"Chile era un país serio, pero lo que se está haciendo no es serio"
El historiador lanzará su nuevo libro en la Fundación para el Progreso, en el que aborda el modelo de desarrollo de Suecia, y lo contrasta con la situación actual de Chile.
por Patricio Yévenes
Diario El Mercurio, sábado 25 de octubre de 2014
http://diario.elmercurio.com/2014/10/25/nacional/nacional/noticias/C127B0A6-39CD-4CF4-952E-4CB0A379395F.htm?id={C127B0A6-39CD-4CF4-952E-4CB0A379395F}
"Chile está siguiendo el pasado fracasado de Suecia, en vez de inspirarse en una forma moderna de organizar un Estado sustentable y mucho más prociudadano, que yo le llamo Estado solidario, porque no busca imponerles una escuela o clínica a los ciudadanos, sino que trata de empoderar y darle libertad de elección a la gente", dice el historiador económico y ex integrante del Parlamento de Suecia, Mauricio Rojas.
Por estos días, el ex militante del MIR que en 1974 se exilió en Suecia, está en Chile promocionando su nuevo libro, "Suecia, el otro modelo: Del Estado benefactor al Estado Solidario", que surge al alero de la Fundación para el Progreso, de la que forma parte.
En el texto -que lanzará el próximo martes- Rojas repasa el modelo de desarrollo de Suecia a partir de los cambios al sistema que se realizaron entre las décadas de 1960 y 1990, período en el que "el Estado socialdemócrata monopolizó todos los sectores, como educación y salud, y en un par de décadas Suecia se transformó de un país de impuestos bajos y Estado limitado, a un país de impuestos récord".
"Suecia, que era un país rico, desarrollado, con industrias de primera línea, se permitió el lujo de expandir un Estado que parecía no tener límites".
En su libro explica que en los 80 la carga tributaria diferenciada era de un 85,5% para los ingresos altos, 69,8% para los medios y 57,9% para los bajos. Además, expone que en ese período se triplicó el porcentaje del empleo público en desmedro del privado.
Rojas afirma que la consecuencia fue que se alcanzaron niveles de desempleo del 12%, con un Estado subsidiario cuyo gasto público bordeaba el 70% del PIB, y que no era capaz de solventar las demandas de la ciudadanía.
"Un Estado tan grande, con impuestos tan altos, es peligroso, porque primero crea problemas, como la falta de incentivos en una economía planificada de monopolio, pero también porque un Estado tan inflado ante una crisis no tiene capacidad de intervenir para contrarrestar el ciclo económico", explica Rojas.
A juicio del historiador, se trata de un modelo que hoy se está viendo reflejado en las principales reformas que está impulsando el Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet.
"La izquierda socialdemócrata en Suecia asimiló que para salvar el Estado benefactor y de bienestar había que adelgazarlo, limitarlo, hacerlo sustentable, y romper los monopolios públicos".
En su libro, Rojas expone algunas lecciones para Chile, las que surgen a partir de las claves del modelo de desarrollo actual de Suecia, las que comienzan a ponerse en práctica a inicios de los 90 con una apertura empresarial "prácticamente ilimitada en sectores como educación y salud". Explica que la ley de voucher comenzó en el 92 para la educación primaria y en el 93 en la secundaria. En paralelo, agrega Rojas, este sistema se expandió a otras áreas, como salud, lo que creó una oferta "multifacética".
"Los vouchers suecos son neutrales, el productor público recibe lo mismo que el productor privado".
El historiador afirma que "en Suecia el valor de la igualdad es muy alto. Hay igualdad de acceso. En educación no se permite un cobro extra ni un cobro diferencial en el cuidado de ancianos, sino que público y privado tienen las mismas reglas".
Con respecto al lucro, Rojas sostiene que "si el sector privado es más productivo que el sistema público, se obtienen ganancias, porque el bono es igual para todos y lo fija el costo del sector público", y recalca que "hay que atraer empresarios, capitales, innovación, y el lucro no le cuesta un peso más al contribuyente sueco, ni al bolsillo de ningún sueco".
Para el ex integrante del Parlamento sueco, el modelo de ese país ha sido exitoso debido a que se ha consolidado en el tiempo, independientemente del signo de los gobiernos de turno, y recalca que el "pragmatismo de la clase política" permite que tanto la derecha como la izquierda puedan alcanzar consensos.
A la hora de analizar la carga impositiva del país, Rojas explica que si bien las personas siguen pagando en total cerca de un 42% de tributos, hay otras tasas que han disminuido. A modo de ejemplo, afirma que se eliminaron las cargas tributarias para la herencia y el patrimonio, "porque de otra forma destruían la continuidad empresarial, y porque los empresarios invertirían fuera de Suecia", afirma.
Con respecto al trabajo, dice que los tributos han caído desde el 80 al 35%, mientras que el impuesto a las empresas bajó desde más de un 50% a un 22%, "y la idea es que sigan bajando y, ojalá, lleguemos a cero, para que las empresas generen empleos, suban los salarios".
"Todo aquello que es bueno para la distribución del ingreso es que haya muchísima empresa, y mucha inversión".
Con respecto a los cambios que se están impulsando en Chile, Rojas advierte que "me recuerdan la Suecia de los 80", y enfatiza que "hay que ser un poco psicoanalista para entender a Michelle Bachelet. Creo que a ellos les quedó un cargo de conciencia no realizado".
Rojas critica que en la reforma educacional "todo lo que se ha planteado es sacar al empresariado, pero a la calidad no le va a llegar ni un peso", y agrega que "la política chilena hoy apunta a construir monopolios públicos. Toda la orientación política, y es lo lamentable, no tiene nada que ver con la calidad de la educación, de la salud, sino que únicamente con desplazar a la oferta empresarial privada del sector de bienes públicos. Lo contrario que hizo Suecia", y advierte que "Chile era un país serio, pero lo que se está haciendo no es serio. Hay que evitar que fuera de América Latina se vea la imagen de que Chile se latinoamericanizó".
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