por Roberto Musa G. Psicólogo.
Programa de Doctorado en Psicología UC
Diario El Mercurio, Artes y Letras
Domingo 10 de agosto de 2014
http://diario.elmercurio.com/2014/08/10/artes_y_letras/ciencia/noticias/9AF50461-B176-4BD8-9476-9129C45E9A11.htm?id={9AF50461-B176-4BD8-9476-9129C45E9A11}
En Santiago dictará charla sobre la forma de pensar de Albert Einstein
Categorizar a Douglas Hofstadter es desafiante. Sus áreas de interés y sus aportes abarcan territorios intelectuales tan extensos que sería necesario abrir el diccionario y desempolvar la antigua palabra 'polímata', nombre griego del ideal renacentista; un cultivador de múltiples y variadas disciplinas.
No abundan las personas que puedan sentarse al piano a interpretar el tercer Impromptu de Chopin, reinventar a los personajes de Lewis Carroll como protagonistas de hilarantes diálogos filosóficos, hacer contribuciones a la física teórica, proponer una explicación original a la pregunta por aquello que nos hace ser lo que somos (y no otra cosa), traducir en verso la más grande de las novelas rusas respetando su compleja estructura métrica, inspirar y dirigir a un equipo de investigación que modela aspectos centrales del pensamiento humano en programas computacionales y-por si fuera poco-, dar cuenta de todo lo anterior con ingenio y esmerado lenguaje en libros que han abierto fronteras y deleitado tanto al público general como al especializado.
Si Hofstadter logra moverse con tal gracia entre ámbitos distantes se debe a que en su persecución de la belleza de una idea es capaz de seguirla a donde sea que ésta lo lleve, no dejándose frenar por las usuales barreras formales que parecieran separar rígidamente a unas disciplinas de otras. En el escenario fantasioso de la guerra entre las culturas de la Ciencia y las Humanidades, Hofstadter no sólo tiene su pasaporte al día para moverse cómodamente de un lado a otro; le han dado, en los dos sitios, las llaves de la ciudad.
No sólo eso, posee un raro talento para detectar similitudes estructurales profundas entre situaciones que por fuera semejan no tener nada que ver entre sí. Por lo mismo, le basta proponer un cambio de perspectiva para que, súbitamente, veamos entrelazarse esas temáticas en apariencia lejanas.
Si logramos acompañarlo en su recorrido por temas extremadamente complejos, surcando las aguas de la recursividad, la meta-referencialidad y la meta-meta-referencialidad, se debe a que cada uno de sus escritos persigue la máxima claridad posible con un rigor incansable. En uno de sus libros recientes, Hofstadter declara: "cuando mejor nos comunicamos es cuando nos servimos de abundantes ejemplos, analogías y metáforas, cuando evitamos las generalizaciones abstractas, cuando usamos un lenguaje muy aterrizado, concreto y simple y cuando hablamos directamente de nuestras propias experiencias."
Su estilo literario directo y lleno de humor fue una de las principales razones por las que alcanzó fama internacional con "Gödel, Escher, Bach: an Eternal Golden Braid", libro que inspiró a una generación de jóvenes investigadores a fascinarse por el estudio de la mente. Con todo, pese al éxito y al entusiasmo de sus lectores, Hofstadter ha expresado preocupación por que su mensaje central no haya sido entendido. Según un nuevo prefacio añadido veinte años después, éste era: "un intento muy personal de decir cómo es que seres animados pueden emerger a partir de la materia inanimada."
Es mejor interpretar la frase como una pista que como un resumen, pues lo que no puede resumirse es el espíritu del libro. Más que un vehículo de información se trata de una experiencia estética en que las ideas se mezclan de manera indisociable con su forma. Y Hofstadter lo tiene bien claro. En el mismo prefacio agrega que sería presuntuoso intentar superar, en apenas unas cuantas páginas, "al autor del libro." Más aún, nos cuenta que aunque sus perspectivas han cambiado ligeramente, no osaría tocarle siquiera una coma al manuscrito original, por respeto a su autor: ese 'yo' que 'él' ya (no) es.
Esta deferencia hacia esa versión pasada de sí mismo es digna de agradecerse, pues en vez de modificar "GEB", continuó explorando variaciones sobre su pensamiento en nuevos libros como "Le Ton beau de Marot" y "I Am a Strange Loop", que resultan tan envolventes y profundos como aquél.
"Le Ton beau de Marot" toma como punto de partida temático y biográfico una colección de variaciones sobre un pequeño poema de Clément Marot en torno a las cuales se organiza una comprehensiva exploración del traducir, llevando dicho concepto a alturas inimaginadas. Paradójicamente, es también un testimonio de la inmensa libertad y creatividad a la que puede accederse si uno está dispuesto a ceñirse a una inflexible serie de restricciones autoimpuestas.
"I Am a Strange Loop" puede ser visto como una profundización y reformulación de las ideas contenidas en "GEB" cuya declaración más controversial, subyugante y conmovedora es que-si concedemos que los yos, las almas, y las mentes (términos que, a grandes rasgos, se usan de forma intercambiable en el libro) son patrones autorreferenciales enormemente complejos que se actualizan en el soporte físico de nuestra biología cerebral-, entonces, algo así como copias de muy baja resolución de esos patrones pueden quedar repartidas y capturadas en otras materialidades del mundo.
Una parte del espíritu de Chopin, por mínima que sea, aún vive en las marcas negras de la partitura que permite evocar su melodía y, si esto es así, más aún siguen viviendo quienes mueren... aunque no sea más que la existencia parcial y fragmentaria de patrones incompletos que se alojan en las mentes de quienes más las conocieron y amaron.
Ambos libros son desgarradoramente sinceros.
Fascinado por el misterio de la condición humana, Douglas Hofstadter accede a él desde donde mejor lo conoce, su propia vida, y abre un puente para que, desde la empatía, los lectores puedan aprender también algo más sobre sí mismos. Cada uno de sus libros resuena y se refleja poderosamente en los demás y juntos constituyen un conjunto vibrante y lleno de vida. Son, como la buena ciencia, una obra de instrucción y, como la buena literatura, un acto de generosidad.
Douglas Hofstadter es profesor de Ciencia Cognitiva y Literatura Comparada en la Universidad de Indiana y director de su Center for Research on Concepts and Cognition. En 1980 su libro "Gödel, Escher, Bach", ganó el premio Pulitzer y el American Book Award. Sus intereses de investigación son múltiples, destacando entre ellos los mecanismos de la creatividad, el arte de la traducción, la naturaleza de la conciencia y la centralidad de las analogías en el pensamiento humano.
Invitado a Chile por la Vicerrectoría Académica y la Escuela de Psicología de la Pontificia Universidad Católica, dictará una Conferencia Magistral el miércoles 13 de Agosto a las 13 hrs. en el Centro de Innovación UC. En ella , el profesor Hofstadter demuestra el rol crucial jugado por las analogías en el pensamiento de uno de los más grandes genios de la humanidad: Albert Einstein.
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