en el Estadio Castelão de Fortaleza
o practicando centros a la cabeza
en el Estadio das Dunas de Natal;
continuando con los tiros libres
en el Estadio Fonte Nova de Salvador de Bahía
y ensayando la línea de cuatro
en la Arena de Amazônia de Manaos.
El sueño del pibe, llegar a un Mundial;
aunque con la ansiedad y los músculos agarrotados.
El calor y la emoción del himno nacional,
la responsabilidad y las ganas de triunfar.
Saque de banda en el Estadio Nacional de Brasilia
o practicar el contragolpe en la Arena Pantanal de Cuiabá.
Los tiros de esquina en el Estadio Minerão de Belo Horizonte
y los saques de meta en la Arena de Baixada en Curitiba.
Volver al norte para poner la pelota al piso
en el Estadio Pernambuco de Recife,
sin olvidar el buen toque de balón
para lucirlo en la Arena Corinthians de São Paulo.
Asegurar la pelota y presionar al rival
en el Estadio Beira-Río de Porto Alegre,
para jugársela con tutti en el legendario
Estadio Maracaná de Río de Janeiro.
La mesa está servida.
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