés: son los temas los que me atacan a mí. Siempre ha sido igual, me invaden. Aprovechando que estoy en Santiago, ando recorriendo isapres y consiguiéndome planes, pero son tan enredados que alguien me los tiene que explicar. También estoy yendo a hospitales. A observar y a escuchar.

-¿No cree que es un riesgo abordar temas tan áridos en literatura?

-¡Pero claro! Imagínate lo árido, el Fonasa, el Auge, las Isapres, las licencias..., pero ahí está el desafío. Mostrar la injusticia y lo absurdo del sistema, sin caer en lo aburrido. Porque no soy ni médico, ni socióloga ni historiadora. Soy novelista. Por lo pronto, me escapo de los clichés como las grandes clínicas y centro la historia en una de lujo de cirugía estética.

Elizabeth Subercaseaux también es leída en el extranjero. Sus libros han sido traducidos al alemán, francés, holandés, coreano y portugués, entre otros idiomas. "Pero mi mayor éxito de ventas está en Alemania". "Compro Lago Caburga" fue su libro número 24. Curiosamente, el número 25 estuvo listo antes y no pertenece a esta serie.

-"El sueño de Julia" es un thriller psicológico que mi agente literario en Europa, Guillermo Schavelzon, empezará a vender en 2012. Y es que a veces escribo en paralelo o dejo algún libro descansar y me adelanto con otro. Con uno me demoro tres años, con otros, uno. Y siempre me enamoro del último. Después ya no me acuerdo. Pero el libro está siempre recordándole a uno "no te olvides de mí, tú me escribiste y yo aún existo". Así y todo, soy una mala madre. Los suelto y me olvido. Paso tantos meses corrigiendo -es una tarea interminable para mí- que, al final, termino detestándolos.

Así y todo, la escritora no olvida a sus dos mayores hits, publicados en 2001, uno de sus años más fructíferos. "La rebelión de la nanas", "mi libro más exitoso en Chile y por el que recibí cientos de cartas de nanas que se sintieron tocadas", y "Una semana de octubre", que la consagró internacionalmente.

Una marca indeleble

Elizabeth Subercaseaux y sus cuatro hermanos recibieron, en su infancia y adolescencia, una influencia marcadora: la de su madre alemana Gerda Sommerhoff, bisnieta del pianista romántico Robert Schumann. Una marca que los definió y tiñó la mirada sobre la vida que cada uno tiene hoy, desde distintas tiendas ideológicas. Gerda, diligente y fuerte, había llegado a Chile escapando del nazismo. Era una mujer liberal y libertaria, cuenta su hija, y, con sus ojos azules, conquistó al padre de la escritora, hijo de un agricultor de clase alta. Esto pasaba en los años 40 y Chile era distinto.

-Vivíamos en el fundo de mi abuelo en Cauquenes, un fundo de secano grande, que no daba ni un peso. Mi mamá llegó a Chile siguiendo a su hermano Walter, quien, a la muerte de mi padre, nos salvó. Era una mujer liberal, inteligente y de izquierda. Cayó bien entre estos Subercaseaux, entre los cuales también había gente como Benjamín Subercaseaux, un cronista brillante, de izquierda, creativo y gay.

El padre de Elizabeth trabajaba el fundo del abuelo. La familia creció sin luz eléctrica ni agua potable en una casa de adobe "que se fue cayendo de a poco". Elizabeth era la tercera hija, después de Bernardo y Juan, y antes de Martín y de Ximena, quien vive en México.

-Nunca sabremos cómo hubiera sido nuestra vida de no morirse mi papá a los 42, en 1956. Yo tenía once años. Éramos todos bien seguidos: el mayor tenía trece y la menor, cinco. Mi mamá se encontró, de la noche a la mañana, como una viuda pobre con cinco niños chicos.

Pero Gerda, quien era "escultora, pintora y tejía como los dioses", sacó fuerzas ante la desgracia. Su hermano, el empresario Walter Sommerhoff, compró una casa en Las Luciérnagas y se la prestó a la familia: ahí crecieron todos.  "Por eso es que sé que la clase alta chilena de antes era distinta. Perdió su pulcritud: la irrupción de la plata tiñó todo. Nosotros nos demoramos mucho en tener una citroneta, andábamos en micro. Mi tío Walter le instaló a mi mamá un estudio fotográfico en el centro y los sábados partíamos en trolley, cruzando medio Santiago, con los brazos llenos de cartones plateados. Salimos adelante".

Gerda Sommerhoff se dedicó a fotografiar a niñas de la clase alta santiaguina y su estudio "Nanette" comenzó a ser requerido para estrenos en sociedad, matrimonios y graduaciones. Tuvo éxito y la familia sobrevivió. La escritora dice hoy que gran parte de su propia disciplina y de su método estructurado para trabajar y para vivir se lo debe a su madre. Por eso, sus 25 libros no le parecen hazaña: ha trabajado, dice, toda su vida. Fue lo que vio y cómo la criaron. Así también desarrolló su mirada crítica, que está en la base de su literatura. "Mi mamá era muy crítica, yo heredé eso y lo cultivo. Cuando vengo a Chile me pasan cosas extraordinarias: por ejemplo, hay gente que no entiende que yo no sea católica. Y menos que, no siéndolo, esté casada con un católico irlandés de misa dominical. Me encuentran rara. Y es que aquí no se acepta la diversidad. Yo digo: si vives en un país que está en el traste del mundo, por lo menos acepta la diversidad entre los tuyos. ¿Cómo se puede tener a los mapuches en un reducto?".

Tatarabuela inspiradora

Detrás de la enorme energía de Elizabeth Subercaseaux, está su tatarabuela Clara Wieck o Clara Schumann, mujer del célebre pianista romántico Robert Schumann, de quien esta escritora desciende en línea directa por el lado materno. Su madre, evoca Elizabeth, adoraba a la que fue su bisabuela, Elise, uno de los ocho hijos que Robert y Clara Schumann tuvieron en la segunda mitad del siglo XIX. La escritora lleva años fascinada con su tatarabuela, un personaje, dice, que rompió moldes y dio ejemplo de libertad:

-Clara era muy liberada, una feminista para su época. Fue una profesional del piano increíble, disciplinada y aguerrida. A la muerte de su marido, continuó viajando a Rusia e Inglaterra a dar sus conciertos y dejaba a sus ocho chiquillos con una nana. Insólito para su tiempo. Dicen que fue mejor pianista que mi tatarabuelo, una virtuosa que, como Mozart, empezó a tocar a los siete años.

Elizabeth no ha olvidado el día en que fue a conocer la casa de los Schumann en Leipzig, que aún está de pie, en manos de la Fundación Schumann. "Nos entrevistó la televisión alemana a la sobrina nieta de Brahms y a mí".

Clara Schumann sacó adelante a su familión, a punta de ñeque y arte. Su marido fue internado en un sanatorio mental y murió a los 46 años. Hoy, aunque su mayor conexión emocional es con su bisabuela Elise, "a quien mi mamá adoraba y cuya tumba fuimos a conocer con John", Elizabeth Subercaseaux lee todo el material que encuentra sobre Clara porque está preparando una novela sobre ella, aún no sabe si en primera persona u otro formato.

-Tengo todas las cartas que mi bisabuela Elise le escribía a mi madre. Es muy inspirador. La de Clara Schumann es una investigación que me ha tomado años y dará forma a un libro, pero antes quiero terminar la serie Barrio Alto. Yo me dosifico, porque nada me apartará de mis actividades favoritas: cocinar, tejer y bordar. Junto con escribir son parte clave de mi vida. Me aterrizan. Yo jamás seré una diva de la literatura.