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Las brujas no quieren echar las cartas, los adivinos se esconden, los hinchas no viajan en masa y los santones se retiran...‏

La santa verdad
por Antonio Martínez
Diario El Mercurio, Deportes,
Lunes 3 de Octubre de 2011
http://diario.elmercurio.com/2011/10/03/deportes/futbol/noticias/4BF06EAC-0FB6-45BD-8475-B01712541AE6.htm?id={4BF06EAC-0FB6-45BD-8475-B01712541AE6}

A cuatro días del partido con Argentina, es decir, pisando el umbral
de un nuevo proceso, las aguas están inquietas y de repente pasa como
en la selva, según decían los cazadores furtivos, porque cuando el
silencio es mucho y espeso -no cantan los pajaritos, no corre aire y
nadie está rugiendo-, todo eso indica que algo malo puede suceder.

Las brujas no quieren echar las cartas, los adivinos se esconden, los
hinchas no viajan en masa y los santones se retiran, porque la mano
argentina es evidente que viene pesada. Siempre ha sido así y ahora
será igual y peor.

Sólo los que destilan el líquido irritante y pegajoso de la buena onda
no saben lo que pasa. Léase rostros de televisión, políticos de verbo
fácil, psicólogos del Twitter y sociólogos de las cosas simples. Es
decir, los que predican la unidad nacional a diario y claman por la
selección de fútbol, como si ese fuera el bálsamo y la solución de los
males del país.

El mundo consciente y adulto, en cambio, sabe muy bien que hay una
guerra civil larvada y los bandos en pugna están velando las armas,
desde hace meses.

Las pulen y les sacan brillo, limpian y enceran. Y las miran. Los que
están a favor del proceso y los que están en contra coinciden en la
actitud y el estado de ánimo: al aguaite, un poco nerviosos,
espiritualmente briosos y todos inquietos.

Los resultados de los partidos amistosos y los de la Copa América
fueron en zigzag, y así como se sacaba una conclusión, después venía
la contraria. No jugamos exactamente igual que antes, pero tampoco tan
distinto. No éramos mejores con Marcelo Bielsa y no somos peores con
Claudio Borghi. Las líneas siguen siendo las líneas. Bravo es Bravo,
Medel es Medel y Contreras es Contreras y son los que son.
Las viudas de Bielsa y los admiradores de Borghi, la verdad, quedaron
empatados y aún no se define nada, porque la sangre todavía no llega
al río.

Los bandos están aguardando ese momento, para así cazar la razón y
hundirse en el cuello del rival, para que se trague las palabras,
reconozca que no sabe de fútbol y se calle para siempre.

La hora de la verdad es un programa doble: viernes 7 con Argentina y
martes 11 con Perú.

En el territorio futbolístico chileno hay una guerra civil permanente:
sureños contra norteños, republicanos y nacionales, bielsistas y
antibielsistas, hutus y tutsis o cualquier cosa que identifique a dos
bandos enfrentados.

Eso es mucho mejor que la buena onda: esa es la santa verdad.

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