Encuesta en cuatro ciudades del país:
Los ruidos de la naturaleza y las risas se cuentan entre los estímulos auditivos más valorados. Los sonidos más desagradables, en cambio, tienen origen humano.
Paula Leighton
Los ruidos de la naturaleza y las risas se cuentan entre los estímulos auditivos más valorados. Los sonidos más desagradables, en cambio, tienen origen humano.
Paula Leighton
Diario El Mercurio, domingo 21 de octubre de 2012
Tal vez porque tenemos más de 4 mil kilómetros de costa o porque vacaciones suelen asociarse a playa, cuando se les pregunta a los chilenos cuál es su sonido favorito, la mayoría evoca el oleaje del mar. Así lo revela una encuesta del Centro Auditivo Gaes y la empresa Subjetiva, que consideró a 1.005 chilenos mayores de 18 años de Antofagasta, Santiago, Valparaíso y Concepción.
El mar fue la primera preferencia de 29% de los encuestados, seguido por 24% que se inclinó por el canto de los pájaros. El tercer lugar fue para la música, con 21%. Más atrás quedaron la lluvia (13%), la risa (5%), el viento (3%) y el canto de los grillos (3%).
En originalidad los chilenos no destacamos. De hecho, un estudio similar realizado en agosto pasado en el Reino Unido por el Parque Temático Drayton Manor concluyó que el ruido favorito de los británicos también son las olas chocando contra roqueríos. A éste lo siguieron la lluvia golpeando la ventana, la nieve crujiendo bajo los pies, la risa de las guaguas, el trino de los pájaros, el crepitar del fuego, personas riendo, el crujido de las hojas al pisarlas, el ronroneo de un gato y el tañido lejano de campanas de iglesia.
¿Qué tienen estos sonidos que nos atraen? Helen Pawley, directora general de Drayton Manor, sostiene que "muchos de ellos evocan recuerdos de buenos tiempos o algo bueno que vendrá".
Para el doctor Marcos Goycoolea, otorrinolaringólogo de la Clínica Las Condes, "además del simbolismo y emociones que evoca un sonido como el del mar, hay algo también en la cadencia y el ritmo de ciertos sonidos que transmite agrado, paz o que relaja".
Es lo que ocurre con ciertas músicas, agrega el médico, quien pronto publicará en la revista Acta Oto-Laryngologica un estudio que demuestra que incluso niños de cinco años, de distintos grupos socioeconómicos, perciben las mismas emociones de alegría, tristeza o temor al escuchar ciertas piezas de música clásica, lo que hablaría de un aspecto inherente a esos sonidos, más allá de las experiencias que alguna vez puedan haber despertado.
Ruidos detestables
Los chilenos consultados en la encuesta de Gaes también opinaron sobre los ruidos que más les desagradan. Encabeza el ranking el ruido del tráfico vehicular (30%), seguido por faenas de construcción (20%), música a alto volumen (20%), ladridos de perros (18%) y gritos de la calle (12%).
En eso no somos los británicos de América Latina. En el Reino Unido, el ranking de sonidos desagradables lo encabezan las uñas sobre un pizarrón. Y de cerca le siguen las alarmas de auto, el escalofriante taladro del dentista, una suela de goma pellizcando el suelo y el chirrido de un cuchillo sobre un plato.
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