WELCOME TO YOUR BLOG...!!!.YOU ARE N°

Confusiones

ALFREDO JOCELYN-HOLT, 

















Según Bachelet, por primera vez podemos tener una Constitución republicana. De seguro célebres patriotas se revolcaron en sus tumbas

El llamado “proceso constituyente” del gobierno es como la demanda de salida al mar de los bolivianos. Es tal la ansiedad por una solución providencial capaz de corregirlo todo, inclusive la historia para atrás, que se presta para una pila de confusiones, algunas intencionales, probablemente.
Recordemos que la autoridad que ostenta Michelle Bachelet no se debe sólo a votos, también a una larga trayectoria institucional detrás. Gracias a dicha historia ella puede ir al Congreso y, desde esa tribuna (no un púlpito, un balcón, tampoco un trono), dirigirse, no al país o a sus votantes, sino a otro poder de la República. Una autoridad no extensible, sin embargo, a comentarios como los del 21 de mayo, cuando postulara que “Chile, por primera vez en su historia, tiene la oportunidad de construir una Constitución genuinamente republicana y soberana”. Legiones de célebres patriotas que nos han precedido, si la escucharon, de seguro se revolcaron en sus tumbas. ¿Los “constituyentes de 1870” y su obra institucional no fueron suficientemente republicanos? ¿La ley que consagraran las cartas de 1833, 1925 y 1980 qué fue si no soberana? ¿A Bachelet se la respeta por qué?
Se cuenta que Allende y sus GAP, en medio del infierno del 11 de septiembre, destruyeron los bustos presidenciales de La Moneda. A continuación los Hawker Hunters de la FACh hicieron lo suyo con lo restante en pie. Ella no es ajena a ese capítulo de la historia. Pertenece a una generación iconoclasta que sostenía que la institucionalidad legal era mera “superestructura”, pura fachada prescindible. Por tanto, es como para preguntarse: ¿esta nueva Constitución, producto de una “participación ciudadana realmente incidente” a fin de que sea democrática y “socialmente acordada”, ella se la imagina también desde cero?
Insisto en Bachelet, porque amén de tratarse de un proceso abierto, una feria libre constitucional -así lo parece- no conocemos intento constituyente en Latinoamérica iniciado por el Ejecutivo que no haya tenido como propósito aumentar las prerrogativas presidenciales. Ya su gobierno ha adelantado algunas pautas: se sirve de la inercia presidencial (me referí a este tema semanas atrás), tiene debilidad por los movimientos sociales con los que pretende neutralizar los partidos y el Congreso, es personalista, y suele recurrir a estados de excepción constitucional, es decir, no le hace asco a una autoridad presidencial meramente amparada en las Fuerzas Armadas y de Orden. Esto último a tono con el factismo presidencial que impera desde la Constitución de 1925 (según Kelsen una “dictadura legal”) a hoy (la del 80 más dictatorial incluso).
Por último, se insiste con majadería en los procedimientos que han de llevarnos a la nueva Constitución, casi nada en sus contenidos. Rara cosa también. Los equilibrios entre poderes siempre ha sido lo central en nuestra larga discusión constitucional. ¿No será, pues, que se está apostando a un borrón y cuenta nueva salvo en lo referente al ya desmedido poder presidencial?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS