http://www.quepasa.cl/articulo/guia-del-ocio/2012/11/11-10422-9-comic-el-club-de-la-aventura.shtml
El debut de Pedro Peirano con un álbum unitario (al modo francés), El club de los juguetes perdidos, después del cine (No, Gatos Viejos), la televisión (31 minutos, Plan Z) y el periodismo (El factor humano) a ratos es refrescante y necesario. Peirano dibuja una aventura donde un muchacho y sus amigos (una rata y un sujeto de color verde) salen con un mapa y se encuentran con cualquier cosa, en un camino lleno de obstáculos, en busca de los juguetes desaparecidos que sugiere el título, construyendo un relato desbocado, que no da tregua nunca. Eso se debe a que la habilidad de Peirano como narrador gráfico está sometida a lo extensa y desquiciada que sea la narración. En Chancho Cero nunca despegaba del chiste porque los tramos eran más cortos al describir -casi como chiste interno- la vida en una facultad universitaria. En El club... aquello aparece de modo desatado, pero también más ambicioso. Perros que maúllan, elefantes raquíticos, escaleras de cuervos, monumentos marinos que hablan; todos construyen un paisaje que opera desde el nonsense: lo que importa de la aventura es el efecto imprevisible de una intriga que abre, una y otra vez, un mundo delirante. Quizás es desde ese lugar desde donde hay que leer el cómic, a pesar de que esté dedicado a Themo Lobos, un maestro que cuidaba la verosimilitud y el documento. Porque Peirano dibuja en el costado opuesto a Lobos: satura la narración para convertir El club... en algo parecido a un cuento oral (con toques de Swift y Edward Gorey y con un trazo con cercanía a la nouvelle bande dessinée, quizás) cuya única moraleja es reflexionar sobre los fetiches de la infancia y el peso afectivo del pasado; sobre objetos olvidados que, una vez recuperados, son los fragmentos rotos de la propia y extraña memoria.
“El club de los juguetes perdidos”, de Pedro Peirano. A $ 16.000 en librerías.
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