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Galerías, Pasajes y Portales del Centro de Santiago‏


La marca de Santiago
Texto, Claudia Pérez Fuentes. Fotografías, José Luis Rissetti.  
Diario El Mercurio, sábado 5 de abril de 2014

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Varios kilómetros de extensión tiene la red de galerías, pasajes y portales que atraviesa el centro de la capital. Un circuito que da un carácter único al casco histórico; una verdadera huella de identidad y patrimonio que acciones como la reciente investigación del sociólogo Tomás Rojas y la periodista Isabel Molina, buscan reconocer y poner en valor.    

"El centro no se entiende sin ellos", dice sobre las galerías, pasajes y portales distribuidos en el corazón de Santiago, la arquitecta e investigadora del Laboratorio Ciudad y Territorio (LCT) de la UDP, Isabel Serra. Se trata de una red de casi seis kilómetros que da un carácter único a la capital -especialmente por su interconexión- y que cada vez está siendo más valorada por ciudadanos, turistas y expertos. "Son como una huella, una cicatriz", agrega la profesional.

Una de las últimas investigaciones preocupadas por rescatar la historia y promover estos lugares, es la del sociólogo Tomás Rojas, quien ya había participado en un estudio sobre los pasajes de Providencia con la arquitecta Elke Schlack. "Recorriendo las galerías de Santiago Centro: catastro para una puesta en valor patrimonial", es el nombre del proyecto que esta vez elaboró junto a la periodista Isabel Molina y que gracias a la adjudicación de un Fondart está a punto de concluir.

Su paso por el Ministerio de Justicia, donde trabajó y hasta donde llegaba a pie desde su casa en el Barrio Bellavista, gatilló la propuesta que comprende un catálogo, exposición y recorrido patrimonial junto a Cultura Mapocho, todo para inicios de mayo. "De a poco me fui metiendo en un tema sobre el que había poca información, pero que encierra toda una identidad santiaguina; sin ellas el centro sería otra cosa", dice Rojas, quien cuenta que solía transitar por las galerías para acortar camino.

Es lo que hace la mayoría de los transeúntes, uno de los usos más frecuentes de los espacios que se comenzaron a configurar en la primera mitad del siglo xx, pero que tuvieron sus primeros antecedentes en 1850, época en la que se inauguró al sur de la Plaza de Armas la Galería Bulnes, actual Pasaje Matte. Según Isabel Serra, su historia comenzó mucho antes, con la fundación de Santiago y los canales de regadío que atravesaban las manzanas. "Son la base de su creación, la estructura subyacente de lo que es hoy el centro donde se funde la red hidráulica con la trama fundacional".

Son más de setenta los lugares que consignaron los autores de "Recorriendo las galerías...", pero se concentraron en veintiséis por ser los más representativos; todos ubicados entre Alameda, Amunátegui, Santa Lucía y Santo Domingo.

Es el área donde estos espacios comenzaron a florecer en la década de los 30, de la mano de Karl Brunner. Por entonces, el urbanista austríaco que propuso el Barrio Cívico, sugirió la perforación de las manzanas -formadas por compactos edificios de fachada continua-, para aliviar el flujo peatonal de las calles y aumentar los frentes destinados a servicios. Se trata de una idea europea, "principalmente francesa", dice Rojas, que redundó en una nueva manera de recorrer el centro y en el uso más eficiente de sus predios. "Crecieron los metros lineales peatonales y comerciales", explica la arquitecta del LCT.

Mediante normativas que estimularon su incorporación, el plan de Brunner expandió la red. "Coincidió con una sociedad que daba valor al espacio público, había una visión de ciudad y convergencia de intereses", agrega la profesional. Hasta los sesenta, las galerías, pasajes y portales vivieron un auge y dotaron al centro de una "multifuncionalidad en el sentido horizontal y vertical". Variado comercio y lugares de encuentro como cines y restoranes eran parte de su rico programa. Tras su diseño, nombres tan importantes como el de los arquitectos Sergio Larraín García Moreno, Emilio Duhart y Josué Smith Solar.

 Revalorizar un clásico

El declive llegó a mediados de los setenta. La aparición de Providencia como nuevo polo de comercio, de los caracoles y luego los malls, atentaron contra el circuito tanto como la pérdida de residentes que sufrió el casco histórico. "El centro decayó, hubo menos afluencia de público, se cerraron locales como los cines que atraían a las personas", comenta Tomás Rojas. Pese a esto, las galerías no murieron, aguantaron hasta que las políticas de renovación urbana repoblaron el sector. "Se reactivaron; aunque nunca desaparecieron ni lo harán, tienen un flujo constante, la gente las siente propias, eso siempre ha sido así y no va a cambiar", comenta Isabel Serra.

Rojas Concuerda: "Siempre van a tener un público asegurado". Una de sus gracias ha sido reinventarse y adaptarse con una variada oferta de servicios al perfil de sus visitantes. Hay lugares como la Alessandri alimentada principalmente por trabajadores de las oficinas de gobierno, bancos y otras instituciones que la rodean; y la Eurocentro que por décadas ha servido de punto de encuentro para jóvenes y tribus urbanas.

También están las temáticas: en la Metropolitana abundan las ópticas, mientras que en otras como la Del Rey, los servicios de depilación. "Son valoradas por la utilidad que prestan", comenta el sociólogo. Basta recorrerlas para comprobarlo. Hay tiendas de vestuario especializado como camiserías, hasta peluquerías y reparadoras de los más diversos tipos -relojes y zapatos por ejemplo-, también emblemáticos locales como El Penique Negro, dedicado a la filatelia, y Bombones Dos Castillos, ambos en el Pasaje Agustín Edwards. La arquitecta del LCT agrega otros datos prácticos: "En invierno protegen de la lluvia y en verano del calor. Además, es más cómodo caminar por ellas porque en general las veredas de centro son angostas".

Todo ha hecho que sean cada vez más apreciadas y crezca el interés por mantenerlas y darlas a conocer. Para la experta, esto coincide con la revalorización que han tenido espacios públicos de carácter patrimonial como el Barrio Italia. "Se están dando cuentan que revitalizar estos lugares conlleva ciertos créditos". Sin embargo, advierte las dificultades de gestión que podrían entorpecer su renovación: son espacios de aspecto público que pertenecen a privados, de ahí, por ejemplo, los problemas de mantención de algunas. "La Municipalidad no tiene las herramientas para intervenir en ellas, hay que buscar fórmulas -algunas ya aplicadas en el extranjero- que resuelvan los temas de gestión y normativa, y permitan aprovechar sus cualidades".

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