En 400 años, las dos erupciones más letales se han presentado en ese país por la cercanía de las zonas urbanas. En Chile el riesgo es menor.
Richard García
Diario El Mercurio, viernes 6 de marzo de 2015
Pese a los periódicos arrebatos del Villarrica o los repentinos despertares del Chaitén o el Hudson, Chile no está entre los cinco países más amenazados por la actividad volcánica.
El fatídico récord lo tiene Indonesia, donde solo en las dos mayores erupciones de los últimos 400 años han perecido 107.532 personas: Tambora en 1815 y Krakatoa en 1883.
Así lo revela la revista Nature esta semana a partir de una base de datos que mantiene el Instituto Smithsoniano sobre las erupciones volcánicas que han afectado al planeta en los últimos 10 mil años.
De acuerdo con tal registro, en los últimos 400 años han muerto en el planeta 162.928 personas debido a las cinco peores erupciones registradas. Los otros eventos más catastróficos ocurrieron en Japón, Martinica y Colombia. En este último país el Nevado del Ruiz en 1985, produjo 23 mil 187 muertes.
Pero no solo es un tema del pasado. Según el Índice GAR sobre reducción de desastres de Naciones Unidas, Indonesia concentra el mayor riesgo volcánico del planeta ya que cuenta con 168 volcanes activos y al menos 68 millones de personas (28% de la población) tiene su hogar a no más de 30 kilómetros de ellos.
En Filipinas, el segundo país con mayor potencial de estos desastres, existen 47 volcanes activos, pero 30 millones de personas (30% de la población) vive en un radio de 30 kilómetros. En tercer lugar figura Japón. Posee 114 volcanes en actividad y más de 9 millones de personas (7% de su población), vive en el entorno.
En contraste, en Chile hay 146 volcanes y solo 208 mil personas (1% de la población) vive a menos de 30 kilómetros de ellos.
En cuanto a víctimas, no llegan al millar. Por ejemplo, en el caso del Villarrica, la estadística indica que en el siglo XX se produjeron víctimas fatales en tres ocasiones. En la erupción de 1948 llegaron a casi 50, en la de 1964 fueron 22 y en la de 1971, más de 25. En los tres casos los decesos fueron producto de lahares (flujos de sedimento y agua que se desplazan por las laderas), que bajaron desde la cima y arrasaron con zonas pobladas.
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