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Ministerio de Finanzas Públicas (en lugar de Hacienda)‏



Idea shock 10: finanzas públicas

Hacienda volverá a ser un foco de tensión política cuando asuma un gobierno con una agenda transformadora, especialmente si incluye una reforma tributaria.

por Oscar Landerretche - Diario La Tercera, 04/10/2013
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NO ME gusta el nombre del Ministerio de Hacienda. Encuentro que esa palabra -“Hacienda”- contiene conceptos subtextuales “momios” de la clase dirigente sobre el Estado: algo necesario para el orden social, pero que debe mantenerse bajo la mano firme de un patrón; algo que reproduce las estructuras de clase, pero que expresa la caridad cristiana a través de dádivas y bonos; algo que juega un rol de pacificación social, pero que es, al final, propiedad de los dueños del país.

No me gusta; yo creo que debiera llamarse Ministerio de Finanzas Públicas. “Finanzas” (obviamente) porque su difícil misión es la de sobriamente administrar los recursos fiscales navegando las tensiones y contradicciones que generan metas diversas: (i) la mantención, en promedio, de balances estructurales; (ii) la contribución a la estabilidad macro con una cierta cadencia anticíclica; (iii) la elaboración de políticas (de reservas y regulaciones) para limitar nuestra exposición financiera a niveles razonables; y (iv) un manejo presupuestario que sostenga, proteja y priorice gasto allí donde nuestro sistema democrático defina. 

Lectores regulares de este columnista sabrán que tiene serias críticas al manejo actual de (i). Respecto de (ii) hay una cierta tendencia reciente a que las desviaciones de lo estructural se produzcan más al ritmo de las elecciones y encuestas que del ciclo económico. Respecto de (iii) hay harto trabajo por hacer: hace pocos días, The Economist publicó su Capital Freeze Index, esto es, el ranking de los países más expuestos a una posible crisis internacional: Chile se encuentra en el peor tramo.

Y bueno, respecto de (iv), se ha vuelto cada vez más problemática la relación de Hacienda con el proceso democrático. No se mareen con el perfil bajo que tuvo esa agencia bajo Piñera; no siempre habrá un presidente con injertos de director de presupuestos. Hacienda volverá a ser un foco de tensión política cuando asuma un gobierno con una agenda transformadora, especialmente si incluye una reforma tributaria.

Por eso la segunda palabra del nombre: “públicas”. A mi parecer, necesitamos pensar un poco en lo que implica hacer del manejo fiscal algo más “público”. Esto incluye desde arreglar el estropicio de las instituciones estadísticas hasta desplegar una política de educación ciudadana en economía pública; desde establecer una agencia contraparte descentralizada para evaluar lo que se presupuesta hasta pensar en un modo más cooperativo y constructivo de interacción con el Parlamento; desde los presupuestos participativos hasta los espacios descentralizados de administración fiscal; desde replantear su relación con las regiones y municipios hasta una interacción democrática pensada como un proceso de educación social y crecimiento institucional. Incluye entender que lo público nunca se ha sostenido sin lo financiero, pero que hoy lo financiero no basta sin lo público. 

En corto: un ministerio cuyo mecanismo para fomentar el orden fiscal no sea llevarse la pelota para la casa, sino enseñar fundamentos, distribuir juego y dar minutos en cancha. Por eso y por su centralidad es que la última idea shock es un cambio de nombre con contenido: hacia un Ministerio de Finanzas Públicas.

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