WELCOME TO YOUR BLOG...!!!.YOU ARE N°

Ballenas azules de la península antártica son un enigma para los investigadores

Último avistamiento se registró hace más de 10 años:


Fueron casi totalmente diezmadas por la caza comercial en la zona y no está claro si se están recuperando o migraron mayoritariamente a otros lugares. Los investigadores han logrado registrar sus sonidos, pero no observarlas directamente.  

por Richard García
Diario El Mercurio, martes 22 de octubre de 2013

¿Dónde se fueron las ballenas azules de las aguas en torno a la península antártica? La pregunta es uno de los grandes enigmas que se han planteado los científicos nacionales y todavía no tiene una respuesta satisfactoria. Al mismo tiempo que la población de ballenas del golfo de Corcovado, en las aguas interiores de Chiloé, que han alcanzado fama mundial, es notoria la ausencia de estos cetáceos en las aguas donde por siglos reinaron sin contrapeso.

Rodrigo Hucke, biólogo de la U. Austral y del Centro Ballena Azul, afirma que en los últimos 13 años solo se ha avistado una, en el año 2000; y él fue uno de los integrantes del grupo que la observó. Desde entonces, las referencias solo han sido indirectas a través de hidrófonos. Estos aparatos han detectado sus sonidos, pero no ha sido posible observarlas, por lo que se desconoce cuál es su población actual.

Avistadas en Australia

"Parece que los balleneros hicieron una muy buena labor", dice con ironía el biólogo, quien recuerda que durante gran parte del siglo XX la península antártica fue un sitio estratégico para la caza de la ballena azul ( Balaenoptera musculus ). "La actividad ballenera era muy importante, los buques salían a capturarlas desde la isla Decepción, las Georgias del Sur e incluso Punta Arenas. Lograron diezmar a una gran población que venía a alimentarse al área".

Es así como de una población original de más de 250 mil ejemplares que existía a fines del siglo XVIII, para fines del siglo pasado solo quedaban menos de 2 mil.

En las islas adyacentes todavía es posible ver grandes esqueletos, en su mayoría pertenecientes a ballenas azules. Probablemente se trata de animales que fueron capturados, pero nunca alcanzaron a ser faenados. "En esa época las cazaban, les ponían una bandera y las inflaban para que no se hundieran. Las dejaban a la deriva y seguían capturando otras. Muchas veces por eso las perdían. Esos animales murieron por nada y ahora forman unas especies de museos al aire libre", dice Hucke.

A principios de este año, investigadores australianos lograron observar por primera vez en largo tiempo ballenas azules, pero frente a las costas de Australia, a decenas de miles de kilómetros de distancia. Hucke no descarta que las poblaciones originales de la península se hayan desplazado para allá, pero también puede ser que se trate de poblaciones independientes que por su aislamiento nunca fueron afectadas mayormente por la actividad ballenera.

Para el biólogo y cetólogo del Instituto Antártico, Anelio Aguayo, aunque no se hayan observado ballenas directamente, la evidencia acústica es una buena noticia. Además, destaca que la investigación que encabezó el NOAA (la agencia oceánica de los EE.UU.) no solo detectó los sonidos de ballenas azules en verano, sino también en invierno, lo que indica que una parte de la población no realiza la larga migración a aguas tropicales para reproducirse, sino que se queda allá.

Aunque no desconoce que la población disminuyó dramáticamente, sobre todo en la península antártica, Aguayo cree que faltan todavía más estudios para hacerse una idea de la situación real de estas poblaciones. Su apuesta es que habría una recuperación.

En cuanto a la relación de las ballenas azules antárticas con las del golfo de Corcovado, Hucke apuesta que es posible que se trate de dos poblaciones simultáneas que pasan el invierno en aguas tropicales. "Unas usaban las aguas antárticas para alimentarse y otras, en un momento decidieron un viaje más corto y optaron por Chiloé. Mientras las primeras resultaron casi diezmadas, las otras se vieron favorecidas por su cambio de estrategia".

 Varias subespecies

Los especialistas reconocen que hoy lo correcto no es hablar de una única especie de ballena azul, sino que más bien de varias subespecies. Un aspecto que las distingue es el tamaño. La ballena azul pigmea (o Balaenoptera musculus brevicaudata ) frecuenta las aguas del Pacífico sur y alcanza solo hasta los 24 metros. En comparación, la ballena azul antártica ( Balaenoptera musculus intermedia ) puede llegar hasta los 33 metros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS