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Cocinando con Hidrógeno‏



Solución para campamentos y zonas apartadas:
Antofagastino creó una cocina de hidrógeno que saca la energía del agua

Con solo un litro de agua una familia puede cocinar durante una semana. Su invento ganó $25 millones en el concurso Desafío Clave, que le servirán para patentarlo y perfeccionarlo.  

por Alexis Ibarra 
Diario El Mercurio, Ciencia y Tecnología
Lunes 11 de noviembre de 2013

Dos años le tomó a Aaron Chiappa construir su cocina de hidrógeno. "Sabía que en teoría se podía hacer, así que comencé a investigar por mi cuenta en internet y la perfeccioné hasta que logré armar este prototipo que funciona muy bien", dice con orgullo este estudiante antofagastino de 24 años.

Lo que él logró es una revolución en el ámbito de la innovación social. Con la energía producida por un litro de agua, una familia podría preparar el almuerzo y la cena durante una semana sin gastar en gas, electricidad, carbón, leña u otra forma de energía usada para cocinar.

"La cocina se basa en el proceso químico de la electrolisis, que consiste en separar los átomos de hidrógeno de los de oxígeno que forman parte del agua. El hidrógeno es el que usa la cocina como combustible. Las llamas se producen en tres pequeños quemadores que calientan el recipiente donde se cocina", cuenta Aaron.
Sus esfuerzos estuvieron enfocados en producir una cocina eficiente y segura. "Lo más difícil es lograr la electrolisis, ya que normalmente el agua se calienta y se evapora, lo que impide separar los átomos".
Su prototipo consta de un recipiente donde se vierte el agua a utilizar. Se puede usar agua potable, pero es más eficiente la destilada que cuesta menos de mil pesos los cinco litros. Además se debe agregar un electrolito, elemento que permite hacer la electrolisis. "Puede ser vinagre, sal, soda cáustica. Yo trabajo con hidróxido de potasio, que me cuesta dos mil pesos la porción, pero dura mucho tiempo, ya que sufre poco desgaste".
Además, usa una batería de 12 volt que, en el caso de su prototipo, se alimenta con paneles solares, sin siquiera gastar en electricidad.

"Esta cocina es la solución para los campamentos, para las zonas rurales donde la gente no tiene dónde pedir el gas y para muchas situaciones donde las personas no tienen dinero para gastar en gas para cocinar", dice.
Por eso, cuando Aaron supo del concurso de innovación social "Desafío Clave", decidió presentar su proyecto con la esperanza de ser uno de los ganadores. "Postularon 800 ideas de todo Chile y 20 de ellas recibieron $2,5 millones para que sus creadores las llevaron a cabo o simplemente se equivocaran para, luego, buscar la forma de perfeccionarla. De ellas, elegimos cinco ideas ganadoras, a las que entregamos $25 millones para que se vuelvan realidad", cuenta Nicolás Duhalde, director nacional del Injuv, quien señala que la experiencia se repetirá el próximo año.

Aaron fue uno de los elegidos. Parte de los 25 millones los destinó a patentar su invento, el resto lo usará para perfeccionar el diseño de su prototipo y lograr un mejor producto para fabricarlo en serie.
"Por lo pronto, voy a trabajar con la gente de caleta Constitución, en el sector de Isla Santa María. Quiero donarles esta cocina para que hagan un restaurante que tenga el atractivo turístico de cocinar productos del mar usando una cocina de hidrógeno. Creo que es más valioso que regalarla a una persona para usarla en su casa", dice Aaron.

Su invento no solo tiene el componente social. También es muy ecológico, ya que no produce CO {-2} y la energía se produce in situ, sin la huella de carbono que deja el transporte de gas de un lado a otro.

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