No existe una definición precisa de la clase media y, en general, la mayoría de la población tiende a percibirse en esa clasificación (incluso profesionales que pertenecen al 20% más rico).
En la jerga del marketing se considera a los grupos C2 y C3 representativos del segmento. La clase media se puede entender por una combinación de variables de consumo, patrimonio y educación.Tomando esto en consideración, se puede decir que aproximadamente un 40% de la población chilena pertenece a la clase media. Según la Casen 2011, este porcentaje son jefes de hogar con estudios superiores (completos e incompletos) y que poseen ingresos entre $ 400 mil y $ 650 mil. Ahora bien, la clase media debiese ser el grupo que tiene ingresos cercanos a la mediana nacional (quintil 3), es decir, $ 500 mil y que viven en sectores muy diversos como Maipú, La Florida, Quilicura y Providencia.
En este contexto, el gobierno ha asegurado que la reforma tributaria tendría un efecto menor en el bienestar de la clase media. Aunque no hay una estimación precisa de ese impacto, es posible prever una pérdida en el poder adquisitivo de este grupo socioeconómico, que se explicaría en parte importante por un aumento del 17% en el valor de las viviendas de menos de UF 4.500.
Frente al loable objetivo del Ejecutivo que busca disminuir la desigualdad a través de esta reforma tributaria, cabe preguntarse si Chile es una sociedad rígida en su estructura socioeconómica. La respuesta a esta pregunta no sólo es importante por el actual contexto, sino porque el tema de la movilidad es -desde el punto de vista del bienestar- más importante que la pobreza y la mala distribución del ingreso. En efecto, una sociedad con mayores niveles de movilidad tienen mayor crecimiento económico, son percibidas como más justas y garantizan mayor estabilidad social y política.
Cabe destacar que entre 1995 y 2010, casi el 75% del crecimiento en la clase media se explicó por un aumento en el ingreso promedio. Este ciclo permitió un aumento sostenido en el ingreso y en las expectativas socioeconómicas de muchas familias, las cuales adquirieron bienes y propiedades, y se endeudaron para ello. Dado que la evidencia internacional nos demuestra que un aumento de impuestos como el que contempla esta reforma podría reducir el crecimiento económico en al menos un 2%, es probable que la clase media asuma parte importante de la pérdida de empleos e ingreso. El problema es que ellos, a diferencia de los más pobres, no están protegidos por redes sociales, pues los programas de ayuda -habiendo recursos escasos- se deben enfocar a los grupos de menores ingresos.
Así, el crecimiento económico es muy relevante para este grupo socioeconómico, porque para quienes la integran, resulta más fácil reinsertarse cuando aumentan la actividad y el empleo. Luego, el gobierno debería repensar el diseño de la reforma tributaria, considerando que políticas como el seguro de desempleo o un mejor seguro de salud son claves para el bienestar de la clase media. De la misma manera se requiere la ampliación del crédito universitario con aval del Estado a todas las universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica.
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