Ella baila sola
Se habla mucho de la soledad del poder. Es algo que aqueja a todos los gobernantes, porque, al final del día, el poder crea distancia, aísla y genera desconfianza en quien lo ostenta. En el caso de Bachelet esto es más marcado, dado que ella es una mujer solitaria, silenciosa, difícil de leer. Dicen que en este, su segundo gobierno, se ha puesto incluso más misteriosa. Nadie sabe mucho con quién habla, con quién se saca la rabia, la impotencia. O con quién se ríe.
Esta semana, la sensación de soledad se acrecentó. Porque ella siempre se sintió acompañada por el cariño de la gente. Es su razón de ser. Por eso volvió a ser Presidenta. Pero la gente comienza darle la espalda. Por primera vez, la desaprobación hacia su gestión es mayor que la aprobación. Sus reformas, el corazón del programa, generan alta desconfianza y son mal evaluadas”.
La tributaria, la única aprobada, está en el suelo. La gran mayoría cree que afectará la clase media, el empleo y que no logrará disminuir la desigualdad. Y las cifras están a la vista: el crecimiento se desploma, la inflación se desboca. Un escenario impensado para Chile.
Cuando un presidente pierde el apoyo de la gente, se hace vulnerable. Su coalición se divide y comienzan a pasarle cuentas.Las primeras víctimas son su equipo, los ministros. Los partidos le dicen públicamente que tiene que poner orden, que no hacen la pega. Ella, como buena madre, primero increpa a su gabinete. Tienen que trabajar más, les dice.Pero luego, aparece acompañada de su comité político, en un signo que busca respaldarlos. Pero la imagen no es buena. Se veía más sola que nunca rodeada de un grupo tan cuestionado.
Será inevitable que cambie. Primero el gabinete. No hay que hacer drama de esto. Es algo normal y frecuente en todos los gobiernos. Por eso, mientras antes, mejor. Para qué demorar algo que ya se sabe sucederá. Además, sería una señal bien recibida. Reconocer que uno se equivocó es siempre mejor que insistir en el error”.
Pero ello no será suficiente. Porque el verdadero problema es su programa de reformas. Es claro que a la gente no le gusta. Insistir en que esto no es más que una campaña del terror de la derecha, es demasiado frívolo. La gente no es tonta. Y se está cansando de que la traten así. Por eso la están abandonando. Por eso, si no modera sus reformas, no saca nada con cambiar el gabinete. No hay poder humano que logre avanzar en ello.
Todavía tiene tiempo. Pese a la constante caída en su aprobación, la gente todavía la respeta. Pero ser buena persona es distinto a ser un buen presidente. Algunos incluso piensan que eso es contradictorio. Que los mandatarios deben ser un poco malos. Más fríos. Bueno, Bachelet tendrá que actuar así si quiere darle un giro a la situación que vive. Dejar partir a algunos de sus colaboradores y hacer renuncias importantes en su programa es lo que corresponde. Algunos se enojarán, gritarán que los traicionó. Pero serán más los que la apoyarán. Ayer la Presidenta partió a China. Veremos si vuelve con la actitud que el país requiere. Porque la cosa no da para más.
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