El centro del universo

JOSÉ RAMÓN VALENTE, DIARIO LA TERCER, DOMINGO 25 DE MAYO DE 2014HTTP://VOCES.LATERCERA.COM/2014/05/25/JOSE-RAMON-VALENTE/EL-CENTRO-DEL-UNIVERSO/

Los tiempos de los hombres son muy cortos. ¿Qué son 80 años en un  planeta que tiene 4.500 millones de años, o en la historia del hombre que lo habita hace 200 mil años? Debe ser por eso que nos cuesta tanto pensar en el largo plazo. Debe ser por eso que nos creímos el centro del universo por tantos años y que la Iglesia demoró cerca de 300 años en reconocer oficialmente que las afirmaciones de Galileo Galilei eran correctas.

Mi nieta de tres años confunde ayer con mañana y mi sobrino de cinco años no sabe cuánto tiempo es un mes. Quizás sea natural que nosotros, los adultos, no podamos ver más allá de nuestra existencia. Tal vez sea mucho pedir que quienes nos gobiernen puedan entender las consecuencias de las políticas que implementan más allá de su período de gobierno. Sin duda, es poco probable que jóvenes que sólo han visto 15 primaveras tengan la perspectiva para ver 50 inviernos.

Chile tiene poco más de 200 años como nación independiente. Los últimos 30 años son los mejores 30 en términos de progreso en la calidad de vida y desarrollo humano de los habitantes de esta tierra desde que tenemos registro. Nuestros actuales gobernantes, elegidos democráticamente por un período de cuatro años, estiman que la mayoría obtenida en las urnas les confiere el poder y el derecho a cambiar el modelo de sociedad que nos ha permitido progresar en los últimos 30 años más que nunca en nuestra historia. No les gusta la economía de mercado donde las personas eligen libremente lo que es mejor para ellos y sus familias, así que quieren cambiarla por “el otro modelo” en que es el Estado el que toma las decisiones por las personas. Van a cambiar la estructura de impuestos, que si bien es perfectible, ha permitido a Chile aumentar sus niveles de ahorro, inversión y crecimiento, por un sistema que penaliza el ahorro y la inversión, pero supuestamente recauda más de los más ricos. Quieren una nueva  Constitución, a pesar de que la actual está firmada por el ex Presidente Lagos y ha permitido a Chile ser reconocido como la democracia más estable de América Latina y como el país con mejores instituciones en nuestro continente. No les gusta el que los privados participen del sistema educacional, a pesar de que esto ha permitido cobertura universal en educación básica y media, y subir desde 100 mil a un millón de estudiantes en la educación superior en un período de 20 años.

El problema de los hombres y mujeres que ven el mundo que los rodea en días, meses y años, en vez de décadas y siglos, es que se sienten con derecho a refundar su mundo, como si su tiempo en este mundo fuera el único tiempo relevante.

Los últimos 30 años son una anomalía en nuestra historia. Y los eventos que alinearon los astros a nuestro favor también lo son. Cambiar el rumbo no va a hacer mucha diferencia en un año, ni en cinco, y tal vez ni siquiera en 10 años, pero como bien saben argentinos y venezolanos, después de 50 años las diferencias de lo que se es versus lo que se pudo ser pueden ser gigantescas. Los chinos equivocaron el rumbo y en 300 años pasaron de ser el centro del mundo (the middle kingdom) a una de las naciones más pobres de la tierra. En 1793 el emperador chino Qian Long, en carta dirigida al rey Jorge III de Inglaterra, le señaló que no tenía interés en mantener relaciones diplomáticas con Inglaterra, porque no había nada que los chinos pudieran querer de las cosas que eran producidas en Europa.

En 1970, el ingreso per cápita de los ingleses era 20 veces superior al de los chinos.

Instalar en Chile otra Constitución, otro sistema de impuestos y otro sistema educacional en un período de cuatro años, arriesgando la estabilidad y el progreso alcanzados en los últimos 30 años, en vez de mejorar la Constitución, mejorar el sistema de impuestos y mejorar el sistema educacional, es a la vez un acto de soberbia e irresponsabilidad que nuestros hijos, nuestros nietos y nuestros bisnietos no van a poder entender y menos perdonar.

En los últimos tres meses, por motivos laborales, he estado con canadienses, norteamericanos, italianos, españoles, portugueses, brasileños, argentinos e ingleses, todos extraterrestres para efectos de esta columna, que tienen la suerte de mirar al planeta Chile con la perspectiva que otorga vivir la realidad de otros mundos.  Cada uno de ellos me ha hecho la misma pregunta: ¿Por qué quieren cambiar todo en Chile?

Con los años, los hombres perdemos vitalidad, pero ganamos perspectiva.

Debe ser por eso que son nuestros padres los más tristes con los cambios que se están proponiendo en Chile, debe ser por eso que en todas las culturas existe y se respetan los consejos de ancianos, y por eso que Senado significa precisamente consejo de ancianos. Y es por eso mismo que es tan violento ver a las autoridades de este gobierno menospreciar y descartar las opiniones de sus antecesores.