Mathias Klotz
Diario El Mercurio, Sábado 24 de Noviembre de 2012
Diario El Mercurio, Sábado 24 de Noviembre de 2012
http://blogs.elmercurio.com/viviendaydecoracion/2012/11/24/aculeo.asp
De niño, muy pequeño, comencé a navegar a vela en la laguna de Aculeo, junto a mi padre. Era un lugar magnífico, con buen viento y un largo camino de tierra. El panorama era por partida doble, ya que además de la navegación, mi padre disfrutaba mucho manejar, lo que hacía del viaje una suerte de rally. El problema de esto era que el camino era realmente muy malo y el auto no estaba preparado, por lo que en más de una ocasión rompimos el carter.
De grande volví muchas veces y la frecuento desde hace unos años. Aparte de la laguna, Aculeo cuenta con un entorno privilegiado, donde la atmósfera de campo y de un Chile sencillo se respira apenas uno deja la ruta cinco. Hay un sinnúmero de puestos de frutas y verduras frescas, pan amasado, empanadas, artesanías en madera, venta de cosas viejas, maderas de demolición, rodeo y pequeños poblados con gente amable y emprendedora.
Está también la reserva natural Altos de Cantillana, donde se puede disfrutar de magníficas caminatas, mountain bike o cabalgatas por un espeso bosque esclerófilo, pozones de agua fresca y roblerías en la cumbre, a cerca de dos mil metros de altura. Son 205 mil hectáreas a una hora de Santiago, declaradas zona crítica de la biodiversidad por la ONU, protegidas de la destrucción propia de la agricultura, los proyectos forestales o el mercado inmobiliario.
Por desgracia, la suerte de la laguna no ha sido la misma, aunque comienza a generarse conciencia de que urge hacer algo pronto, ya que de otra forma, más temprano que lo esperado, tendremos un pantano.
La condición actual es que su perímetro es ciento por ciento privado. Su uso se divide en jardines de casas o condominios (éstas generalmente utilizan el agua ilegalmente para riego); y suelo agrícola, que pese a parecer en principio una actividad inocua, en la realidad contamina recurrentemente las aguas con abonos y pesticidas.
Sumado a lo anterior, en la laguna se permiten deportes náuticos de todo tipo, incluyendo motos de agua y lanchas a motor, sin ningún tipo de restricción o fiscalización. Éstas, además de contaminar con aceite y bencina, levantan tierra del fondo, haciendo peligrar el frágil equilibrio de este ecosistema.
Demás está decir que es común ver a numerosos menores de edad manejando lanchas o motos de agua a gran velocidad, y a una suerte de tribu de motoqueros acuáticos que, fuera de tomar cerveza por litros en la orilla, se disputan por quién hace la gracia más ruidosa y perturbadora posible en el agua, generalmente cerca de la orilla para que sus amigos los vean.
En lugar de este triste espectáculo y la condena de que por no tomar las medidas necesarias la laguna va a desaparecer, podríamos tener la mejor laguna natural, a sólo 60 kilómetros de la Plaza de Armas, donde niños de todos los colegios tuvieran un lugar de encuentro y aprendizaje con la naturaleza, complementada con una gran escuela nacional de remo y vela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS