Hernán Hochschild
Diario La Tercera, jueves 30 de octubre de 2014
Después de varios meses
de discusión sobre la reforma educacional,
con temas de mayor y menor polarización,
nos damos cuenta que el proceso
a desarrollarse en la política educacional
está cargado de preguntas de difícil solución
y de grandes espacios para divergencias políticas,
lo que en muchos casos
sobrecarga la discusión educacional.
Así, después
de ocho meses de discusión,
tiene sentido preguntarse
cuál es el mejor clima político
para avanzar con la gran
reforma educacional que Chile necesita.
¿Cómo hacer una reforma educacional
sólida y transformadora,
pensando en el largo plazo?
¿Cómo hacer una reforma
legitimada socialmente,
que realmente expanda
la frontera de oportunidades
a nuestros niños, niñas y jóvenes?
¿Cómo hacer que, en definitiva,
todos los niños de Chile
y sobre todo los que encarnan
la mayor desigualdad social,
tengan la posibilidad
de ser incluidos
en el mundo del aprendizaje?
Lo más probable
es que el mejor camino
sea lo propiamente pedagógico;
conocimiento y diálogo
como los actores claves y mínimos
de cualquier proceso educativo,
que deben transformarse
en los imperativos de la reforma,
los mandamases del proceso
y jueces de la legitimidad
y la base del entendimiento.
Y ahí, a la luz
del conocimiento y el diálogo
con todas las partes,
descubriremos una nueva
magnitud de la reforma,
nos encontraremos
con distintas urgencias
y preocupaciones,
y con experiencias
que no habían sido consideradas.
Quizás encontraremos más acuerdos
y comprenderemos las divergencias,
los votos serán juicios formados
y no prejuicios creados.
Las aulas de Chile
están repletas
de estos procesos de cambio,
de decisiones grupales
de miradas heterogéneas
que en las aulas
deben encontrar
un camino común.
Procesos que construyen confianza.
Este camino
puede sonar idílico para muchos,
tanto como para otros es idílico creer
que la reforma educacional
será capaz de resolver
todos los problemas que promete.
Y por eso mismo
es el mejor indicador
de si somos o no capaces
de, como sociedad,
construir un quiebre
que nos lleve
más allá de nuestro
determinismo socioeconómico.
Son pocos los países
que han logrado estos saltos
en los últimos años.
Construir procesos,
con acuerdos,
para dar un salto social
con la educación como base,
ha sido el caso
de una decena de naciones
en las últimas décadas.
Todas pusieron
la educación por delante
y construyeron procesos
que lograron profundas transformaciones,
y dieron tiempo y recursos a los cambios.
Los chilenos
tenemos hoy esa posibilidad,
no sólo en los hombros
de la nuestros legisladores,
sino en la capacidad
de articulación
y diálogo de la ciudadanía.
Ejemplo claro han sido
los cuatro meses de trabajo
de El Plan Maestro,
proceso que en 120 días
generó más de 120 propuestas
para el fortalecimiento
de la profesión docente,
desde las bases del sistema educativo.
Más de mil personas participantes
y una exhibición de educación cívica
en su total esplendor.
Si de verdad nuestros políticos
creen en el poder de la educación,
entonces ese será el camino.
Hoy el test de verdad
es cuán dispuestos están
nuestros políticos a construir
un proceso educacional transformador
para la construcción de la reforma.
______
Hernán Hochschild es
Director Ejecutivo
de la fundación Elige Educar.
Ingeniero Civil Industrial Mecánico
de la Pontificia Universidad Católica de Chile
y egresado de Licenciatura en Filosofía
de la misma universidad.
Durante su trayectoria universitaria
trabajó desde su disciplina
en diversos proyectos enfocados en educación,
destacando entre ellos la realización
de exitosos talleres de debate en distintos colegios.
Su tesis para optar al título de Ingeniero
fue desarrollada también en ésta área,
evaluando el impacto del Simce
en la empleabilidad y salarios de los alumnos,
en especial de aquellos en contexto vulnerable.
Fue destacado en el marco de su trabajo
en Fundación Elige Educar
como uno de los “Global Shapers” del año 2012,
grupo de jóvenes “sub-30” elegidos
por el World Economic Forum
por sus condiciones de liderazgo
y su espíritu de aportar
a un mejor desarrollo de sus países y del mundo.
Blog de Hernán Hochschild
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