Afinar el oído...‏

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Ahora que ya se percibe la primavera,

con el alza paulatina de la temperatura,

la irradiación solar, los árboles en flor

y el canto de las pájaros, me percato

que uno escucha más especies de aves

que las que alcanza a ver sin binoculares

pero que he ido olvidando sus voceos y cantos;

algunas de ellas no las alcanzo a distinguir por sus sonidos.

De vuelta del Registro Civil

donde fui a retirar mi nueva cédula de identidad,

me subo a un bus alimentador del Transantiago,

en el que se encuentra un cantante callejero

que acompañado de su guitarra

canta gentilmente sus propias canciones.

Sin estridencias acompaña el trayecto

con un tema dedicado a nuestro país

que elabora sobre la idea del cariño

y de los vínculos que nos hermanan.

El segundo es un tema sentimental,

titulado perdí tu amor.

Y en la mejor escuela del bolero,

retuve una línea:

«perdí la melodía de tus labios…».

Perdí el oído para escuchar las aves,

perdí la melodía de tus labios…

O como una de las primeras canciones

de los Beatles, 'Till there was you':

There were bells on the hill

But I never heard them ringing,

No, I never heard them at all

Till there was you.

There were birds in the sky

But I never saw them winging

No, I never saw them at all

Till there was you.

And there was music,

And wonderful roses, 

They tell me,

In sweet fragrant meadows 

of dawn, and dew.

There was love all around

But I never heard it singing

No, I never heard it at all

Till there was you

Till there was you!