La obra, “que está escrita para leerse en 45 minutos” dice el autor, cuenta parte de la excéntrica historia de Carlos Pontigo. Partió a los 12 años limpiando autos frente a la Municipalidad de Santiago. A los 47 tiene una importadora en la misma calle, un portal de noticias y un programa de televisión sobre las PYME en UCV televisión.
Sin un lanzamiento con invitados conocidos y ni siquiera el prólogo de un amigo, “nadie se atrevió a firmar con su nombre esta diatriba del autor”, Carlos Pontigo lanzó su libro “Lobbygrafía de Chile”, que próximamente se venderá en quioscos.
El libro “que está escrito para leerse en 45 minutos” dice el autor, cuenta parte de la excéntrica historia de Pontigo. Partió a los 12 años limpiando autos frente a la Municipalidad de Santiago. A los 47 tiene una importadora en la misma calle, un portal de noticias y un programa de televisión sobre las PYME en UCV televisión.
En el medio, Carlos Pontigo fue funcionario de la Municipalidad de Santiago desde poco antes que asumiera Jaime Ravinet. Primero en el departamento de aprovisionamientos y luego como fiscalizador de comercio.
Este puesto le permitió convertirse en dirigente de los funcionarios y acompañar al alcalde, desde Ravinet a Lavín en los “puerta a puerta” y en el trabajo territorial.
“Confiando en el apoyo, desde lejos, de Joaquín Lavín hice del puerta a puerta un mandato diario. A este modelo aspiraba, a mezclar vocación y una ambiciosa idea de refrescar la administración pública”, afirma Pontigo en el libro.
El 2004 creyó tener el apoyo de Lavín para una candidatura a Concejal. Sin embargo, según detalla en el libro, Lavín en un café le pide que desista de sus planes. El cupo lo iba a ocupar su esposa Estela León.
A pesar de la decepción, la admiración de Pontigo seguía intacta. El ex limpiador de autos ahora estaba dedicado a los negocios junto a la comunidad taiwanesa de la que se convirtió en estrecho colaborador.
En ese contexto, según cuenta, recibe un llamado de Patricio Cordero. Administrador municipal de Lavín, y ligado a una de las familias fundadoras de la UDI, Cordero le pide una reunión en el restaurante de comida china “Danubio Azul” en Apoquindo. Sin entregar detalles.
Una vez sentados en la mesa, según precisa el libro, Cordero “en términos muy coloquiales me contó que Joaquín Lavín estaba corto de dinero y que la candidatura de su mujer había evidenciado una sorpresiva falta de financiamiento probablemente por su desconocida experiencia política”, afirma el autor.
Pontigo relata que a través de Cordero, Lavín le pidió que recolectara US$ 50 mil entre sus amigos taiwaneses. Él aceptó. Pidió una semana de plazo, con la condición de que la próxima reunión fuera con el propio Lavín y parte de los financistas.
Así fue, una semana después el actual ministro de Desarrollo Social se reunió con siete empresarios taiwaneses, en representación de las 25 familias que en total hicieron el aporte.
Luego de una cena y un corto ceremonial después del que se entregaron los cheques que formaban la suma, Lavín afuera del restaurant le dice: “Carlos, te pasaste”.
Fue la última vez en que Lavín y el dueño de la importadora “La Nueva Opción”, hablaron. Cercano a Marco Enríquez Ominami, Carlos Pontigo en 2008 fue candidato a concejal por Estación Central en un cupo del Partido Radical. En campaña pidió una cita con Lavín, pero nunca lo recibió.
Estela León ganó y los cheques aportados por los asiáticos los cobró su hijo Joaquín Lavín León, hoy candidato a alcalde por Maipú, según cuenta el libro.
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