NUEVA PUBLICACIÓN Edición conjunta del Museo Precolombino y Banco Santander:
Libro "Atacama" indaga en sus cielos, paisajes y rica cultura ancestral
Distintas miradas desde el mundo científico, de la historia, arqueología, geología, arquitectura y música dan vida al nuevo libro "Atacama". En una edición de lujo, con imágenes de reconocidos fotógrafos, profundiza en temas como sus cielos privilegiados, los cambios geológicos del paisaje, el pasado precolombino, la época colonial, las sociedades y tradiciones milenarias. Y las riquezas mineras.
por Cecilia Valdés Urrutia
Libro "Atacama" indaga en sus cielos, paisajes y rica cultura ancestral
Distintas miradas desde el mundo científico, de la historia, arqueología, geología, arquitectura y música dan vida al nuevo libro "Atacama". En una edición de lujo, con imágenes de reconocidos fotógrafos, profundiza en temas como sus cielos privilegiados, los cambios geológicos del paisaje, el pasado precolombino, la época colonial, las sociedades y tradiciones milenarias. Y las riquezas mineras.
por Cecilia Valdés Urrutia
Diario El Mercurio, Artes y Letras
Domingo 30 de diciembre de 2012
http://diario.elmercurio.com/2012/12/30/artes_y_letras/_portada/noticias/FE120814-1EB2-4197-A8A6-9051A107B1E4.htm?id={FE120814-1EB2-4197-A8A6-9051A107B1E4}
Pocos nombres del territorio nacional tienen más resonancia en el mundo que Atacama, como bien destaca el nuevo libro. Y lo cierto es que aparece en la geografía como uno de los lugares más áridos del planeta, sus tierras mantienen tesoros humanos de más de 13 mil años de antigüedad y conserva casi intactos objetos prehispánicos, siendo un deleite para la arqueología. Sus riquezas minerales, en tanto, son claves para el desarrollo y cuenta con cielos privilegiados y únicos para la astronomía.
Un viaje hacia esos y otros aspectos singulares de esa zona -como la evolución de sus impresionantes paisajes y las sociedades que lo han habitado- conduce este libro (acogido a la ley de donaciones culturales), coproducido por el Museo Chileno de Arte Precolombino y el Banco Santander, que se presenta el 7 de enero.
"La obra, que nos tomó más de dos años de intenso trabajo, entre las investigaciones y el material gráfico de renombrados fotógrafos como Guy Wenborne y documentos de observatorios internacionales, contiene las miradas sobre el hombre que habitó estas tierras, en toda su amplitud e historia, y las miradas de la evolución del paisaje que lo contiene, como de su cielo", señala a Artes y Letras Gema Swinburn, coordinadora del proyecto.
"Trabajamos con 16 especialistas provenientes del ámbito de la ciencia, la historia, la arqueología, antropología, geología, arquitectura y de la música -nos agrega-. Donde destacan aportes como el de la Premio Nacional de Ciencias María Teresa Ruiz y la minuciosa investigación de Guillermo Chong sobre el paisaje geológico. Está también la contribución de Hernán Rodríguez sobre la arquitectura y evangelización, entre otros.Y la edición de Carlos Aldunate. Hay un enorme trabajo detrás de estas páginas -precisa Swinburn-. Porque éste es un libro muy bonito, pero con contenido".
La publicación toma el vocablo ancestral de Atacama; es decir, el que aún conservan los viejos atacameños cuando se refieren al Salar de Atacama como el lugar original de su etnia. La tierra de Atacama se entiende, entonces, aquí como el territorio que abarca "desde el comienzo en el río Loa y hasta Copiapó, incluso algunos establecen límites más extensos, en el entendido de que las fronteras culturales no son exactas", precisan.
La obra parte con "Los cielos de Atacama", a cargo de la astrónoma Premio Nacional de Ciencias Físicas y Exactas 1997, María Teresa Ruiz.
