cuyo nombre significa sabiduría
y el ver la terraza exclama:
«la piscina del conocimiento».
Claro, la escena corresponde
a un rincón del jardín en que
se encuentra un ojo ovalado de agua
de un sospechoso y turbio color verde
prácticamente rodeado de libros
depositados en el suelo
de una terraza de madera.
Me acuerdo, entonces,
del gran Isaac Newton
y su famosa reflexión:
«No se lo que pareceré a los ojos del mundo,
pero a los míos es como si hubiese sido
un muchacho que juega en la orilla del mar
y se divierte de tanto en tanto encontrando
un guijarro más pulido o una concha más hermosa,
mientras el inmenso océano de la verdad
se extendía, inexplorado frente a mi».
Pues bien, al revés
del genio de Woolsthorpe y Cambridge,
me siento en un estado más bien melancólico,
como esa agua detenida
en la que cunde la descomposición,
en medio de la ignorancia más absoluta,
y rodeado por una pequeña y abrumadora
muestra del conocimiento humano
de las cuales los descubrimientos
de Newton constituyen una de las joyas de la corona
(algo de eso hay en estos libros desperdigados),
para no hablar lo que desconozco
y que se encuentra continuamente
desplegando en los pliegues
de la multiplicidad de dimensiones
del confuso presente y las perspectivas
amenazantes que surgen de las proyecciones
de escenarios virtuales de lo por venir.
Quién sabe...
El plan inmediato ni siquiera está
la maravilla de poder sumergirme
en prometedoras lecturas.
Sólo me conformo con darle un orden
al caos existente, aspirando a desechar
con dolor buena parte de ello
(por imposibilidad de encontrar tiempo
para abocarse a una lectura digna)...
y en este ordenamiento me acuerdo
de la frase de Borges: ordenar
una biblioteca es una manera silenciosa
de ejercer el arte de la crítica...
CUIDATE DE LOS RATUS RATUS. UNO DE ELLOS COMIÈNDOSE LAS HOJAS DE UN LIBRO DE HARRY POTTER LE DICE A SU COMPAÑERO - QUE ESTÀ RICO EL LIBRO..!!! Y LE REPONDE - ESTÀ MEJOR LA PELÌCULA... CUEC
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