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Carretera eléctrica: ¿Qué pasará entre 2014 y 2019?


por José Rosenbluth

Diario El Mercurio, domingo 2 de septiembre de 2012
http://diario.elmercurio.com/2012/09/02/economia_y_negocios/enfoques/noticias/FBA36C1D-5AA0-4079-B92D-A0915181EE3F.htm?id={FBA36C1D-5AA0-4079-B92D-A0915181EE3F}
 
El pasado jueves, el Presidente de la República, Sebastián Piñera, firmó el proyecto de ley sobre Carretera Eléctrica, que está por iniciar su tramitación en el Congreso Nacional. Se trata de una iniciativa necesaria para contribuir a dar solución a los actuales problemas que afectan al sector eléctrico chileno, particularmente en transmisión.
Es importante que este proyecto sea capaz de ayudarnos a conseguir una matriz eléctrica más segura, más limpia, más independiente y menos costosa. Todo esto con el fin de sostener el avance del país hacia el desarrollo, tal como lo dijo el Presidente ese día.
En el Parlamento se espera que se hagan los ajustes para conseguir el mejor proyecto posible, y donde será clave avanzar sustancialmente en materias como: una tramitación ambiental que incorpore mayores certidumbres al momento de la licitación de las obras de transmisión; y una modificación del mecanismo de remuneración del sistema de transmisión en el que el peaje sea pagado por quienes resulten beneficiados por contar con un sistema más seguro (la demanda).
Todos estos ajustes harán que esta iniciativa sirva como catalizador de más y mejores proyectos de generación. Tal como señaló el ministro de Energía, Jorge Bunster, la Carretera Eléctrica y otras soluciones en transmisión requerirán un gran esfuerzo para convertirse en soluciones físicas y operativas del sistema hacia 2018 o 2019, en el mejor de los casos.
Pero ¿qué haremos entre 2014 y 2019?
Según el reciente informe de precios de nudo de la Comisión Nacional de Energía, en 2021 la demanda del Sistema Interconectado Central (SIC) crecerá un 70%, consecuente con el desarrollo de Chile. Y más de la mitad de ese crecimiento provendrá de clientes regulados. El mismo informe revela que ese crecimiento será más explosivo en la zona norte del sistema, el que prácticamente duplicará su demanda en sólo 6 años. Esto no ocurrirá si no hay energía en la zona donde faltan, al menos, 1.000 MW.
Estamos frente a un desafío doble. Por un lado, las inversiones necesarias en nuevos proyectos de generación estarían llegando tarde a cubrir el crecimiento de la demanda, ya que éstos no sólo deben cumplir con procesos de tramitación ambiental y administrativa, sino que su atraso podría ser mayor en virtud de la profusa judicialización. Además, el sistema ya ha comenzado a experimentar los efectos de un problema igual de serio y más urgente, como lo ha señalado la autoridad del sector: el de las restricciones de transmisión eléctrica en el SIC.
La actual infraestructura de transmisión soporta la demanda eléctrica de 2012 prácticamente con los mismos "fierros" de 2007, en circunstancias que la demanda del sistema ha crecido casi 14% en el mismo período.
Hoy vemos que el SIC a nivel de transmisión no es un sistema "interconectado", sino un sistema "semiconectado", que se encuentra desacoplado en tres zonas: hacia el norte desde la subestación Pan de Azúcar (La Serena) hasta la subestación Diego de Almagro (Chañaral), desde la subestación Ancoa (Talca) hacia el sur, y la tercera entre ambas zonas. En las dos primeras se ubican los cuellos de botella que están estresando el sistema y que interrumpen un flujo eficiente de la energía a lo largo del SIC.
De acuerdo a nuestros análisis, los que han sido transmitidos a la autoridad y al CDEC-SIC, esta situación se profundizará en 2014-2015, cuando el crecimiento de la demanda lleve esta estrechez a niveles más críticos, con saturaciones de hasta un 80% en las líneas que van hacia el norte. Esto provocará, por ejemplo, que el parque hidroeléctrico del centro y sur -que suman 5.291 MW instalados y representan el 77% de la demanda máxima del sistema- no pueda contribuir a bajar los precios en la zona norte del SIC.
¿Nos quedaremos a oscuras? Probablemente, no. Pero lo cierto es que la demora en el ingreso de nuevos proyectos en base a tecnologías más eficientes, como la hidroeléctrica o carbón, sumado a la generación de "islas" de transmisión, aumentará el uso de tecnologías más caras y más contaminantes, como el diésel, y provocarán un incremento en los costos de operación del sistema, un aumento en la probabilidad de fallas, y un debilitamiento del sistema para resistir sequías u otros problemas como fallas de larga duración de centrales importantes.
En otras palabras, el costo de la energía seguirá incrementándose, y el sistema eléctrico debilitándose y volviéndose más inseguro, lo que no parece razonable en vista de los actuales valores de la electricidad en el país. Al año 2017 sólo los sobrecostos para abastecer la demanda al norte de Nogales (subestación cercana a La Calera) serán superiores a US$ 500 millones anuales por mayor generación diésel.
Estos son datos, no opiniones. El escenario es complejo y la tarea no es fácil. ¿Cómo podemos avanzar?
El país tiene dos potentes fuentes: las energías renovables, tanto las no convencionales como la renovable por excelencia, que es la hidroelectricidad. Ambas se complementan, pero sólo una cumple con el objetivo conjunto de ser renovable y económicamente eficiente: el agua, nuestro "petróleo" renovable, abundante y limpio.
Es imperioso que avancemos en el desarrollo de estas alternativas y que destrabemos el desarrollo de proyectos que ayuden a contar con una matriz más segura y más limpia.
Chile cuenta con un sector empresarial vigoroso con empresas capaces de emprender esta tarea. Pero existen desafíos. El Parlamento se enfrenta a una discusión estructural para el desarrollo energético del país, por lo que es fundamental que el sano debate que se inicia se produzca sin perder de vista que tenemos poco tiempo.
El tema energético es un tema país. Tenemos que ser capaces de avanzar decididamente para cumplir la aspiración presidencial que compartimos: una matriz limpia, económica y segura. Esa es mi reflexión.
La actual infraestructura de transmisión soporta la demanda eléctrica de 2012 prácticamente con los mismos 'fierros' de 2007, en circunstancias que la demanda del sistema ha crecido casi 14% en el mismo período". 

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