Lugar único para observar el universo
La científica relata: "Durante el día, el sol ilumina Atacama mostrando un paisaje manchado de colores que oculta tesoros minerales y rastros de culturas milenarias (...). Las noches casi siempre son despejadas, con una atmósfera transparente y estable, lo que sustenta que se considere al cielo de Atacama como un lugar único en el planeta para observar el universo".
La corriente fría de Humboldt favorece que las nubes se condensen sobre el mar. A esto hay que añadir la presencia de la cordillera de los Andes, que actúa como una barrera natural, frenando el avance de las nubes cálidas y húmedas provenientes del Atlántico", explica María Teresa Ruiz.
Estas condiciones únicas condujeron al enorme interés de astrónomos de Estados Unidos y Europa para instalar observatorios en Atacama, a partir de mediados del siglo pasado. "Gracias a esos telescopios, el hemisferio sur hoy es tan conocido como el del norte. Sólo se sabía antes que en el cielo austral se encontraban dos grandes tesoros urgentes de explorar: la Vía Láctea y las dos galaxias satélites de la Vía Láctea conocidas como las Nubes de Magallanes (la nube grande y la nube chica), que se ven como objetos nubosos muy hacia el sur y están completamente invisibles desde el hemisferio norte", precisa.
Los primeros observatorios fueron ópticos, como el del Cerro Tololo, Las Campanas y el observatorio La Silla. Veinte años después fueron emplazados telescopios más poderosos como los del observatorio Paranal, los telescopios Magallanes en Las Campanas y los Gemini y Soar en Cerro Pachón.
El último proyecto es el Observatorio ALMA, ubicado al este de San Pedro de Atacama, a más de cinco mil metros de altura y formado por 66 antenas de 12 metros de diámetro. Es un proyecto único en su especie. "Posee antenas equipadas con detectores especiales que permiten realizar observaciones en luz milimétrica en objetos y fenómenos del cosmos que no emiten luz visible".
La Premio Nacional de Ciencias Exactas se refiere a la observación de las galaxias y otras informaciones descubiertas en el cosmos. Pero "la búsqueda de datos y claves astronómicas para responder mejor nuestras preguntas ancestrales prosigue y la llanura de Chajnantor (el proyecto ALMA) concentra a gran parte de los esfuerzos de la humanidad para lograrlo", señala la científica.
Primeros pobladores
Por su parte, el geólogo Guillermo Chong aborda el capítulo sobre las "Historias del paisaje", testigos de milenarios cambios geográficos e históricos. La precordillera es uno de los temas principales, donde se encuentran los salares más espectaculares del país, como Punta negra y el Salar de Atacama, "con sus extensiones de costras blancas, sus lagunas azules y sus deltas de ríos salinos".
La Cordillera de la Sal, las grandes quebradas y los volcanes activos son objeto de estudio. "Vemos así que el norte de Chile no es sinónimo del desierto de Atacama, sino que hacia el oeste está el desierto y hacia el este se ubica el altiplano, con una zona de transición entre ambos", reseña Chong.
Esas mismas condiciones geológicas y climáticas de Atacama han permitido que se conserven testimonios precolombinos. En relación con ello, el antropólogo y arqueólogo Mauricio Uribe trata la época prehispánica. Parte con los primeros pobladores de la Puna Atacama y con la ocupación humana en la costa, sobre la cual se han encontrado más de mil enigmáticos litios geométricos, atribuidos a los primeros pescadores del norte (9000-6000 a.C.).
Los cazadores y recolectores de las tierras altas, la domesticación de los camélidos y el tránsito por las quebradas constituyen aspectos destacados. Las pinturas rupestres, la cultura en orfebrería y arquitectura en la cuenca de Atacama y las evidencias arqueológicas del río integran también el estudio.
