desde la ventana de mi oficina
-emplazada en la ladera norte
del cerro San Benito de Los Piques,
cerca de la precordillera de Las Condes-
contemplé al sol esconderse
tras la cumbre misma del cerro Manquehue.
El resplandor de intenso anaranjado,
que a causa de la bruma santiaguina
se proyectó por algunos momentos
desde la cima del icónico monte capitalino,
me hizo pensar en el volcán activo
que este 'lugar de cóndores' alguna vez fue.
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