Enfermedad crónica: Hospitales públicos carecen de un marco de incentivos que estimule la eficiencia, ya que lo que importa es la ejecución presupuestaria anual y no el logro alcanzado con esos recursos...
El último informe de la Subsecretaría de Redes Asistenciales destaca un aumento significativo en las listas de espera, con más de 1.8 millones de casos, de los cuales más de 1.6 millones esperan una consulta con un médico especialista y otros 226 mil pacientes para ser operados.
En medicina, se llama enfermedad crónica a las afecciones de larga duración y, por lo general, de progresión lenta. La enfermedad crónica que afecta a la salud pública tiene sus propios síntomas, tratamiento y evolución. Luego, cabe preguntarse, ¿cuáles son esos síntomas y posibles tratamientos?
Es importante recordar que las listas de espera son sólo uno de los problemas que afectan a la salud pública. Estas no sólo se reflejan en un déficit en la oferta y gestión del sector público, sino también en la incapacidad de administrar la demanda a través de la red asistencial.
A pesar de la implementación de diferentes iniciativas legales, aún se mantiene una importante inflexibilidad administrativa que proviene de la lógica de la administración pública, y que en su concepción no sirven para cumplir tareas propias de una empresa de servicios, como es el caso de los hospitales públicos.
Esta inflexibilidad se manifiesta en la gestión de los recursos humanos. Los hospitales públicos tienen sus plantas establecidas por ley, por lo cual resulta muy difícil adecuarla a los cambios en la demanda y a los nuevos estándares de atención. Asimismo, la rigidez en los sistemas de remuneraciones y la concepción de carrera funcionaria impide a un administrador hospitalario introducir con éxito iniciativas tendientes a mejorar calidad, incrementar productividad y disponer de los mejores recursos disponibles.
Aunque el sector hospitalario cuentacon un modelo de gerencia pública, las señales son equívocas, toda vez que la permanencia o ascenso de un directivo muchas veces obedece más a razones políticas que a un buen desempeño operacional. En este mismo sentido, existe una falta de autonomía y capacidad de gestión de los directores de hospitales para externalizar algunas funciones, o bien concesionar algunas áreas de servicio e inversiones de cada establecimiento.
Por otro lado, una de las principales dificultades para realizar una adecuada gestión financiera radica en la lógica de los presupuestos de ingreso y gasto de los hospitales públicos. Estos carecen de un marco de incentivos que estimule la eficiencia, ya que lo que importa es la ejecución presupuestaria anual y no el logro alcanzado con esos recursos. Lo anterior tiene un efecto sobre el nivel de endeudamiento de los hospitales. En este sentido, es importante avanzar en mecanismos de pagos asociados a la condición médica tratada, utilizando costos estándares. Este sistema, a diferencia del pago por prestación, o el presupuestario, incentiva la administración médica, induce a la contención de costos y genera la posibilidad de promover la competencia comparada entre hospitales aunque tengan poder monopólico en áreas geográficas determinadas.
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