Cartas
Diario El Mercurio, Domingo 07 de diciembre de 2014
Educación para Chile
Señor Director:
El proyecto sobre educación nacional -a esta altura- parece flotar como sin destino, sostenido por eslóganes. En este, como en otros terrenos, se vive hoy en nuestro país en estado de incertidumbre y confusión que a nadie deja tranquilo.
Ese gesto de la Presidenta de suspender su viaje y volver a reunirse con sus ministros -al parecer-, después de recibir las malas noticias de la encuesta, claro, resulta políticamente incorrecto; pero con una dosis de sinceridad que merece leerse. ¿Por qué no entenderlo como una voluntad de atenerse a la realidad, de recapacitar, de revisar más a fondo las cosas?
Temo que la inevitable nostalgia de su experiencia juvenil en el marxismo pueda jugarle en contra a la Presidenta en esta circunstancia: velar sus intenciones. El mismo fenómeno está en la conciencia del movimiento juvenil. Ellos mismos lo han dicho: lo que les importa es el quiebre del sistema y la educación en tanto permita trepar hacia allá.
El marxismo inundó la conciencia de una época. Al final, lo que logró fue desmentir de hecho y universalmente su terrible falacia. Pero no es fácil exorcizarlo de las conciencias. El quiebre del sistema, la transformación de la sociedad, la revolución, claman desde el fondo tan ciega como obstinadamente. Y a lo sumo generan populismo.
Creo que se ha llegado a un punto de quiebre, no en sentido peyorativo. Es lo que ocurre en una investigación, al principio se dan pasos torpes y desconcertados, no se sabe bien dónde ir, se está todavía amarrado a viejos conceptos y rutinas. Hasta el instante milagroso en el que se abre un camino verdadero. Es la hora, entonces, de encarar las cosas con libertad y profundidad.
Señora Presidenta: esta no es hora de cambiar ministerios o cosas parecidas. Pero de abrir ante todos los chilenos el formidable problema de la educación; prácticamente de la cultura, del espíritu de nuestra nación. Está de sobra superada la etapa convocatoria. ¡Vamos ahora a la obra! Con más libertad, con más transparencia, con más sabiduría.
Juan De Dios Vial Larraín
El proyecto sobre educación nacional -a esta altura- parece flotar como sin destino, sostenido por eslóganes. En este, como en otros terrenos, se vive hoy en nuestro país en estado de incertidumbre y confusión que a nadie deja tranquilo.
Ese gesto de la Presidenta de suspender su viaje y volver a reunirse con sus ministros -al parecer-, después de recibir las malas noticias de la encuesta, claro, resulta políticamente incorrecto; pero con una dosis de sinceridad que merece leerse. ¿Por qué no entenderlo como una voluntad de atenerse a la realidad, de recapacitar, de revisar más a fondo las cosas?
Temo que la inevitable nostalgia de su experiencia juvenil en el marxismo pueda jugarle en contra a la Presidenta en esta circunstancia: velar sus intenciones. El mismo fenómeno está en la conciencia del movimiento juvenil. Ellos mismos lo han dicho: lo que les importa es el quiebre del sistema y la educación en tanto permita trepar hacia allá.
El marxismo inundó la conciencia de una época. Al final, lo que logró fue desmentir de hecho y universalmente su terrible falacia. Pero no es fácil exorcizarlo de las conciencias. El quiebre del sistema, la transformación de la sociedad, la revolución, claman desde el fondo tan ciega como obstinadamente. Y a lo sumo generan populismo.
Creo que se ha llegado a un punto de quiebre, no en sentido peyorativo. Es lo que ocurre en una investigación, al principio se dan pasos torpes y desconcertados, no se sabe bien dónde ir, se está todavía amarrado a viejos conceptos y rutinas. Hasta el instante milagroso en el que se abre un camino verdadero. Es la hora, entonces, de encarar las cosas con libertad y profundidad.
Señora Presidenta: esta no es hora de cambiar ministerios o cosas parecidas. Pero de abrir ante todos los chilenos el formidable problema de la educación; prácticamente de la cultura, del espíritu de nuestra nación. Está de sobra superada la etapa convocatoria. ¡Vamos ahora a la obra! Con más libertad, con más transparencia, con más sabiduría.
Juan De Dios Vial Larraín
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