En el país se incorporan, continuamente, nuevas palabras al vocabulario:
Los modismos y dichos locales que dan identidad a las regiones de Chile
Cada zona tiene frases típicas y términos que son difíciles de comprender para habitantes de otras localidades, lo que origina situaciones cómicas.
Laura Muñoz y corresponsales
El español de Chile cambia constantemente
Los modismos y dichos locales que dan identidad a las regiones de Chile
Cada zona tiene frases típicas y términos que son difíciles de comprender para habitantes de otras localidades, lo que origina situaciones cómicas.
Laura Muñoz y corresponsales
Diario El Mercurio, domingo 24 de junio de 2012
Cuando el iquiqueño Juan José Podestá llegó a estudiar a Santiago, muchas veces se sintió incomprendido por su forma de hablar. "Cuando empleaba la palabra 'calato' como sinónimo de desnudo, mis compañeros no entendían. Les tenía que traducir del 'iquiqueño' al 'chileno medio'".
Esta situación es bastante más común de lo que se pueda pensar. Cada zona de Chile cuenta con expresiones y palabras propias, que tienen su origen en hechos históricos y condiciones geográficas específicas. En el norte, por ejemplo, se mezclan frases nacidas durante la época salitrera y pesquera con vocablos aimaras y quechuas.
Expresiones como "pupo" (ombligo), "chuncho" (bailarín religioso) y "piño al pateo" (grupo a la fiesta), que se escuchan frecuentemente en el norte de Chile, suelen ser desconocidas para el resto de la población.
Además, el lenguaje cambia constantemente por los nuevos contextos socioculturales. Así lo verificó Alejandro Medina cuando, a las pocas semanas de llegar a Punta Arenas, quiso comprar un buzo deportivo. "No entendía nada cuando la vendedora me preguntaba la talla de la 'salida de cancha'. Nos costó un mundo poder entendernos", recuerda.
En Aysén, cada vez que un "afuerino" comienza a desesperarse por la lentitud con que se realizan las actividades, se le dice "el que se apura en la Patagonia, pierde el tiempo". Este dicho es uno de los más clásicos y conocidos de la zona, que alude a la tranquilidad con que la gente vive en el sur. Como relata el empresario turístico Carlos Loyola, "el visitante, que tiene una vida más rápida y agitada, pierde el tiempo porque, vaya donde vaya, todo será más lento de lo acostumbrado y no saca nada con apurar el ritmo. Al final, tendrá que acostumbrarse".
Frases antiguas también adquieren nuevos significados. El célebre coro del himno de la ciudad "Arica siempre Arica", que resalta la batalla que permitió la toma del Morro, en 1880, ahora se utiliza para hacer referencia a los escándalos de corrupción protagonizados, en los últimos meses, por autoridades municipales de la zona.
Janett Rebolledo (28) llegó hace cuatro meses a Iquique, desde Valparaíso, y en más de una oportunidad ha quedado "colgada" al escuchar algunas conversaciones. Pero, agrega, "después uno empieza a usar esas mismas palabras y la familia, en las ciudades de origen, tampoco las entienden y hay que contar toda la historia".
En Magallanes, además de hablar con una tonalidad especial ("cantadito"), hay varias palabras que son menos conocidas para el resto del país, como por ejemplo: "birome". "No entendía cuando mis colegas me decían 'préstame tu birome'", recuerda Alfredo Fuentes, quien llegó en 1992, desde Temuco, para realizar su práctica profesional en Enap. "No quería pasar por ignorante, pensando que se trataba de un término especial de mi nuevo trabajo. Después entendí que se trataba de la lapicera o lápiz de pasta". Sus compañeros le explicaron más tarde que en Magallanes los primeros bolígrafos llegaron desde Argentina, donde la marca más conocida de lapiceras era Birome.
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Variedad
Los lingüistas coinciden en que no sólo cambian las palabras entre una zona y otra, sino también las formas de expresarse.
El español de Chile cambia constantemente
Según Victoria Espinosa, miembro de la Academia Chilena de la Lengua y coautora del primer "Atlas lingüístico etnográfico de Chile por regiones" (Alech), estos fenómenos lingüísticos son comunes. "El español de Chile cambia constantemente porque es muy innovador, ya que incorpora palabras del exterior y las adapta a su vocabulario", afirma. Así, el español chileno "no es bueno ni malo", sino que "es correcto si sirve para comunicarnos", según la lingüista.
Para Andrés Gallardo, profesor del Departamento de Español de la Universidad de Concepción, las personas tiene conciencia del vocabulario que utilizan.
"Cuando las personas salen de su localidad evitan sus modismos locales y se incorporan consciente o inconscientemente al uso más generalizado. El que llega, por ejemplo, a Santiago se tiene que adaptar a la ciudad y abandona sus frases muy locales", explica Gallardo. No sólo son las palabras lo que cambia, sino también la forma de expresarse.
"Los de la zona norte son más cortantes, en cambio en el sur, tienen un tono más agudo que el resto", señala Espinosa
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