Señor Director:
Nos dejó tristes la lectura del artículo "A dos días de resultados PSU: Cuáles son las carreras mejor y peor pagadas", publicado el viernes 26 pasado. Es discutible si el ingreso potencial es o no un factor determinante en la elección de una carrera por un joven preuniversitario, pero no puede negarse que tiene su peso en la decisión. Ante eso, es chocante ver que entre las carreras con peor sueldo y más bajas perspectivas de empleabilidad se encuentra pedagogía en educación de párvulos, o sus técnicos asistentes, o ambos.
El artículo de "El Mercurio" nos lleva a concluir que, como sociedad, no hemos sido capaces de jerarquizar con perspectivas sólidas de buen sueldo y empleo a las personas a las que les encargamos la educación inicial de nuestros hijos. La calidad de la atención y estimulación inicial que reciban los niños se proyectará por el resto de sus vidas y es crucial que se potencie en los períodos críticos de su desarrollo. Y el período inicial, desde el nacimiento a los seis años, es el más trascendente.
Algo está muy mal. Sería bueno tratar de revertirlo comenzando ya. Una fracción apreciable de niñas y niños de nivel de sala cuna asisten a centros dependientes de Junji o Integra, que son apoyados por fondos estatales. Una mejora significativa en los salarios de los educadores y técnicos en atención de párvulos de estas instituciones, y en sus condiciones laborales, sería una señal poderosa que se propagaría al resto del sistema. Esta clase de reforma no requiere nuevas leyes. Está dentro de las posibilidades ejecutivas del Gobierno, implicaría recursos modestos, y su impacto se percibiría a corto plazo.
Mejores sueldos y condiciones laborales para educadores y técnicos en atención de párvulos significará una mejora inmediata en la atención de los niños. A mediano plazo, redundará en mayor interés por esas carreras, mayor calidad y equidad en las oportunidades de aprendizaje brindadas, estudiantes con mejores talentos para el trabajo en el área, y niñas y niños mejor preparados para enfrentar los desafíos que la vida les presente en adelante. ¡Los chiquitines tienen prioridad!
Alejandro Clocchiatti
Instituto de Astrofísica, Facultad de Física
Pontificia Universidad Católica de Chile
Angélica A. Riquelme Arredondo
Depto. de Educación, Facultad de Ciencias Sociales
Universidad de Chile
Nos dejó tristes la lectura del artículo "A dos días de resultados PSU: Cuáles son las carreras mejor y peor pagadas", publicado el viernes 26 pasado. Es discutible si el ingreso potencial es o no un factor determinante en la elección de una carrera por un joven preuniversitario, pero no puede negarse que tiene su peso en la decisión. Ante eso, es chocante ver que entre las carreras con peor sueldo y más bajas perspectivas de empleabilidad se encuentra pedagogía en educación de párvulos, o sus técnicos asistentes, o ambos.
El artículo de "El Mercurio" nos lleva a concluir que, como sociedad, no hemos sido capaces de jerarquizar con perspectivas sólidas de buen sueldo y empleo a las personas a las que les encargamos la educación inicial de nuestros hijos. La calidad de la atención y estimulación inicial que reciban los niños se proyectará por el resto de sus vidas y es crucial que se potencie en los períodos críticos de su desarrollo. Y el período inicial, desde el nacimiento a los seis años, es el más trascendente.
Algo está muy mal. Sería bueno tratar de revertirlo comenzando ya. Una fracción apreciable de niñas y niños de nivel de sala cuna asisten a centros dependientes de Junji o Integra, que son apoyados por fondos estatales. Una mejora significativa en los salarios de los educadores y técnicos en atención de párvulos de estas instituciones, y en sus condiciones laborales, sería una señal poderosa que se propagaría al resto del sistema. Esta clase de reforma no requiere nuevas leyes. Está dentro de las posibilidades ejecutivas del Gobierno, implicaría recursos modestos, y su impacto se percibiría a corto plazo.
Mejores sueldos y condiciones laborales para educadores y técnicos en atención de párvulos significará una mejora inmediata en la atención de los niños. A mediano plazo, redundará en mayor interés por esas carreras, mayor calidad y equidad en las oportunidades de aprendizaje brindadas, estudiantes con mejores talentos para el trabajo en el área, y niñas y niños mejor preparados para enfrentar los desafíos que la vida les presente en adelante. ¡Los chiquitines tienen prioridad!
Alejandro Clocchiatti
Instituto de Astrofísica, Facultad de Física
Pontificia Universidad Católica de Chile
Angélica A. Riquelme Arredondo
Depto. de Educación, Facultad de Ciencias Sociales
Universidad de Chile
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