Opinión
Diario El Mercurio, Lunes 16 de Abril de 2012
Diario El Mercurio, Lunes 16 de Abril de 2012
http://blogs.elmercurio.com/cienciaytecnologia/2012/04/16/le-di-tiempo-a-descubrir.aspLe di tiempo a descubrir
Nicolás Luco Rojas
Nicolás Luco Rojas
En inglés me llamarían "peeping tom": mirón, intruso, casi degenerado. Es que me encanta mirar y descubrir. Como una amiga mía, que en los aeropuertos se entretiene inventándoles biografías a las personas que pasan.
Otra amiga me pilló esperando micro en la Escuela Militar mientras con binoculares intentaba mirar adentro de los edificios circundantes. Me acusó, muerta de la risa, de estar buscando mujeres desnudas. Descubriendo.
Gracias a Tom Daskam descubrí los binoculares. Sin ellos uno ve parte de la historia, no más. Tom es un gran observador de aves y me llevó en una de sus expediciones. "Quédate cinco minutos quieto y después las cosas empiezan a pasar", me dijo. A los cinco minutos las aves adquirieron confianza y volaban sobre nosotros.
Los binoculares son extensión de nuestros ojos, como diría McLuhan.
Cuando uno mira por binoculares ya sea estrellas, paisajes, barcos a la distancia o mujeres bonitas o feas, la atención se focaliza y se tiene el placer del descubrimiento.
Una de mis nueras tiene un doctorado en ecología y es especialista en aves. Caminar con ella por el bosque es una maravilla: va nombrando las especies que avistamos, o al autor del piar que escuchamos. Como una guía turística, pero del descubrimiento.
De repente, el velo se corre, como si la naturaleza hiciera un lento striptease .Por eso me pregunto si votaré a favor de la "realidad aumentada".
Gracias a la cámara del celular, en algunas ciudades o comercios, uno puede apuntar y en pantalla aparece la identificación de lo que se ve. "Éste es el Rijksmuseum", "esto es un café", "esta es la estatua de Van Gogh". Ahí, plano, delante de nuestros ojos, pero descubiertos... en la pantalla del celular, la realidad "aumentada". Fome.
Más encima, ahora Google mostró un prototipo de un par de anteojos, más bien un par de pantallitas que se instalan frente a los ojos. En las fotos el artificio se ve precioso, usado por una rubia encantadora. Pero cuando uno ve el video, comprende de qué se trata.
Es la "realidad aumentada" en su máxima expresión. Donde uno mire, en las pantallitas aparecerá sobrepuesta la identificación de lo observado. Por ejemplo, si uno pasa por un estacionamiento de motos, la pantallita irá identificando la marca de cada una. Agote.
Para más remate, asociado a Google aparece un profesor de ingeniería eléctrica, Babak Parviz, que demuestra cómo a los lentes de contacto se les puede agregar un circuito de tal modo que el lente mismo oficie de pantalla para mostrar la información.
Yo no quiero vivir con tanta información desplomada sobre mí. Hay un límite de lo que uno puede absorber, un estado de conciencia en que la atención se enfoca o se amplía. Pero esto de saber de todo alrededor es como si uno conociera la cantidad de bacterias que a cada instante habitan nuestro cuerpo.
Además, la realidad aumentada requiere que alguien "meta" la información en alguna base de datos. Y eso lo financiará la publicidad; y cualquier automovilista sabe lo que ocurre cuando uno se encuentra con carteles en los lugares más bellos del país.
Ahora bien, capaz que fuera interesante que los marcadores del auto me aparecieran sobrepuestos al camino. OK, no me cerraré completamente. Pero, para la vida, me saco esta tortura de la plena información. Prefiero descubrir.
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