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Divergente

Divergente

"Como es visible, estamos en el terreno de la simbiosis de virtudes con lugares, una tradición remotísima que quizás comienza con el Paraíso de Dante y se extiende desde la Ciudad del Sol de Campanella (cuatro atributos) hasta las ciudades productivas de Luc Boltanski y Laurent Thevenot (seis atributos)..."

 
Las cosas son así: después de cien años de una guerra que ha devastado al mundo, Chicago permanece como una ciudad protegida por un muro inmenso y ordenada por una teoría social que clasifica a las personas en seis categorías: Erudición (conocimiento y lógica), Cordialidad (amabilidad y armonía), Verdad (honestidad y orden), Abnegación (sencillez y desinterés), Osadía (valentía y libertad) y Sin Facción, que son los que carecen de atributos, no gobiernan y viven en la pobreza y la violencia. La anomalía del sistema la constituyen los Divergentes, que no pertenecen a ninguna categoría o, lo que es peor, a varias de ellas.

El poder lo tiene Abnegación, en razón de alguna forma de democracia nunca explicada. Pero Erudición, que sospecha de las bondades de los gobernantes, prepara un golpe de Estado con el apoyo de Osadía, a la que por supuesto necesita manipular antes de consumar la subversión.

Como es visible, estamos en el terreno de la simbiosis de virtudes con lugares, una tradición remotísima que quizás comienza con el Paraíso de Dante y se extiende desde la Ciudad del Sol de Campanella (cuatro atributos) hasta las ciudades productivas de Luc Boltanski y Laurent Thevenot (seis atributos). Siempre se trata de lugares a los que hay que entender en clave metafórica, aunque la persistencia de la metáfora revela una cierta aspiración de verdad social.

La ciudad de cinco virtudes que imagina la novelista Veronica Roth -también productora ejecutiva de Divergente- es una mezcla entre el marxismo soviético temprano, el "mundo feliz" de Huxley y el "gran hermano" de Orwell. La idea de que la facción es más importante que la familia pertenece tanto a Stalin como a Hitler y a Mussolini. Pero estas son solo las referencias, algo remotas y algo confusas. En cuanto aparecen los protagonistas, se hace evidente que la tradición metafórica está aquí al servicio de la psicología de la adolescencia.

La figura principal es Tris (Shailene Wood-ley), que abandona la facción familiar de la Abnegación para inscribirse en la de Osadía, sospechando que su verdadera condición es la de los Divergentes. Un instructor de Osadía, Four (Theo James), comparte esas dudas con la joven conflictuada y por tanto compartirá pronto algo más. El problema de la búsqueda de la identidad, que ocupa la abrumadora porción de esta película, no es una exclusividad adolescente, pero a menudo tiene su sello.

Para confirmarlo, el resto del metraje está formado por secuencias de acción tomadas de la estética de los videojuegos. La cazuela de leyenda y política con agregado de emoción digital es ya muy común como para asombrarse. Divergente es, con toda probabilidad, la primera pieza de algunas secuelas futuras, la variación pubescente de otras historias similares y la prolongación de la incertidumbre posmoderna sobre el futuro. Nada que impresione, pero tampoco nada que repugne. 

Divergent. Dirección: Neil Burger. Con: Shailene Woodley, Theo James, Ashley Judd, Kate Winslet, Jai Courtney, Zoë Kravitz. 139 minutos.

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