Crítica de libros:
Huneeus está de vuelta
El verano del ganadero, novela publicada en 1983 y recién reeditada,
permitió a Cristián Huneeus explorar con desenvoltura y eficacia.
por Juan Manuel Vial - Diario La Tercera, 26/06/2010
http://letras.s5.com/ch270610.html
Cristián Huneeus fue un escritor talentoso, honesto y productivo, pero
nunca llegó a ser conocido por el público. Sus libros, celebrados por
un reducido grupo de lectores amigos, entre los que se contaban
Nicanor Parra y Enrique Lihn, no alcanzaron la trascendencia ni la
difusión que se merecía. Hace cinco años, Alberto Fuguet propició la
reedición de Autobiografía por encargo (1985), una obra
interesantísima en la que Huneeus, hallándose al borde de la muerte,
antes de cumplir 50 años, se preguntaba si acaso sería recordado en el
futuro.
Ultimamente, la editorial Sangría ha recuperado parte del legado
literario de Huneeus. El año pasado publicó El rincón de los niños
(1980), novela experimental, centrada en un grupo de jóvenes chilenos
de clase alta a fines de los años 50, y ahora reeditó El verano del
ganadero (1983), una breve novela que, pese a ser ínfima y escueta,
posee un encanto singular que los seguidores de este tipo de
literatura sabrán apreciar. Las escenas subidas de tono, las
descripciones detalladas son algunas de las convenciones clásicas del
género aquí honradas.
Firmada por un tal Gaspar Ruiz, personaje que ya había aparecido en El
rincón de los niños, la nouvelle viene precedida de un prólogo que
Huneeus, fin-giendo lejanía y distancia, se vio forzado a escribir a
cambio de que Ruiz quitara una dedicatoria que le parecía
comprometedora: "Para Cristián Huneeus, inolvidable amigo de toda
especie de aventuras". El ardid no es convincente, ya que el lector
sabe de antemano que el autor es Huneeus, pero sí resulta efectivo
para dotar a Ruiz de una personalidad reconocible y peculiar a la vez.
La historia es sumamente simple y está escrita con similar liviandad.
No obstante, al momento de entrar en el ámbito del lenguaje del
narrador y protagonista se hace más espeso y esmerado, aunque no por
ello se libera de los excesos: "Ha de haber sido el sueño, el hecho es
que me vi penetrando, con camioneta y todo, por la grieta inmensa y
luminosa, mojada por el rocío, La refriega, los embates y el clímax se
le dan bien a Huneeus, es cierto, pero así como no hay asomo de
mojigatería en el relato, tampoco hay rasgos de sublimidad. Quizás
ello se debe a que el autor no sólo centró su atención en la vida del
personaje, sino que también quiso hacernos ver otros ángulos de aquel
probable y reconocible alter ego.
Al final de la primera página de la novela, Feña, el protagonista, nos
informa que lleva años retirado de las pistas, "por indecente y por
descontrolado". Alude a un episodio con tintes de escándalo ocurrido
en el Casino de Viña, a consecuencia del cual fue desterrado de los
círculos elegantes de Santiago. Nuestro pije vive en el Cajón del
Maipo, administra el campo de su madre -tiene ganado, de ahí el título
del libro-, lleva una vida rural y ocasionalmente se emborracha con un
grupo de amigotes con el que comparte una pasión por la mecánica
automotriz. Todo esto cambiará a la página siguiente: Angélica, una
prima a la que Feña no veía desde la adolescencia, irrumpe en escena
y, de ahí en adelante, como dicen, el verbo se hará fascinante
historia.
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Huneeus está de vuelta
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