Versión digital: http://www.australosorno.cl/impresa/2014/11/30/papel/#38
Difunden en Osorno, vida y misión de Primer Obispo
El suplemento Especial creado con el objetivo de dar a conocer la vida y obra del Venerable Siervo de Dios Mons. Francisco Valdés Subercaseaux, fue realizado por la Fundación fray Francisco Valdés Osorno-Pucón en conjunto con el Diario Austral de la Región, quien acogió con gran interés esta hermosa iniciativa.
Lunes 01 de Diciembre del 2014
El domingo, 30 de noviembre, comenzaron a circular por toda la Provincia y las Comunas de Río Bueno y la Unión, pertenecientes a la Región de Los Ríos, 9000 ejemplares del Suplemento Especial; el cual aborda significativos hitos que marcaron la vida y misión del Primer Capuchino Chileno y Primer Obispo de Osorno.
Don Carlos Hernández, integrante de la Fundación fray Francisco Valdés-Osorno explicó que esta iniciativa “surgió para otorgarle mayor realce a la figura y espiritualidad del Primer Obispo de la Diócesis de Osorno. Para que sea recordado por quienes lo conocieron. Para que sea querido por las nuevas generaciones que no tuvieron el privilegio de conocerle. Sus palabras y enseñanzas tienen en la actualidad especial vigencia. Damos gracias a Dios por el reconocimiento de sus “Virtudes Heroicas” y el otorgamiento del título de “Venerable”, decretado por el Papa Francisco”.
“Yo era muy pequeña cuando lo vi por primera vez, en una escuelita de campo en los años 60. Al principio tuve miedo, cuando vi su rostro blanco y serio, pero al acercarse a mí, se inclinó gentilmente, me sonrió, acarició mi cabeza y su hermosa barba blanca cosquilleó por mis mejillas. Entonces miré sus ojos con algo más de confianza y observé en el fondo de ellos la mansedumbre de un lago, de hermoso color turquesa. Sentí que su mirada, profunda y cristalina, llegaba dentro de mi pecho. Luego se alejó con pasos ágiles y firmes, lo observaba inmóvil sin comprender mucho aquel suceso, quién era, me preguntaba, por qué traía sus pies desnudos, por qué no sentía frío. Era un señor alto, de eso me acuerdo bien, de cuerpo delgado, con un vestido café; atado a su cintura había un cordel, de su pecho colgaba una inmensa cruz (…)”. (Relatos de la Señora María Inés J.).
En su libro FRANCISCO VALDES SUBERCASEAUX ofm. cap. Misionero y primer Obispo de Osorno. 1908-1982 el sacerdote jesuita Jaime Correa Castelblanco, S. J. reseña en la presentación, a modo de prólogo: “Todos los que tuvimos la dicha de conocerlo personalmente vimos siempre en él a un hombre de Dios. Admiramos su oración: irradiaba paz, serenidad y contacto con Dios. Era un artista, como buen hijo de San Francisco”.
Continua relatándonos el Padre Jaime con sabias y proféticas palabras: “El amor a la Iglesia lo lleva a recibir la ordenación episcopal. Los 25 años de abnegado e incesante labor en la recién creada Diócesis de Osorno son su mejor corona. Como obispo organiza la diócesis, trae sacerdotes y congregaciones religiosas, funda parroquias, escuelas y colegios secundarios. La pastoral diocesana de los feligreses y las vocaciones al Seminario son la tarea de todos los días. En la construcción de la nueva Catedral vuelca su vocación de artista y de liturgo. Ofrece su vida por Chile, por los habitantes de esta patria que tanto quiere, y por la paz entre los países hermanos. Actúa decididamente en el inicio del proceso de la mediación vaticana en el conflicto austral entre Chile y Argentina. Después de su muerte la Iglesia de Chile ha sabido siempre que en él ha tenido y tiene un santo y por eso ahora quiere honrar su memoria y presentarlo a la veneración de los chilenos y del mundo”.
Don Carlos Hernández, integrante de la Fundación fray Francisco Valdés-Osorno explicó que esta iniciativa “surgió para otorgarle mayor realce a la figura y espiritualidad del Primer Obispo de la Diócesis de Osorno. Para que sea recordado por quienes lo conocieron. Para que sea querido por las nuevas generaciones que no tuvieron el privilegio de conocerle. Sus palabras y enseñanzas tienen en la actualidad especial vigencia. Damos gracias a Dios por el reconocimiento de sus “Virtudes Heroicas” y el otorgamiento del título de “Venerable”, decretado por el Papa Francisco”.
“Yo era muy pequeña cuando lo vi por primera vez, en una escuelita de campo en los años 60. Al principio tuve miedo, cuando vi su rostro blanco y serio, pero al acercarse a mí, se inclinó gentilmente, me sonrió, acarició mi cabeza y su hermosa barba blanca cosquilleó por mis mejillas. Entonces miré sus ojos con algo más de confianza y observé en el fondo de ellos la mansedumbre de un lago, de hermoso color turquesa. Sentí que su mirada, profunda y cristalina, llegaba dentro de mi pecho. Luego se alejó con pasos ágiles y firmes, lo observaba inmóvil sin comprender mucho aquel suceso, quién era, me preguntaba, por qué traía sus pies desnudos, por qué no sentía frío. Era un señor alto, de eso me acuerdo bien, de cuerpo delgado, con un vestido café; atado a su cintura había un cordel, de su pecho colgaba una inmensa cruz (…)”. (Relatos de la Señora María Inés J.).
En su libro FRANCISCO VALDES SUBERCASEAUX ofm. cap. Misionero y primer Obispo de Osorno. 1908-1982 el sacerdote jesuita Jaime Correa Castelblanco, S. J. reseña en la presentación, a modo de prólogo: “Todos los que tuvimos la dicha de conocerlo personalmente vimos siempre en él a un hombre de Dios. Admiramos su oración: irradiaba paz, serenidad y contacto con Dios. Era un artista, como buen hijo de San Francisco”.
Continua relatándonos el Padre Jaime con sabias y proféticas palabras: “El amor a la Iglesia lo lleva a recibir la ordenación episcopal. Los 25 años de abnegado e incesante labor en la recién creada Diócesis de Osorno son su mejor corona. Como obispo organiza la diócesis, trae sacerdotes y congregaciones religiosas, funda parroquias, escuelas y colegios secundarios. La pastoral diocesana de los feligreses y las vocaciones al Seminario son la tarea de todos los días. En la construcción de la nueva Catedral vuelca su vocación de artista y de liturgo. Ofrece su vida por Chile, por los habitantes de esta patria que tanto quiere, y por la paz entre los países hermanos. Actúa decididamente en el inicio del proceso de la mediación vaticana en el conflicto austral entre Chile y Argentina. Después de su muerte la Iglesia de Chile ha sabido siempre que en él ha tenido y tiene un santo y por eso ahora quiere honrar su memoria y presentarlo a la veneración de los chilenos y del mundo”.
Fuente: Comunicaciones Osorno
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