Reforma tributaria del Bicentenario: ¿Ilusión o más elusión?
Juan Carlos Délano V.
Juan Carlos Délano V.
Presidente Chile Transparente
Diario El Mercurio, Jueves 22 de Septiembre de 2011
http://blogs.elmercurio.com/columnasycartas/2011/09/22/reforma-tributaria-del-bicente.asp
Se ha ido imponiendo la discusión sobre la necesidad de una reforma tributaria para financiar mayores gastos de nuevas iniciativas de carácter social. El Código Tributario nos rige desde 1974 al igual que la Ley de la Renta, la cual sufrió una modificación en 1983. En aquellos años setenta, Chile estaba saliendo de una severa crisis económica e institucional, aislado del mundo y sin recursos para financiar sus alicaídas finanzas. Nada semejante a nuestra realidad actual, que no sólo requiere un sistema tributario que incentive la inversión posponiendo el consumo para el futuro de aquellas minorías que tienen excedentes presentes, que alivie a la clase media en sus gastos básicos y presentes y a los desposeídos con beneficios directos.
Nuestro sistema tributario está lleno de actividades exentas y presuntas que facilitan infinitas figuras para eludir impuestos. Quizás lo más distorsionador es la diferencia entre las tasas de impuestos a las utilidades de las empresas, que pagan 20%, versus las personas que llegan en su tope al 40%. Esta diferencia genera una gran discriminación entre los empresarios y los profesionales independientes que pueden facturar sus ingresos a través de sociedades y contratar sofisticados asesores tributarios, respecto de los empleados a quienes les descuentan por planilla. ¿Cómo hacen los primeros?: ¿No le ha pasado que va al médico, dentista o cualquier profesional independiente y le da una boleta de una sociedad por sus servicios? Por su parte, los accionistas pueden retirar el grueso de sus dividendos a través de sociedades que pueden hacer retiros programados e incluso usar terceros, diluyendo así los ingresos tributables. Así, terminan por pagar impuestos similares al 20% que contribuye la empresa. El año 2010, en Chile hubo sólo 18.600 personas naturales que declararon estar en el tramo del 40%, el 0,2% del total de contribuyentes. El impuesto a la herencia también es eludido por las personas de alto patrimonio, quienes mueren sin bienes ya que éstos han sido típicamente traspasados. No hay impuesto más regresivo para la clase media en Chile que el impuesto a la renta.
¿Tenemos un sistema tributario transparente? En algunos países que aspiramos imitar, los impuestos que cada contribuyente paga son públicos, de manera que todos los ciudadanos se autocontrolan y ven si hay consistencia entre el nivel de vida de cada uno y los ingresos personales por los cuales tributa. Si su vecino, su parlamentario o su jefe cambian de auto, usted puede ver en internet su declaración de renta y el pago de sus impuestos. ¿Estaremos preparados para ello?
La reforma tributaria debe considerar las necesidades del nuevo tejido social, especialmente la clase media emergente, que no recibe subsidios en forma directa. Los gastos en educación de parte de los apoderados, de salud sobre el 7% legal y los intereses de los créditos hipotecarios y de estudios universitarios, entre otros, deben poder descontarse de los ingresos tributables e incluso transformarse en impuestos positivos, es decir quienes hayan incurrido en dichos gastos y estén en el segmento de la población que no alcanza los montos mínimos de renta para ser contribuyente del impuesto a la renta (82% de los contribuyentes) debieran recibir un cheque.
Una tasa plana de impuesto a las rentas de las empresas y las personas, un fuerte incremento de las penas deben desincentivar la elusión. El impuesto a la herencia debe suprimirse pues ya tributó cuando se generaron las rentas. Estamos proponiendo perfeccionar un sistema obsoleto, regresivo y poco transparente.
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