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¿Estamos en una era posmetafísica?‏


Diario El Mercurio, Miércoles 14 de mayo de 2014

Democracia de los acuerdos


Señor Director:

En una extensa carta publicada el sábado recién pasado, Javier Couso desecha la democracia de los acuerdos argumentando que cuando "existen discrepancias profundas entre personas razonables acerca de cuestiones fundamentales", dice que la cosa no se reduce "al binomio consenso-confrontación". Una de las posibilidades "es la aproximación democrático-deliberativa". Y "si finalmente subsisten discrepancias (...), el único método civilizado para zanjar las mismas es el dictamen de las mayorías, respetando los derechos fundamentales de las minorías". Y parte sustentando toda la estructura argumental mencionada, diciéndonos que "el tópico es de la más alta importancia, ya que dice relación con la propia naturaleza de la política democrática...".

Su argumentación expuesta bajo esa suerte de dialéctica es, en apariencia, impecable. Pero dentro de lo deliberativo y de la propia naturaleza de la política democrática, Couso no consideró la jerarquía de lo humano y de lo social. Esto es que, a diferencia de la condición humana, tanto la democracia como la política son medios y no fines. El fin de lo sociopolítico, dentro de un contexto de paz, es que el ciudadano logre desarrollarse en cuanto persona y como miembro del corpus social. Y como las políticas públicas que se están intentando aplicar, atacan justamente esos bienes humanos y sociales (reforma educacional cuya definición de calidad parece que no conoceremos, expropiación de rentabilidades a los emprendedores vía reforma tributaria, aborto, etcétera), lo único que cabe es deliberar hasta lograr acuerdos utilizando la antropología filosófica que emana de la condición natural de la persona y con el apoyo de las ciencias políticas.

Toda vez que en materias tan fundamentales (por ejemplo el derecho a la vida de los niños por nacer) no cabe intentar consenso como él mismo lo sostiene, tampoco cabe imponer a rajatabla una también aparente mayoría (el 27% del padrón electoral) que adhirió al débilmente explicitado programa de gobierno de la Nueva Mayoría.

Por último, no viene al caso la idea de que estamos en una era posmetafísica, cuestión que por lo demás no fundamenta, sino que es antropológicamente imposible, por mucho que lo diga Jürgen Habermas y además en alemán.

Sebastián Burr Cerda

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