Uno de los aspectos de más interés es la conexión de San Pedro de Atacama con Tiawanaku. El poblado de San Pedro se encuentra a 700 kilómetros del Lago Titicaca y la investigación plantea que, de acuerdo con la extensa movilidad y relaciones alcanzadas durante el periodo Formativo, sus poblaciones lograron interactuar con Tiawanaku y su influencia se mantuvo en el primer milenio.
La influencia de Tiawanaku reforzó en San Pedro las diferencias sociales, con creencias y experiencias alucinógenas de carácter chamánico, que revestían de prestigio religioso y político a algunos integrantes de cada comunidad, señala Uribe. A su vez, ubica a "San Pedro como núcleo articulador de la Puna meridional, en estrecha relación con el noroeste argentino y el suroeste boliviano, articulando Potosí, Sucre y Cochabamba".
Con la llegada del inka , antes de 1470, y el anuncio del nuevo orden hispano concluye el capítulo a cargo del antropólogo.
Colonia y evangelización
La Atacama colonial es abordada por el investigador Jorge Hidalgo. El autor empieza con las encomiendas entregadas en esa zona, antes de su pacificación. La primera de ellas fue dada a Pedro de Isasaga.
El tema de la evangelización se ilustra en reveladores testimonios gráficos, como la superposición de símbolos cristianos en las pinturas rupestres y después en la construcción de las primeras iglesias. Una de las grandes preocupaciones de los españoles fueron las campañas de extirpación de idolatrías.
El director del Museo Andino, Hernán Rodríguez Villegas, se centra en las iglesias de Atacama y profundiza en la evangelización. El llamado " Libro de varias hojas ", de la parroquia San Francisco de Asís de Chiu Chiu, constituye la primera fuente de las iglesias de Atacama, posee documentos fechados desde 1611.
Rodríguez es de la opinión que "aun cuando estas iglesias fueron muy simples en su arquitectura, la mayor riqueza está en su alhajamiento interior, con lienzos y tallas que procedían en su mayoría de Potosí.
Las iglesias de Atacama son ejemplos de arquitectura y de vida propiamente americana y se conservan en pie gracias a sus estructuras de piedra y barro y a la fortaleza de sus comunidades", puntualiza. Se refiere a las principales fiestas que se conservan en la zona, como la de Nuestra Señora de la Candelaria, la Cruz de Mayo, la Fiesta de San Pedro, la de San Roque, en Peine y Cisca, Nuestra señora de Guadalupe en Ayquina, la de San Lucas, en Caspana y Toconao, entre otros ejemplos.
Minería y música atacameña
Atacama es también una de las zonas más ricas del mundo en minerales. Hay reservas de antimonio, cobre, nitratos, plata, estaño, plomo, oro, zinc etc. "Pero además ha sido célebre en su pasado con sus minas de plata, oro y minerales no metálicos, como salitre y azufre", precisa el arqueólogo Diego Salazar.
El especialista indaga en esta práctica milenaria de Atacama: "Aquí nacieron y trabajaron algunos de los mineros y geólogos más antiguos del continente. Cuando los españoles llegaron se encontraron con una tradición existente", escribe. Salazar invita a un recorrido por esas prácticas ancestrales, de las que hay testimonios como el hallazgo del Hombre del cobre, descubierto en 1889 y la momia de un minero atacameño ( 800 d.C.).
El libro continúa con un capítulo que toma el tema del cielo en la visión ancestral de los atacameños. Sigue con "La tradición arriera en el siglo XIX, con la tradición salitrera y los oficios del litoral atacameño. Concluye con "La música ritual atacameña", a cargo del antropólogo Claudio Mercado.
Se involucra en ceremonias musicales que acompañan la antigua práctica de Limpia de Canales, que se realiza en pueblos como Caspana y Peine. Rescata las Fiestas de Carnaval y la más desconocida Fiesta de los Floramientos, que se realiza cada tres años en honor de los animales del norte. Y experimenta ese ritual histórico para agradecer por los animales y pedir abundancia de lluvia en medio de los inmensos e impactantes paisajes de Atacama.
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