Cardenal Errázuriz y padre Alliende cuentan cómo vive Benedicto XVI su retiro, a un año de su renuncia
Diario El Mercurio, domingo 16 de febrero de 2014
A principios de esta semana, el diario italiano La Repubblica dio a conocer una carta que le envió Benedicto XVI al teólogo Hans Küng, bajo el contexto de cumplirse un año de la renuncia del Pontífice alemán. En la carta, el Papa emérito explica "mi única y última tarea es sostener con la oración el Pontificado de Francisco". Respecto de esta publicación, el sacerdote chileno Joaquín Alliende, quien conoce desde hace años a Joseph Ratzinger, explica "lo importante de la carta no es su contenido, si no lo que dice el gesto de que le envíe la carta a Küng", ya que este teólogo, quién fue compañero de Ratzinger en la Universidad de Tübingen, se ha caracterizado por ser uno de los principales críticos de Benedicto XVI por las diferencias de visión que tienen ambos en materia moral.
Según Alliende, este gesto de Benedicto refleja el "minuto de la vida" que estaría viviendo. "Si usted hace el análisis de la carta de Küng, es un hombre que está cerrando, que va a partir, que se quiere ir en paz con todo el mundo".
Según el sacerdote, esta actitud de Benedicto XVI nace porque "él sabe que el tiempo se va acortando. Tiene una sensación de gratitud a Dios porque le ha dado tiempo para que él, con calma, pueda terminar las cosas".
Joseph Ratzinger actualmente vive en un ex convento dentro de la zona del Vaticano, en una vida retirada, en la que prácticamente no se le ve y recibe muy pocas visitas. Una de estas fue el cardenal Francisco Javier Errázuriz, a quién conoció en una audiencia de la Conferencia Episcopal Latinoamericana. "En ese entonces yo era presidente del Celam, de manera que me tocaba conversar con él en ese tiempo". Desde ahí que mantienen una relación cercana, agrega.
El cardenal explica que lo fue a ver hace un mes y medio y que en la visita "recordaba perfectamente cosas en las cuales habíamos trabajado y conversado juntos, aunque se le veía un poco más débil. Le pregunté si estaba escribiendo algún libro y me sorprendió que me dijera que ya no podía". Respecto a su apariencia, recuerda "está un poco más encorvado, pero el rostro de él es el mismo".
Quienes estuvieron con él en esos momentos explican que el deterioro de la salud del Pontífice emérito comenzó desde antes de su renuncia. Colaboradores cercanos cuentan que después de uno de sus últimos viajes a México y Cuba, en marzo del 2012, el Papa les confidenció que no podría realizar otro viaje así. Luego, el 6 de enero del año siguiente, al finalizar una ceremonia en la que ordenó obispo a cuatro sacerdotes, expresó que estaba muy cansado y que no podría celebrar ordenaciones en el futuro. Por otro lado, el periodista Peter Seewald, quién escribió su biografía, explicó que en una de sus últimas entrevistas el Papa tenía dificultades para ver por un ojo y para escuchar.
Ratzinger actualmente vive con su secretario, el arzobispo Georg Gänswein, y cuatro monjas, entre otras personas. Entre las visitas que ha recibido en el último tiempo está el portero de una congregación romana, quién vivía cerca del departamento que tenía el Papa emérito en la ciudad del Vaticano y que hace un par de semanas fue invitado por Benedicto XVI a comer junto a su familia. La reunión duró varias horas y el Pontífice emérito tenía preparados regalos para todo el grupo. Otra visita que recibió es la de la cocinera que lo atendía hasta antes de renunciar.
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