han demostrado química de sobra.
Muchas películas tienen algunos
de sus momentos más memorables
estructurados en torno a la música.
Me refiero a la música
como parte de la historia,
de lo narrado o, como también
se dice, la música diegética.
Hay algo parecido
a una mutua reciprocidad
cuando la historia importa menos
y lo central es la música.
El cine, como una suerte de escenario,
permite que la música despliegue
sus artes y poderes con plena intensidad.
El acto de estar concentrado, mirando una pantalla,
permite que la música pase del fondo al primer plano
y se escuche de otra manera, a veces como si fuera por primera vez.
Ernesto Ayala
Diario El Mercurio, Artes & Letras
Domingo 30 de Noviembre de 2014
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