Codelco: riesgo no menor invertir en ella
Uno y otro gobierno han sido extremadamente cautelosos en aportar recursos a Codelco, siendo que la estatal tiene una tasa de impuestos efectiva del 65%, superior a la tasa comparable de las mineras privadas.
Por Rafael Aldunate
El Ministerio de Hacienda y su ministro en particular (fue director de Codelco), como autoridad, tiene como lógico objetivo cautelar los recursos públicos, lo que le obliga y condiciona a aportar recursos sobre la base de la exclusiva eficiencia de sus proyectos.
De todos los gobiernos precedentes, la administración Piñera es la que más recursos había financiado. Ahora, con US$4.000 millones, la actual administración Bachelet la supera. Igualmente, sin perder la cautela y el control, evaluará año a año los recursos aportados, siempre insuficientes y renuentes por los cuestionamientos a su corporativismo e intensidad de capital que requiere y exige Codelco.
Uno y otro gobierno han sido extremadamente cautelosos en aportar recursos a Codelco, siendo que la estatal tiene una tasa de impuestos efectiva del 65%, superior a la tasa comparable de las mineras privadas.
Y en años felices, como en 2006, en la cima del superciclo del cobre, ha generado recursos al Estado vía el Presupuesto Nacional por más de US$10.000 millones…aun en años de costos bajos.
Si no se capitalizaba, podría hasta haber perdido el “investment grade”, que eventualmente afectaría el costo de fondeo al sector privado chileno. Incluso así, existen serios reparos a estos mayores aportes por:
1.-El consumo mundial y el incremento de la demanda están condicionados esencialmente sólo a un país, que representa el 43%. Se llama China y suma interrogantes, tanto por su ritmo de crecimiento como por su vulnerabilidad financiera interna, pese a sus sólidos niveles de ahorro interno. No es muy ortodoxa la convergencia de visiones entre el todopoderoso y omnipresente rector como planificador Partido Comunista y una economía de mercado que refleja las voluntades de sus millones de consumidores.
2.- Los estudios internacionales, entre otros, el prestigioso CRU, no avizoran una baja significativa en los costos de producción. Hay una crítica, condicionante y perversa correlación con los precios del propio cobre, que ajustan a la baja el margen de generación de utilidades operacionales.
3.- Equivocadamente, al ser el cobre una materia prima, se subestima su grado de sofisticación y se le concibe como una muy básica extracción. Su proceso para llegar a cobre refinado es secuencialmente complejo.
Es una industria riesgosa por múltiples razones, entre otras: identificar y explorar sus vetas; es intensísima en capital; requiere largos plazos para su puesta en marcha; precios de largo plazo impredecibles (integro el Comité de Expertos del Ministerio de Hacienda); por su inhospitalidad (alturas y distancias) es altamente expuesta a huelgas; exigente calidad de ingeniería; acuciosas y caras normativas a las que en los últimos años se ha sumado la incierta y onerosa problemática con las comunidades locales. Todo apunta a un negocio de un sensible mapa de riesgos que afecta decisivamente su rentabilidad. Ausentando del análisis la precariedad de energía e insuficiencia de agua.
4.- Lo anterior ratifica que es demasiado lo que tiene en juego el Estado de Chile en su principal empresa pública.
Para que no continúe bajando la ley, que ya ha disminuido a 0,75%, y supere el 1%, necesita inversiones simultáneas (¡no de una en una!) de US$23.000 millones para viabilizar sus proyectos estructurales, según su presidente, señor Landerretche.
Sorprende que esta mega magnitud no sea objeto de una evaluación o debate en mayor profundidad, antes de haber definido sus aportes de capital, garantizando en la medida de lo evidenciable una rentabilidad, o al menos, un “cash cost” predecible para tener un leverage apropiado, ya complicando al periodo de la actual administración en sus niveles de Deuda/Ebitda, esencialmente.
5.- Se deberá confrontar este desafío con un alto grado de exigencia. Al menos el saliente y competente ex vicepresidente ejecutivo, Sr. Keller, encendió las alarmas con claridad y pragmatismo. A buen entendedor, pocas palabras. Sostuvo lacónicamente, “no estoy disponible para hacer inversiones donde los chilenos pierdan plata”, apuntando directamente a los costos asociados a la privilegiada dotación de personal.
6.-Los dos directores laborales, al entender de muchos y el mío propio, tienen un profundo conflicto de intereses en su participación en el directorio. Tanto es así que irresponsablemente han amenazado con huelgas si en definitiva no se realizan enormes expansiones, de 2,5 millones de toneladas. Claro, así se les garantizan sus pegas.
Ellos, los sindicatos con su gravitante corporativismo, nos alteraron el proyecto original de los gobiernos corporativos diseñado por el ex Ministro Velasco, Cristián Larroulet y el suscrito, incorporando un segundo sindicalista.
Ese proyecto representó un significativo avance en su institucionalidad con estándares de la OCDE y les otorgó una relevante independencia-responsabilidad a los directores. Lógicamente, no puede ser el modelo exacto del Banco Central, porque el gobierno de turno no se puede desentender un 100% de la gestión y capitalización, en su calidad de dueño y ante una mínima lógica política.
7.- El mejor guardián de la competitividad de Codelco hubiere sido la tan reiterada fórmula de participación de las AFP, una genuina representación de casi todos los chilenos: para atenuar riesgos, para incorporar más directores empoderados, para captar capitales frescos. Sin embargo, con la situación y corporativismo acentuado de Codelco, aventuro que a los gerentes de inversión de las AFP no les atraería invertir en ella. Hay muchas empresas cupríferas en el mundo más atractivas que Codelco. En los venideros años, 2/3 del sueldo de Chile vendrán de las mineras privadas con cero riesgo para el Estado de Chile.
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